La democracia es “radical” en el norte kurdo de Siria

La recogida de basura es de las muchas labores del autogobierno democrático en los tres cantones bajo mayoría kurda, situados en el norte de Siria. Crédito: Karlos Zurutuza/IPS
La recogida de basura es de las muchas labores del autogobierno democrático en los tres cantones bajo mayoría kurda, situados en el norte de Siria. Crédito: Karlos Zurutuza/IPS

Nunca hubo nada particularmente reseñable en esta ciudad del norte de Siria de 25.000 habitantes. Pero actualmente se ha convertido en el laboratorio para uno de los experimentos políticos más innovadores en toda la región de Medio Oriente. 

Situada a 700 kilómetros al noreste de Damasco, la ciudad de Amuda acoge la sede del llamado “Autogobierno Democrático del cantón de Yazira”. Es uno de los tres enclaves bajo control kurdo, junto con Afrin y Kobani, el más asediado por el grupo extremista Estado Islámico. Pero lo de dominio kurdo comienza a no ser exacto.

La vicepresidenta de Yazira, Elizabeth Gawrie, da fe de ello tras saludar a IPS a la entrada del edificio de gobierno con un “shlomo”,que significa paz en su lengua siriaca materna.

“Decidimos trasladarnos aquí en enero, por seguridad, dado que en Qamishli (la mayor ciudad de la provincia de Hassake, a 31 kilómetros al este) sigue habiendo presencia del régimen de Bashar al Assad”, que todavía controla su centro urbano y el aeropuerto,  explica esta antigua profesora de matemáticas, mientras se sirve el té.[pullquote]3[/pullquote]

Tras el comienzo de la guerra civil en Siria, en marzo de 2011, los kurdos, enclavados en el norte del país, optaron por una neutralidad que les ha llevado a enfrentarse tanto al gobierno de Damasco como a la oposición.

La también llamada “tercera vía” atrajo a sectores de otras comunidades como la árabe o la siriaca a la que pertenece Gawrie. Esa colaboración acabó por vertebrarse en un contrato social, una suerte de “Constitución” bajo la que se rigen en la actualidad los tres cantones autónomos.

“Cada cantón cuenta con su propio gobierno, formado por un presidente, dos vicepresidentes y varios ministerios, de Economía, Mujer, Comercio, Derechos Humanos… así hasta un total de 22”, detalla Gawrie.

Entre los ministros de Yazira, añade, hay cuatro árabes, tres cristianos y un checheno. Siria acoge a una significativa comunidad de origen caucásico desde finales del siglo XIX.

“Hemos vivido todos juntos durante siglos y no hay motivo para no seguir haciéndolo”, subraya la vicepresidenta del cantón, antes de describir el Autogobierno Democrático como un “modelo de convivencia que podría funcionar en todo el país”.

Durante la dinastía de Assad -primero con Hafez al Assad, quien gobernó Siria desde 1971 hasta su muerte en 2000, y después con su hijo y actual presidente- no ha habido persecución religiosa en Siria, pero quienes han reivindicado una identidad nacional diferente a la árabe, como los siríacos y los kurdos, han sido acallados sistemáticamente.

Gawrie denuncia que entre los miembros de la agrupación a la que pertenece, el Partido de la Unión Siríaca, son muchos los que permanecen desparecidos o siguen encarcelados.

No obstante, el castigo infligido a las minorías étnicas no significa que los árabes del país se sintieran mucho más cómodos en Siria durante las cinco décadas de gobiernos de los Assad.

El vicepresidente del cantón de Yazira, Hussein Taza al Azam, posa en la sala de reuniones del autogobierno democrático en la ciudad de Amuda, en uno de los tres enclaves kurdos en Siria. Crédito: Karlos Zurutuza/IPS
El vicepresidente del cantón de Yazira, Hussein Taza al Azam, posa en la sala de reuniones del autogobierno democrático en la ciudad de Amuda, en uno de los tres enclaves kurdos en Siria. Crédito: Karlos Zurutuza/IPS

Así lo asegura Hussein Taza al Azam, un árabe natural de Qamishli y quien es el otro vicepresidente del cantón, en el salón en el que se reúnen los 25 miembros del gobierno de Yazira.

“Desde la llegada del Partido Baath al poder en 1963, Siria ha sido un país de partido único”, explica a IPS este doctor en economía, que culminó sus estudios en Rumanía tras estar encarcelado varios años por su disidencia política.

“No existía la libertad de expresión ni se respetaban los derechos humanos… no era más que un país controlado por los servicios secretos”, detalla.

Hasta que cicatricen las heridas de un pasado aún demasiado reciente, el tercer artículo del nuevo Contrato Social define al cantón de Yazira como “étnica y religiosamente diverso”.

El noveno reconoce las lenguas kurda, árabe y siriaca como oficiales en ese cantón, añadiendo que cada comunidad “tiene derecho a la educación en su propia lengua”.

Pero no son los derechos lingüísticos lo único de lo que Al Azam se enorgullece.

“Los tres cantones son parte integral de Siria”, acota, así como “un modelo para un sistema de gobierno descentralizado”.

Descentralización

Los miembros del gobierno de Yazira pertenecen a 11 partidos políticos diferentes, aunque también hay espacio para los independientes.

Desde que las distintas comunidades se hicieran con el control de los tres enclaves, en julio de 2012, algunos sectores han denunciado una supuesta hegemonía del Partido de la Unión Democrática (PYD) en los territorios.[related_articles]

Salih Muslim, copresidente del PYD, niega que exista ese papel preponderante.

“Desde el PYD abogamos por la autodeterminación directa, también llamada ‘democracia radical’, que básicamente consiste en descentralizar el poder para que el pueblo sea capaz de tomar y ejecutar sus propias decisiones”, explica el dirigente.

“Es una versión más sofisticada del concepto de democracia que va en total sintonía con muchos de los recientes movimientos sociales en Europa”, añade.

Para Manuel Martorell, escritor español y periodista experto en Medio Oriente, el Autogobierno Democrático constituye un “experimento sin precedentes en toda la región dado que reconcilia un alto grado de autogobierno con la propia existencia de los estados”.

“Si bien no hablamos del concepto de independencia al uso, lo cierto es que esta gente está autogestionándose sin poner en cuestión la unidad territorial”, explica a IPS.

Es una lectura que suscribe Akram Hesso, presidente del cantón de Yazira. La complicada coyuntura bélica ha impedido que se puedan celebrar unas elecciones, por lo que el gobernante se siente obligado a explicar cómo ocupa un cargo de semejante responsabilidad desde hace ocho meses.

“Mantuvimos varias reuniones tras las que se creó un comité de 98 miembros representativos de entre las distintas comunidades y corrientes políticas. Ellos fueron los encargados de elegir a los 25 que conformamos el gobierno”, explica este abogado que dice no estar vinculado a ningún partido político.

El 15 de octubre, el parlamento kurdo de Iraq aprobó el reconocimiento oficial de los tres cantones integrados en el Autogobierno Democrático e instó al gobierno del Kurdistán iraquí a estrechar vínculos con las administraciones de Afrin, Kobani y Yazira.

Se trata de un gesto que Hesso califica como un “paso adelante”. En cualquier caso, el alto representante no olvida quiénes hacen posible que el Autogobierno Democrático sea una realidad.

“A pocos kilómetros de aquí hay gente dando su vida para protegernos”, recuerda. Afrin, Yazira o Kobani, añade, “no representan una cuestión puramente territorial sino también un ideal de convivencia pacífica”.

Editado por Estrella Gutiérrez

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