El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, exhortó al gobierno de Sri Lanka que “tome las medidas necesarias” para evitar nuevos ataques contra la minoría musulmana en el país de mayoría budista.
“El secretario general está preocupado por los ataques registrados contra las comunidades musulmanas en el sur de Sri Lanka», respondió a IPS el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, tras una pregunta sobre las denuncias de violencia en la zona.
Violentos disturbios ocurrieron en la sudoccidental ciudad de Aluthgama el 15 de junio, que dejaron un saldo de cuatro personas muertas y aproximadamente 80 lesionadas, además de la destrucción de viviendas y negocios de la minoría musulmana, que constituye un 10 por ciento de los 20 millones de habitantes.
Las agresiones sucedieron a una manifestación antimusulmana organizada por Bodu Bala Sena (Fuerza de Poder Budista, en cingalés) una organización ultranacionalista vinculada a la familia del presidente Mahinda Rajapaksa en el país de Asia meridional.[pullquote]3[/pullquote]
El portavoz de la ONU dijo que Ban recordó la resolución que el Consejo de Derechos Humanos tomó en marzo y que insta al gobierno de Sri Lanka a investigar las presuntas agresiones a miembros de grupos religiosos minoritarios y a tomar medidas que evitaran este tipo de ataques en el futuro.
«El secretario general pidió al gobierno que tome las medidas necesarias para evitar cualquier deterioro de la situación, que investigue de inmediato los incidentes y garantice la seguridad de todos los ciudadanos de Sri Lanka», agregó Dujarric.
La Asociación de Musulmanes de Sri Lanka en América del Norte (TASMinA) realizó una manifestación de protesta frente a la sede de la ONU en Nueva York el 25 de junio solicitando la intervención del secretario general.
«Le rogamos amablemente su intervención y que le pida al gobierno de Sri Lanka que impida el odio y la violencia contra los musulmanes y otras comunidades minoritarias en Sri Lanka, y que lleve a los autores de los recientes asesinatos y violencia a la justicia», señalaba una carta de TASMinA dirigida a Ban.
En un comunicado difundido el miércoles 2, tres expertos en derechos humanos de la ONU pidieron a Sri Lanka “la adopción de medidas urgentes para cesar la promoción del odio racial y religioso y la violencia contra las comunidades musulmana y cristiana de grupos budistas con puntos de vista extremistas, y que se lleve a los autores de la violencia a la justicia”.
«En los últimos dos años se denunciaron más de 350 ataques violentos contra los musulmanes y más de 150 ataques contra los cristianos en Sri Lanka. Las comunidades musulmanas y cristianas son sometidas con frecuencia a expresiones de odio, discriminación, agresiones y actos de violencia”, añadió el comunicado.
En entrevista con IPS, el embajador de Sri Lanka ante la ONU, Palitha Kohona, dijo que su país “no puede permitirse ningún conflicto interracial o interreligioso en esta etapa, especialmente en un momento en que se está recuperando de 27 años de violencia terrorista”, en referencia a la guerra civil (1983-2009) que concluyó con la derrota del separatista Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE).
La economía de Sri Lanka se está recuperando y “tenemos una oportunidad maravillosa para asegurarle una vida mejor a todo nuestro pueblo”, aseguró el embajador.
«Si bien la intolerancia interracial e interreligiosa no es exclusiva de Sri Lanka… el presidente Mahinda Rajapaksa condenó inequívocamente la violencia reciente en el país», añadió.
Kohona también prometió que los malhechores serán llevados ante la justicia.
«También debemos abordar nuestros problemas nosotros mismos y buscar soluciones desde dentro y resistir la tentación de buscar intervenciones externas para lidiar con cuestiones esencialmente nacionales», destacó el embajador de Sri Lanka.
David Griffiths, director para la región de Asia y el Pacífico de Amnistía Internacional, dijo a IPS que la organización de derechos humanos con sede en Londres “está extremadamente preocupada por el recrudecimiento de la violencia contra las minorías religiosas en Sri Lanka y la impunidad con que estos ataques se llevan a cabo”.
«Hemos recibido cientos de denuncias de amenazas y ataques contra los cristianos y los musulmanes y sus lugares de culto en los últimos dos años», manifestó.
Los responsables de las agresiones suelen ser grupos budistas radicales con presuntos vínculos a funcionarios del gobierno, y ninguno de ellos recibió la investigación adecuada, aseguró Griffiths.
«Hay numerosas denuncias de que la policía no intervino para proteger a las minorías de Sri Lanka de los ataques. Todos estos incidentes deben ser investigados de manera efectiva y los autores deben comparecer ante la justicia”, exhortó el representante de Amnistía Internacional.
Griffiths dijo que las autoridades podrían ejercer una influencia considerable sobre los partidarios de estos grupos y deben trabajar mucho más para resolver las tensiones y frenar la violencia.
Un editorial del diario The New York Times señaló el 27 de junio que “extremistas budistas que siembran el odio en Sri Lanka desataron la peor ola de violencia en años contra los musulmanes en el país” asiático.
La mayoría de los 20 millones de habitantes de Sri Lanka, incluida el 70 por ciento de mayoría budista, rechaza al Bodu Balu Sena, el grupo acusado de instigar a la violencia, según el diario estadounidense.
«Sri Lanka necesita sanar. Las declaraciones (del presidente) Rajapaksa el lunes que ordenan a la policía a tomar medidas contra cualquier persona o grupo que fomente el odio étnico o religioso son bienvenidas. Pero el presidente no repudió al Bodu Bala Sena por su nombre”, señaló el editorial.
Rita Izsk, Relatora Especial de la ONU para asuntos de las minorías, dijo a IPS que está “sumamente preocupada por la situación en Sri Lanka y lo que parece ser un patrón de ataques que surgió en los últimos meses”.[related_articles]
La funcionaria internacional exhortó al gobierno a actuar con decisión para que la violencia dirigida contra las minorías religiosas cese lo antes posible. “El Código Penal debe modificarse para prohibir y castigar las expresiones de odio y la incitación” al mismo, destacó.
También dijo que el gobierno debe enviar una fuerte señal de que los responsables de la violencia serán procesados por sus acciones y que no se les permitirá actuar con impunidad.
«Aunque son alentadoras las declaraciones del gobierno de que se adoptarán medidas para investigar los incidentes de violencia y que el presidente designará una comisión de alto nivel para investigar los recientes disturbios… esto deberá efectuarse con rapidez e independencia para granjearse la confianza de las comunidades afectadas”, agregó Izsk.
El gobierno tiene la “responsabilidad de proteger” a todas las personas y debe cumplirla en la práctica, concluyó.
“Creemos que el budismo es pacífico y no violento. Respetamos al budismo y amamos a Sri Lanka, nuestra patria”, señaló Najaf Jamsheed, presidente de TASMinA, en su carta a Ban Ki-moon.
Los recientes ataques contra los musulmanes en Sri Lanka y sus propiedades por parte de elementos extremistas cingaleses liderados por Bodu Bala Sena son incidentes abominables de racismo, sostuvo.
En la carta, TASMinA agradeció a Rajapaksa por asumir una responsabilidad personal para asegurar que las víctimas de los disturbios antimusulmanes fueran atendidas e indemnizadas por sus pérdidas.
No obstante, “instamos enérgicamente al gobierno de Sri Lanka que contrarreste la impresión de que apoya las actividades de organizaciones como Bodu Bala Sena”, añadió.