Ruanda quiere vestirse de moda

La diseñadora Sonia Mugabo, de azul, en la pasarela de la segunda edición de la Semana de la Moda de Kigali. Crédito: Amy Fallon/IPS

Cuando Colombe Ituze Ndutiye comenzó a dibujar a los seis años pensaba que se convertiría en una caricaturista. Ahora, con 25, ostenta la distinción de ser la primera diseñadora de Ruanda en tener su propia marca de moda: “INCO icyusa”.

La joven fue una de las 10 diseñadoras locales que el 8 de este mes presentaron sus colecciones durante la segunda Semana de la Moda de Kigali.

“Quería hacer algo joven y más clásico, pero le añadí accesorios tradicionales para combinar dos culturas bien diferentes”, la occidental y la africana, dijo Ndutiye al explicar su nueva colección, llamada “Identidad salvaje”.

“Normalmente, esos accesorios tradicionales los usamos solo para una boda. Reflejan un tema ruandés. Para mí, mezclarlos con la cultura occidental fue algo salvaje”, señaló esta joven que se apasionó con este oficio cuando conoció a una diseñadora belga en Ruanda.

La economía ruandesa ha recorrido un largo camino desde el genocidio de 1994, que acabó con la vida de casi un millón de personas en menos de 100 días.

Antes de esa tragedia, el país tenía una industria “pequeña y no competitiva”, que fabricaba fundamentalmente jabón, textiles, bebidas a pequeña escala, muebles y artículos de plástico.

Ahora, Ruanda quiere convertirse en la Singapur de África.

El país “espera emular en África la hazaña de las tecnologías de las comunicaciones y la información de Singapur, creando políticas favorables que pongan el fundamento del sector”, señala un informe económico divulgado en octubre por la consultora Consultancy Africa Intelligence.

El estudio destaca los logros de Ruanda en el sector de las telecomunicaciones y la informática desde 1994.

Ahora hay esperanza de que este país muestre también avances en el campo de la moda. Hace casi dos años nació la compañía local House of Fashion para apoyar y promover a la industria.

El presidente de la empresa, John Bunyeshuli, dijo que los ruandeses tenían un estilo “sutil”, y que solo la llamada “clase alta” podía viajar a Europa y seguir la última moda.

El sector de ingresos medios compra ropa de segunda mano en los mercados, dijo Bunyeshuli a IPS. [related_articles]

El empresario señaló que dentro del país aún no se toma en serio al sector de la moda. “Ruanda es una nación nueva, todavía nos estamos actualizando. Es verdad que se hacen exposiciones de moda, pero la gente las considera un lujo”, explicó.

LDJ Productions, la compañía que organizó la Semana de la Moda en Nueva York la década pasada, cree que Ruanda sí tiene potencial para incursionar en la industria.

La fundadora y jefa ejecutiva de la empresa, Laurie DeJong, se convirtió en mentora de la diseñadora Ndutiye desde que hace dos años la conoció gracias al programa “Paz a través de los negocios” (PTB, por sus siglas en inglés).

El programa es una iniciativa del Instituto para el Empoderamiento Económico de las Mujeres, con sede en Estados Unidos.

El PTB busca conectar a emprendedoras occidentales con mujeres en Afganistán y Ruanda, para impulsar a estas en los negocios. Aunque Ndutiye no fue elegida para el programa, DeJong se contactó con ella.

“La moda es una de las mayores industrias del mundo”, dijo DeJong a IPS.

“La Semana de la Moda es uno de los mayores acontecimientos anuales en Nueva York, y genera más ingresos que cualquier otro evento en la ciudad. Yo creo que el potencial de ingresos para este país es igual de enorme”, afirmó.

LDJ Productions colaboró con la Semana de Kigali con el aporte de los accesorios, la construcción de la pasarela para los desfiles y la instalación de las luces y el sonido. También organizó talleres sobre mercadeo y negocios, y tomó fotografías de cada diseñador.

“Para nosotros, esto es mucho más pequeño de lo que estamos acostumbrados, pero también es difícil trabajar en un país que no tiene los recursos con los que solemos contar”, dijo DeJong.

“No obstante, aquí hay una increíble voluntad para aprender, y están comprometidos y decididos a hacer esto”, añadió.

Michaella Rugwizangoga, otra diseñadora novel de Ruanda, ve un vacío a llenar en el mercado local, y piensa seguir trabajando dentro del país su nueva línea Chicissime, que lanzó el año pasado.

La industria de la moda en África occidental “es mucho más antigua”, explicó Rugwizangoga a IPS. Allí “tienen más capacidades y el país donde yo nací (Costa de Marfil) está sobre el mar, no rodeado de tierra como Ruanda, lo que facilita que cuenten con muchas más opciones de telas”, señaló.

Rugwizangoga destacó el éxito de diseñadores ghaneses y nigerianos, que venden sus creaciones en importantes cadenas de Londres.

Pero, en Ruanda, la moda “es una industria nueva, y por eso hay mucha emoción y curiosidad”, señaló.

Uno de los problemas que afronta este país es que carece de una escuela de diseño.

Candy Basomingera, que se asoció con Sonia Mugabo para diseñar la línea femenina Afrikana Exquisiteness, quisiera aprender mucho más sobre la industria.

“No hay escuelas de diseño aquí… Puedes aprender el oficio, pero nunca serás tan buena como si fueras a una escuela donde te enseñan lo básico y tienes pasantías en grandes casas de la moda”, dijo Basomingera a IPS.

Esta diseñadora belga-ruandesa planea comenzar a vender su nueva línea a través de Internet.

Basomingera trabajó en el sector de la salud, pero, cuando su contrato terminó hace un año, decidió incursionar en el campo de la moda.

A ella le gustaría ver a más diseñadores, modelos, sastres y fotógrafos ruandeses viajando al exterior para ser parte de la industria internacional.

Su sueño podría convertirse en realidad. Es posible que algunos diseñadores ruandeses asistan a la Semana de la Moda de Nueva York en 2014, y hay planes de que patrocinadores internacionales participen de la que se llevará a cabo en Kigali en ese mismo año.

Además, en  mayo de 2014 habrá otro pequeño encuentro en esta ciudad, en que se espera que participen figuras de la moda de Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. La meta a largo plazo es crear en Ruanda la primera escuela de diseño, con la ayuda de House of Fashion.

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