El vicepresidente de Uruguay, Danilo Astori, uno de los tres principales líderes del gobernante Frente Amplio (FA), cree que el próximo gobierno de su país debe insistir en la flexibilización del Mercado Común del Sur (Mercosur) y que América Latina tiene mucho para ganar en la futura dinámica global de grandes bloques comerciales.
Astori, ministro de Economía del gobierno de Tabaré Vázquez (2005-2010), volverá a ocupar esa cartera desde marzo próximo si el exmandatario triunfa en la segunda vuelta presidencial del 30 de noviembre, tras alcanzar 47,2 por ciento de los sufragios en los comicios del domingo 26.
Los dos, junto con el actual presidente José Mujica, constituyen el trío de dirigentes más importantes que ha tenido el centroizquierdista FA en las últimas dos décadas.
IPS: El próximo gobierno uruguayo tendrá que definir una política respecto al Mercosur y asumir una posición ante cuestiones como el Acuerdo Transpacífico de Asociación para la Cooperación Económica. [pullquote]3[/pullquote]
DANILO ASTORI: Vamos a seguir con el rumbo del regionalismo abierto: primero la integración con los vecinos, que no se puede abandonar, no solo por aquella parte de la economía que depende de ellos, sino porque Uruguay no puede desaprovechar esta posición geográfica estratégica que tiene en el corazón de la región.
Con la convicción de que se necesita superar los problemas del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela), debemos seguir luchando por una flexibilidad que le permita a Uruguay tener en cuenta las necesidades de los países vecinos cuando practican políticas proteccionistas, y, en contrapartida, obtener su acuerdo para hacer negociaciones fuera de la región.
Eso puede significar desde acuerdos bloque a bloque, como los que estamos peleando ahora con la Unión Europea (UE), hasta la multiplicidad de membresías.
Antes que el Acuerdo Transpacífico, yo pensaría como paso intermedio en la Alianza del Pacífico, integrada por cuatro países (Chile, Colombia, México y Perú) con los cuales Uruguay tiene ya tratados de libre comercio en forma bilateral, como México, o de comercio exterior en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).
IPS: ¿Eso significa pedir que se levante la cláusula 32 del Mercosur que impide a los miembros negociar unilateralmente con terceros países o bloques?
DA: Al menos reformularla de modo que podamos obtener la flexibilidad que se necesita.
IPS: ¿Se puede esperar que Brasil acompañe una medida así?
DA: Ojalá. Hay que conversar con todos. El gobierno brasileño tiene el panorama un poco más despejado, porque se inicia un nuevo período y la presidenta Dilma Rousseff está en condiciones de tomar decisiones que no podía tomar muy cerca de las elecciones (en que triunfó en la segunda vuelta, celebrada también el domingo 26).
Al mismo tiempo, en Argentina se avecina un proceso de debate, análisis y definición política, cuyos resultados tendrán su peso en el futuro.
IPS: Si observamos lo ocurrido con la Comunidad Andina (CAN), que padeció crisis y deserciones hasta quedar malherida, ¿el Mercosur no corre el mismo riesgo?
DA: Es un antecedente a favor del reclamo de flexibilidad. Pero no puede pasarle lo mismo al Mercosur, porque no estamos promoviendo este camino para que se deshaga, sino para fortalecerlo. Uno de los principales aportes al fortalecimiento a corto plazo es el acuerdo con la UE, porque ayuda a solucionar problemas internos.
Pero, además, el protocolo de adhesión de Bolivia al Mercosur incluye el reconocimiento de su doble membresía a la CAN. Ese es un antecedente a favor de nuestra postura. Lo que no puede existir en el mundo actual es rigidez para tratar los proyectos de integración.
IPS: ¿Qué impacto tendrá en el futuro inmediato la presencia de China, que tiene un perfil muy claro de extracción de materias primas y venta de manufacturas?
DA: Es nuestro principal socio comercial en bienes. Uruguay tiene que contar siempre con esa alternativa, sobre todo ante las enormes responsabilidades que tenemos en materia de infraestructura para los próximos años. Y ahí China puede jugar un papel muy importante.
IPS: Pero la cuestión es también cómo los gobiernos de la región establecen unas relaciones con este socio que favorezcan no solo el comercio, sino el desarrollo y la innovación.
DA: Insisto en que China tiene un gran interés en invertir en infraestructura, y gran capacidad para hacerlo. Todavía nosotros no hemos logrado ningún acuerdo importante al respecto, pero esa opción no podemos dejarla de lado.
Coincido con la inquietud de aprovechar esta conexión con China para una mejor participación de Uruguay en las cadenas de valor, cuyos segmentos se encuentran en distintas partes del mundo, y de las cuales China no es ajena.
IPS: Hay quienes advierten que en el mundo se perfila una guerra comercial entre megabloques, como el transatlántico que negocian Estados Unidos y la UE, o el Acuerdo Transpacífico, los dos contra China. ¿Qué puede pasar con América Latina si se configura esta realidad? [related_articles]
DA: La región está llamada a jugar un papel muy importante en el futuro cercano, no solo por su capacidad de producción agroalimentaria, sino por su dotación de materias primas energéticas, las mayores reservas de agua dulce del mundo y un tratamiento amigable del ambiente si la comparamos con otras regiones.
Me ha tocado conversar directamente con algunos líderes mundiales en India y en China, por ejemplo, sobre este tema. Y esta realidad ha hecho que en esas regiones se reconozca que olvidaron a América Latina durante mucho tiempo y no prestaron atención a la posibilidad de una relación más profunda. Esto está en juego hoy y hay que aprovecharlo.
Entonces esta nueva dinámica de grandes bloques solo puede impactar de manera favorable, porque la región tiene una potencialidad enorme para moverse y participar con autoridad en defensa de sus intereses. Además, la región está en una posición muy distinta a la del pasado.
IPS: El peligro es que quede atrapada de un lado o del otro.
DA: El camino de América Latina son las alternativas. En chiquito, ese es el ejemplo uruguayo. Si este país logró despegarse un poco de la desaceleración regional en los últimos dos años fue porque dispuso de opciones. ¿Quién iba a pensar hace poco que Uruguay iba a estar vendiéndole a 140 países?
IPS: En esta dinámica, ¿cómo valora la presencia brasileña en el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)?
DA: Juega a favor y potencia la influencia del resultado electoral de Brasil en la región. Además, el BRICS es como un puente para evitar que China quede muy divorciada de estos movimientos que se están dando en Estados Unidos, Europa y el Pacífico.
Editado por Estrella Gutiérrez