Negociadores del Sur en desarrollo en la conferencia internacional sobre cambio climático que se desarrolla en la capital polaca ven con buenos ojos el énfasis en financiar los esfuerzos de adaptación, pero rechazan el nuevo rol que se le está dando al sector privado.
En la 19 Conferencia de las Partes de la la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 19), que se desarrolla hasta el 22 de este mes en Varsovia, parece estar perdiendo fuerza el discurso a favor de acuerdos “justos, ambiciosos y vinculantes” para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el recalentamiento planetario.
En cambio, proliferan las propuestas de recurrir al sector privado en busca de préstamos e inversiones para apoyar la adaptación al cambio climático en lo que se ha llamado “COP Corporativa”.
Tosi Mpamu-Mpamu, negociador de la República Democrática del Congo y expresidente del grupo de negociadores africanos, ve un cambio alarmante en la manera de financiar la respuesta al recalentamiento planetario.
En la conferencia de 2009 en Copenhague, los estados industrializados se comprometieron a aportar 30.000 millones de dólares de nueva ayuda para las finanzas climáticas para el mundo en desarrollo entre 2010 y 2012, y otros 100.000 millones para 2020.
“Ahora, los países industrializados están cediendo al sector privado su responsabilidad de brindar financiamiento, tendencia peligrosa para estas negociaciones”, dijo Mpamu-Mpamu.
Otros delegados comparten las preocupaciones de Mpamu-Mpamu sobre el rol transnacional que están asumiendo las corporaciones en la conferencia.
“En una conferencia de tres días previa a esta COP, las empresas pasaron dos días explicando cómo podrían ganar dinero a partir del cambio climático”, dijo René Orellana, presidente de la delegación de Bolivia.
[pullquote]1[/pullquote]Y Pascoe Sabido, del Observatorio Corporativo Europeo, dijo que las corporaciones que cobran destaque en la COP también son las mayores emisoras de carbono. Criticó a la ONU por aceptar que la conferencia sea patrocinada por importantes contaminadores, como el gigante siderúrgico ArcelorMittal y el Grupo Polaco de Energía, argumentando que estas compañías estaban influenciando las negociaciones.
“Usted no le pediría a Marlboro que patrocinara una cumbre sobre cáncer de pulmón, así que, ¿por qué eso es aceptable para la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático?”, planteó.
Rachel Tansey, investigadora de la organización no gubernamental Environment and Economic Justice, con sede en Malasia, dijo que las grandes empresas quieren que los fondos públicos contra el cambio climático se destinen a proyectos de las que ellas puedan sacar rédito económico. Y los gobiernos de los países industrializados están escuchando.
El gigante del transporte y la energía “Alstom está ejerciendo presión para que se use el llamado carbón ‘limpio’, controvertida tecnología que le permite continuar lucrando con la quema de combustibles fósiles, como la captura y el almacenamiento de carbono, y (también presiona a favor de) más energía nuclear”, dijo Tansey.
Pero el presidente de la COP 19, Marcin Kolorec, dijo que no había nada malo en invitar al sector privado a participar en reuniones paralelas en la conferencia. Agregó que a las industrias se les dio la posibilidad de participar del mismo modo que a las organizaciones no gubernamentales, y que esos diálogos son una característica de las conversaciones desde que empezaron las COP.
“Tenemos que ser transparentes e inclusivos”, dijo a los periodistas, añadiendo que las conversaciones eran la previa para lograr un posible acuerdo mundial en 2015 en París.
Según él, no hay posibilidades de que la industria influya sobre las decisiones de la COP porque no es parte de las negociaciones formales.
Emmanuel Dlamini, de Swazilandia y presidente del grupo de negociadores africanos, dijo que, pese a algunos riesgos, sumar al empresariado no es tan mala idea.
“Para que los estados industrializados aporten finanzas, necesitan movilizar al sector empresarial”, explicó a IPS.
Dlamini coincidió con el presidente de la COP al subrayar que el empresariado no participa en las negociaciones reales. “Pero existe el peligro de que el sector privado influya en las decisiones mediante propuestas que les vendan a sus gobiernos y que pueden ser presentadas en las negociaciones de la COP”, planteó.
Para él, el principal desafío es definir claramente las finanzas climáticas. Desde la conferencia de Copenhague, dijo, mucha de la ayuda a los países en desarrollo se ha clasificado como asistencia climática.
“Sí, hay dinero fluyendo, pero hasta qué punto se trata de finanzas climáticas?”, se preguntó Dlamini.
[related_articles]En Swazilandia, por ejemplo, el dinero procedente de la asistencia oficial al desarrollo de la Unión Europea para el alivio de la pobreza ahora se considera parte de las finanzas climáticas, dijo.
“Necesitamos un fondo confiable para el cambio climático, como el Fondo Verde para el Clima”, sostuvo Dlamini.
Meena Raman, de la Red del Tercer Mundo, dijo que completar el establecimiento del Fondo Verde resultará útil porque beneficiará directamente a los países pobres. Actualmente tiene su sede en Corea del Sur y cuenta con un financiamiento operativo de apenas siete millones de dólares, pero por ahora no tiene ni un centavo para proyectos.
“Allí es a donde los países en desarrollo dicen que deberían ir los 100.000 millones de dólares, asunto que todavía está en discusión”, dijo Raman.