Halcones de EEUU defienden el “orden mundial” en Crimea

Los “halcones”, el ala más belicista de Washington, se ciernen sobre Ucrania, cuya crisis se agrava rápidamente. Neoconservadores y otros intervencionistas señalan que la opción diplomática del presidente Barack Obama está abriendo la puerta a una agresión militar de Rusia.

Según estos, no solo están en juego la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, sino también la “credibilidad” de Estados Unidos como superpotencia y la perpetuación del orden mundial establecido desde el final de la Guerra Fría.

Algunos comentaristas de derecha comparan la actual situación en la península ucraniana de Crimea, que se encuentra bajo dominio militar de Rusia, con la anexión de la región checoeslovaca de los Sudetes por parte de la Alemania de Adolf Hitler tras los Acuerdos de Munich de 1938.

Los Sudetes estaban habitados en su mayoría por alemanes, así como Crimea tiene mayoría rusa.

“El brebaje tóxico de percepciones negativas sobre la capacidad militar y la voluntad política occidental/liberal está socavando rápidamente el orden pos-1945”, escribió el lunes 3 en el sitio web de la revista Forbes el analista Michael Auslin, del neoconservador American Enterprise Institute, que jugó un papel clave en conseguir apoyo a la invasión de Iraq en 2003.

“Uno solo puede suponer que China, Irán y Corea del Norte estarán tan atentos ante lo que ocurre en Crimea como Putin lo estuvo ante las reacciones de Washington a las disputas territoriales en el Mar de China Oriental y en el Mar de China Meridional, a las provocaciones nucleares de Pyongyang y a la guerra civil en Siria”, indicó.

“Hay más que pensar que en (el presidente ruso Vladimir) Putin”, escribió Eliott Abrams, destacado neoconservador y asesor sobre Medio Oriente del expresidente George W. Bush (2001-2009), en el sitio web National Review.

“Tiranos de lugares como Teherán y Beijing también evaluarán el costo de violar el derecho internacional y amenazar la paz y estabilidad de los vecinos. ¿Qué hará China en los mares cercanos o qué hará Irán en su pequeño vecino de Bahrein si no hay respuesta a acciones como las de Putin?”, preguntó.

En un editorial en el periódico The Wall Street Journal, el presidente de la organización no gubernamental Freedom House, David Kramer, exhortó a Obama a desplegar la Sexta Flota en el mar Negro.

Por su parte, el senador Lindsey Graham, del opositor Partido Republicano, propuso resucitar planes de la era Bush para instalar sistemas antimisiles en Europa cerca de las fronteras con Rusia.

Pero Obama, quien dialogó durante 90 minutos con Putin el sábado 1 en un esfuerzo vano de persuadirlo de retirar sus tropas de Crimea, es objeto de una fuerte presión para que tome medidas enérgicas contra Moscú.

El secretario de Estado (canciller) estadounidense, John Kerry, visitó Kiev este martes 4 para expresar su apoyo al nuevo gobierno de Ucrania. Washington podría aportar 1.000 millones de dólares para un paquete de ayuda del Fondo Monetario Internacional a ese país.

Kerry condenó “el acto de agresión de Rusia” en Crimea y advirtió a Moscú que podría aislarse de la comunidad internacional.

Aun antes de viajar, el funcionario anunció una serie de pasos ya dados o en evaluación para presionar al gobierno ruso.[related_articles]

Además de coordinar una condena internacional –particularmente con ayuda de Europa- a la presencia militar rusa en Crimea, Washington canceló una serie de conversaciones comerciales bilaterales que tenía previstas con Moscú, y evalúa también boicotear la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos que Putin organiza para junio en Sochi.

El gobierno de Obama considera incluso pedir la expulsión de Rusia de ese selecto club.

Si Rusia no “da marcha atrás” a su intervención en Crimea, dijo el domingo, “podría haber, en última instancia, congelamiento de cuentas y prohibiciones de visados” a individuos específicos y empresas asociadas con la actual crisis.

“Estamos examinando toda una serie de pasos, económicos y diplomáticos, que aislarán a Rusia y tendrán un impacto negativo en la economía de ese país y en su estatus en el mundo”, advirtió el propio Obama el lunes 3 en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

Sin embargo, al mismo tiempo, subrayó la necesidad de buscar una solución diplomática a la crisis –posiblemente con la ayuda de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, que habría enviado observadores a Ucrania el lunes— para garantizar a Moscú la protección de los rusos que viven en Crimea.

Putin afirmó este martes que la presencia militar en la península ucraniana tiene el objetivo de proteger a los ciudadanos de origen ruso, y aseguró que no tenía intenciones de anexar la región a Rusia. Además, advirtió a Occidente que, si se adoptan sanciones contra Moscú, “los daños serán mutuos”.

Analistas de Washington y la propia administración de Obama coinciden en que la respuesta a la crisis ucraniana debe ser necesariamente coordinada con sus aliados europeos, algunos de los cuales, como Alemania, apoyan esfuerzos diplomáticos para aliviar la tensión.

Alemania obtiene una tercera parte de sus suministros de gas de Rusia y mantiene desde hace tiempo una relación estratégica con Moscú que es considerada clave para la estabilidad en Europa central.

Todo esto claramente frustra a los halcones de Washington, aun cuando algunos de ellos, como el senador republicano John McCain, reconocen que Estados Unidos no está preparado para una opción militar y que, en cualquier caso, debe coordinar acciones con Bruselas.

Pero, al hablar ante el Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC, por sus siglas en inglés), McCain también responsabilizó de la crisis a la supuesta falta de acción de Obama, a quien criticó por no haber cumplido su amenaza de lanzar una operación militar en Siria en septiembre.

“Esto es en última instancia resultado de una irresponsable política exterior, en la que ya nadie cree en la fortaleza de Estados Unidos”, dijo McCain en medio de un atronador aplauso de una audiencia de halcones que también recibe a Netanyahu este martes.

De hecho, los neoconservadores proisraelíes, quienes vienen criticando la “debilidad” y la “contemporización” de Obama frente a sus enemigos en los últimos cinco años, también utilizan la crisis de Ucrania para exigir una posición más firme de Washington en Medio Oriente.

“En el brutal mundo de la política del poder global, Ucrania es en particular una víctima del fracaso del señor Obama a la hora de trazar una ‘línea roja’ en Siria”, señalaron los editorialistas de The Wall Street Journal.

«Los adversarios y aliados en Asia y Medio Oriente estarán observando la respuesta del presidente Obama”, añadieron. “Irán cuenta con la debilidad de Estados Unidos en las conversaciones nucleares”.

“Al igual que Putin, los ayatolás probablemente verán la falta de acción en Siria… como una señal de que pueden regatear con nosotros sobre su programa de armas atómicas sin dar a cambio casi nada y obteniendo un alivio de sanciones”, escribió Abrams en el blog del Consejo de Relaciones Exteriores.

“Y ahora nos ven reaccionando a la agresión rusa en Ucrania, que envía tropas a Crimea, con simples chasquidos de lengua” en señal de reprobación, añadió, y llamó al Congreso legislativo –como probablemente haga Netanyahu esta semana— a aprobar nuevas sanciones contra Irán.

“Eso tiene tanto sentido… como decir que una adecuada respuesta a un ataque terrorista por parte de un grupo en Afganistán es lanzar una guerra contra Iraq”, replicó Paul Pillar, principal analista de la comunidad de inteligencia en temas de Medio Oriente y Asia meridional entre 2000 y 2005, en el blog Nationalinterest.com.

 

Blog de Jim Lobe

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