La Organización de las Naciones Unidas (ONU) no deja de promocionar al 2015 como un año decisivo en varios ámbitos fundamentales, como los fondos para el Sur en desarrollo, el cambio climático, el desarrollo sostenible, la reducción del riesgo de desastres naturales y la proliferación nuclear.
Al mismo tiempo, este año el foro mundial celebra su 70 aniversario y conmemora el 20 aniversario de la histórica Conferencia de Beijing sobre la Mujer.[pullquote]3[/pullquote]
En un informe titulado El camino a la dignidad en 2030: el fin de la pobreza, la transformación de todas las vidas y la protección del planeta, publicado en diciembre, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró que 2015 es “el momento para la acción mundial”.
Entre las próximas reuniones se encuentra la tercera conferencia mundial sobre la Reducción del Riesgo de Desastres en marzo, en Sendai, Japón, el examen quinquenal del tratado de No Proliferación Nuclear en abril y mayo, en Nueva York, y la tercera conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo en julio, en Addis Abeba.
El secretario general destacó tres prioridades en declaraciones a los medios de comunicación este mes.
«Tenemos que hacer el máximo esfuerzo para alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, cuyo plazo vence a fines de 2015, exhortó. “A continuación, los Estados miembros están trabajando con ahínco para darle forma a la agenda de desarrollo post-2015 antes de septiembre», añadió.
La ONU será la sede de una cumbre de gobernantes de todo el mundo, del 25 al 27 de septiembre, en la cual está previsto que los líderes “adopten y declaren como su visión para el mundo, apuntando al año 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)», agregó.
En diciembre de este año «debemos contar con un acuerdo sobre cambio climático que sea universal y significativo», continuó Ban, que se adoptará en París, durante la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
En cada uno de estos «hitos vamos a ser ambiciosos para poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y aprovechar las oportunidades que acompañan al desafío del cambio climático», sostuvo.
En cuanto a los 70 años de la ONU, el aniversario será «un momento importante para reflexionar seriamente sobre nuestros logros y retrocesos», reconoció.
Pero Jim Paul, director de Global Policy Forum, una organización independiente con sede en Nueva York que analiza las políticas de la ONU, dijo a IPS que desconfía del bombo político que existe en torno a las próximas conferencias.
La ONU «pregona los encuentros mundiales de 2015 como eventos revolucionarios, pero las expectativas del mundo real están rezagadas frente al discurso del secretario general y su equipo», afirmó.
Hay varios temas a tener en cuenta, según Paul. Mientras que las cumbres de la ONU abordan algunos de los problemas más apremiantes del mundo, países poderosos como Estados Unidos por lo general tratan de debilitar estas reuniones e impedir que tengan consecuencias de peso, comentó.
Esta tendencia ya era visible en los años 90, la década dorada de las cumbres de la ONU, cuando Washington comenzó a insistir en que las mismas eran demasiado «caras» y abarcaban mucho, dijo.
«Esa política alcanzó su forma más extrema en el período previo a la cumbre de 2005, cuando Estados Unidos insistió en una reformulación total y de última hora del texto acordado, pero se puede encontrar en muchos casos más, antes y después», expresó.
A los Estados poderosos, y Estados Unidos está en primera fila, no les gusta que las decisiones de la ONU los limiten, sostuvo Paul.
En segundo lugar, existe el problema de la falta de obligatoriedad de las decisiones adoptadas en estas reuniones internacionales, observó.
Las declaraciones finales de las mismas suelen incluir grandiosas aspiraciones, y en ocasiones se utiliza la palabra «vinculante», pero todos los participantes saben que el resultado seguirá siendo un deseo y no una política obligatoria, manifestó Paul.
Esto genera la desconfianza de los diplomáticos y especialmente de la gente común. Los gobiernos suelen culpar a la ONU por su conducta supuestamente irresponsable, algo de lo que ellos mismos suelen ser responsables, destacó.
En una conferencia de prensa el 15 de enero, el presidente de la Asamblea General de la ONU, el ugandés Sam Kutesa, dijo que 70 años después de la fundación de la ONU, «tenemos la oportunidad verdaderamente histórica de acordar un programa inspirador que pueda energizar a la comunidad internacional, los gobiernos de todas partes y los ciudadanos del mundo”.[related_articles]
«Tenemos que estar listos para aprovechar este desafío», exhortó.
Chee Yoke Ling, directora de programas de la Red del Tercer Mundo, con sede en Penang, dijo a IPS que la incorporación de los ODS es una parte importante de la agenda de desarrollo post-2015. Pero «debemos poner la agenda económica como una prioridad en la Cumbre de Desarrollo», precisó.
La inestabilidad financiera “sigue pendiente ante nosotros, mientras que los grandes países desarrollados imponen cada vez más normas comerciales contra la gente y contra el desarrollo en los acuerdos bilaterales y plurilaterales… como el Acuerdo de Asociación Transpacífico”, advirtió.
Las demandas judiciales “de inversores transnacionales contra gobiernos nacionales por cientos de millones de dólares en virtud de acuerdos bilaterales de inversión provocó protestas en muchos países, y algunos gobiernos de países en desarrollo modificaron e incluso cancelaron esos tratados manifiestamente injustos”, indicó la activista.
La conferencia de Addis Abeba es crucial para abordar varias cuestiones financieras y económicas fundamentales, aseguró Chee. Sin reformas estructurales que respeten el espacio normativo nacional y garanticen la estabilidad, el desarrollo sostenible seguirá siendo difícil de alcanzar, vaticinó.
Para Paul, Estados Unidos, al ser el país más grande y más rico, tiene la inclinación más pronunciada de obrar según sus propios intereses y no en un proceso de consulta amplio.
La creación de un orden económico justo y estable regido por los ODS parece casi imposible en una economía mundial con tropiezos y cada vez mayor desigualdad. Paul se preguntó si los oligarcas del mundo cederán su poder y sus ingresos.
¿Esto significa que las cumbres de la ONU en 2015 son inútiles? No necesariamente.
«Saber que no podemos esperar un milagro es quizás… una manera de pensar más realista acerca de lo que se puede y no se puede lograr», explicó Paul.
«Por encima de todo, es un recordatorio de que los Estados del mundo actúan, como de costumbre, de manera irresponsable. Y que necesitamos un mundo que funcione mucho mejor si hemos de sobrevivir a las amenazas y desafíos del siglo XXI», concluyó.
Edición de Kitty Stapp / Traducción de Álvaro Queiruga