El Caribe busca horticultura a prueba de cambio climático

Ramgopaul Roop explica cómo la agricultura de conservación y la captación de agua permitieron que su empresa hortícola prospere a pesar de las condiciones meteorológicas impredecibles. Crédito: Jewel Fraser/IPS

La meteorología extrema es una constante para los agricultores del Caribe, pero la huerta de limas de 1,2 hectáreas de Ramgopaul Roop es todo un ejemplo de lo que hay que hacer para ganarle a los ciclones y al cambio climático.

Aquí se emplea agricultura de conservación: recolección de agua y cultivo de pasto limón (limoncillo) como mantillo del suelo.

Puesto que el pasto limón (Cymbopogon) es también una hierba, desalienta el crecimiento de otras malezas sin necesidad de herbicidas químicos.

“Con este sistema de pasto limón y árboles de jobo enano (Spondias dulcis), que crecen a menor altura que los limeros, mi terreno está cubierto de vegetación y por eso podemos adaptarnos a los cambios climáticos», explicó Roop a IPS.

“Si hace calor, este mantillo vegetal protege el suelo y conserva la humedad. Si está lloviendo, ayuda a reducir la erosión”, agregó.

Roop es el administrador regional de la Asociación Caribeña de Agronegocios (CABA, por sus siglas en inglés), cuyo mandato emana de la Comunidad del Caribe (Caricom, de 15 Estados miembros) para ayudar a grupos de agricultores a desarrollar sus empresas.

La CABA actúa también mediante actividades de promoción y asistencia en las negociaciones comerciales.

Roop, que ha cultivado durante 25 años, cree que el cumplimiento de la normativa ambiental del país es clave para el éxito. Esto es un hecho en su propiedad, Rocrops Agrotech, huerto modelo para la Autoridad de Gestión Ambiental de Trinidad y Tobago.

Las estrategias de Roop permitieron que su huerto cumpliera un abastecimiento semanal constante de 10.000 a 12.000 limas para las empresas agroindustriales durante los últimos cinco años.

“Si los agricultores adoptaran los métodos que yo implementé podrían desarrollar pequeñas explotaciones para producir durante todo el año y aumentar su nivel de producción para cumplir con los compromisos que mantienen con las procesadoras”, aseguró.

“Las pequeñas granjas pueden convertirse en una unidad sostenible que herede la siguiente generación», añadió Roop.

En todo el Caribe, los agricultores buscan datos climáticos fiables para tomar mejores decisiones en la planificación de sus cultivos.

Para satisfacer esta demanda, la Unión Europea (UE) y el grupo de África, Caribe y el Pacífico (ACP) están capacitando a meteorólogos para que trabajen con los agricultores y les brinden información precisa y oportuna sobre los patrones climáticos.

Se publican asimismo boletines agrícolas mensuales o trimestrales que analizan los posibles efectos para la agricultura de las condiciones que pronostican los agrometeorólogos.[related_articles]

Jamaica instaló una página web que ofrece dos pronósticos al día para los agricultores, quienes pueden ingresar el nombre del lugar para obtener información detallada sobre temperatura, humedad, velocidad del viento y otros datos relevantes.

La formación de agrometeorólogos y la publicación de los boletines son parte de la Iniciativa Agrometeorológica del Caribe (CAMI por sus siglas inglesas), un proyecto mayor de la UE y los países de ACP que procura mejorar la productividad de la región a través de la “mejor difusión y aplicación de información sobre el tiempo y el clima mediante un enfoque integrado y coordinado”.

Los socios de la CAMI son el Instituto Caribeño de Meteorología e Hidrología y el Instituto Caribeño de Investigación Agrícola y Desarrollo (Cardi), entre otros.

El sector agrícola tiene una necesidad urgente de “acceso a la información sobre lo que está sucediendo, lo que se espera que suceda en relación con el cambio climático, y cómo hacerle frente», dijo Leslie Simpson, especialista en manejo de recursos naturales y cambio climático del Cardi.

En los talleres patrocinados por el Cardi, los productores rurales “siempre preguntan, ‘¿Cuándo plantamos? ¿Cuándo lloverá?’”, relató.

La creciente variabilidad del clima dificulta decidir cuál es el mejor momento para la siembra. El tipo de cultivo sembrado en un momento dado del año depende de la cantidad de lluvia esperada.

Conversaciones en el ámbito regional revelan que las necesidades más urgentes son las predicciones climáticas estacionales e interanuales, la previsión de enfermedades y plagas, así como información meteorológica fácil de usar.

Para Simpson, “hacer frente a la variabilidad actual es el primer paso para poder lidiar con cualquier cambio climático futuro».

La CAMI señala que “las previsiones de corto alcance normalmente están disponibles con un día de antelación, pero las prácticas agrícolas modernas (…) exigen pronósticos meteorológicos con mayor antelación, que permitan tomar medidas paliativas”.

Por eso «el pronóstico meteorológico para lugares específicos y de rango medio (de tres a 10 días de antelación) es muy importante. Estas previsiones y avisos deben estar disponibles en un idioma que los agricultores puedan entender”.

Un segundo proyecto del Cardi apunta a identificar variedades resistentes a la variabilidad del clima. La iniciativa es patrocinada por el Fondo Europeo de Desarrollo y administrada por ACP.

Arlington Chesney, director ejecutivo del Cardi, dijo a IPS que el proyecto se centrará primero en los almidones y las proteínas vegetales, ya que “son componentes críticos de la dieta de la mayoría de la gente en la región».

Entre los cultivos que se investigarán están el boniato o camote, la mandioca, el maíz, las arvejas y los frijoles. El proyecto analizó los tipos de suelo y los cambios en las temperaturas y los patrones de lluvia en varias islas durante los últimos 20 años, con el fin de seleccionar las mejores variedades, explicó Chesney.

“Intentamos caracterizar estas variedades morfológica y genómicamente. Estamos analizando su ADN para determinar si hay características inherentes que son más resistentes al cambio climático para que podamos, con el tiempo, tener un grupo de estas variedad con una probabilidad mejor que el promedio de prosperar en estas nuevas condiciones”, agregó.

Gran parte del trabajo genético lo realizará la socia europea del Cardi, la Universidad de Wageningen, considerada uno de los centros académicos agrícolas más importantes de Holanda.

La universidad “también buscará vínculos entre el rendimiento de los cultivos por su ADN y las mediciones ecológicas, las temperaturas y las precipitaciones”, dijo Chesney. El Cardi prestará principalmente apoyo logístico y técnico.

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