En América Latina, donde la marihuana es la droga ilícita más consumida, es nula la investigación sobre sus efectos y propiedades. Pero nuevos aires de legalización en Uruguay y en la capital de México abren la puerta a estudios en esa área.
«No podemos cerrar los ojos a la investigación seria en otras partes del mundo», dijo a IPS el científico Rodolfo Rodríguez, del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México.
Rodríguez, que estudia desde hace 45 años diferentes sustancias psicotrópicas, es uno de los seis expertos del Grupo de Marihuana y Salud de la Academia Nacional de Medicina que está finalizando una investigación teórica sobre los efectos medicinales y terapéuticos del Cannabis sativa.
Uno de los intereses de Rodríguez es conocer sus efectos en enfermedades crónicas o terminales, como fibromialgia, esclerosis múltiple o determinados tipos de cáncer.
Los resultados de este trabajo, que estarían listos entre octubre y noviembre, informarán el debate que las autoridades de la capital de México están llevando a cabo con miras a legalizar usos medicinales del cannabis.
El gobierno izquierdista de Miguel Mancera y la Asamblea Legislativa de Ciudad de México evalúan los aspectos sanitarios, económicos y de seguridad.
Los expertos hallaron que en México se cultivan principalmente las variedades zorrilluda, cola de borrego, caca de mono y acapulco golden, preferida en este país, Estados Unidos y Europa. Todas son ricas en delta-9 tetrahidrocannabinol (THC), principal constituyente psicoactivo de la “mota”, concentrado en la flor y las hojas jóvenes.
«Es una planta con más de 400 sustancias químicas y con más de 70 cannabinoides. Cuando se consume, los efectos no solo se deben al delta-9, sino al conjunto de todos los productos químicos», explicó Rodríguez.
La marihuana se cultiva sobre todo en estados del oeste y el sur de México, en gran medida para abastecer el mercado estadounidense. Decenas de miles de campesinos, agricultores y trabajadores rurales se dedican a ella.
[related_articles]Pero sus cuatro millones de consumidores la hacen la droga ilegal más consumida en este país de 118 millones de habitantes, seguida de la cocaína, según la Encuesta Nacional de Adicciones 2011 de la Secretaría (ministerio) de Salud.
También en Uruguay es por lejos la droga ilícita preferida, con una prevalencia de 8,3 por ciento en el total de la población. Pero casi toda se trafica desde el exterior, en especial de Paraguay.
El consumo no está penalizado en este país de 3,3 millones de habitantes. Y un proyecto de ley para legalizar y regular la producción y el comercio fue aprobado por la Cámara de Diputados y se espera que en breve se convierta en ley en el Senado, con los votos del bloque del gobernante Frente Amplio, de izquierda.
Cada año se publican más de 6.000 artículos científicos sobre las propiedades y efectos del cannabis en revistas especializadas del mundo, reflejo de un efervescente interés.
Por eso, para la bióloga uruguaya Cecilia Scorza, investigadora asistente del estatal Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, «no sería redituable trabajar en algo que hace mucho se está trabajando», pues no se trata de una línea de estudio «original».
En la marihuana «puede haber diferencias en la cantidad del principio activo, pero este sigue siendo el mismo y los efectos también», dijo Scorza a IPS.
El ejemplo opuesto es la «pasta base», subproducto variable de la elaboración de cocaína, de gran potencial dañino para la salud. Su impacto regional y el desconocimiento científico la convirtieron en un objeto preciado de estudio. «Empezamos a investigar en 2005» la composición química y sus acciones farmacológicas en el sistema nervioso central, detalló Scorza.
Pero la bióloga reconoce que sí sería original investigar la composición de la marihuana que empiece a producirse y a circular en Uruguay, «pues daría una noción de lo que va a consumir la gente en el marco de la nueva ley”, indicó.
La psicóloga Gabriela Olivera, asesora técnica de la Secretaría Nacional de Drogas de Uruguay, no tiene dudas de que la investigación es imprescindible para dar seguridad a quienes vayan a consumirla.[pullquote]3[/pullquote]
El proyecto de ley prevé «la información y educación que le permitirá saber, por ejemplo, a una persona en determinadas condiciones de salud que consuma marihuana que entre tal y tal cantidad hay un principio activo que le podrá brindar beneficios, pero también tendrá consecuencias negativas», dijo Olivera a IPS.
Para experimentar con una sustancia psicoactiva, hasta ahora se necesita permiso de la Secretaría Nacional de Drogas que, como una excepción, suministra una cierta cantidad de droga incautada.
“Eso no permite una investigación sistematizada», dijo Olivera.
La ley que discute el parlamento uruguayo creará el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), que tendrá entre sus cometidos asesorar al gobierno en materia de cooperación técnica y en el aporte de evidencia científica.
Esa evidencia se refiere «a todos los aspectos, desde la composición de la marihuana que se va a vender, hasta los efectos en las personas y según sus distintos usos, medicinales o recreativos», dijo Olivera.
Además, el Instituto Técnico Forense, el laboratorio de Policía Técnica y la estatal Facultad de Química están elaborando un protocolo de estudio sobre la potencia del THC y otros componentes de la marihuana que hoy se trafica ilegalmente, informó a IPS el director del Observatorio Uruguayo de Drogas, Héctor Suárez.
Las investigaciones sobre las variedades que se produzcan y pongan en venta en forma legal, se reglamentarán una vez creado el Ircca, indicó.
En Ciudad de México, aunque se legalice el uso medicinal, eso no significa que los pacientes podrán recibir prescripciones de la noche a la mañana, advirtió Rodríguez.
“No estamos preparados para esas funciones. Tenemos el conocimiento y la infraestructura, pero implica un proceso educativo en las instituciones de salud», señaló. El tratamiento con marihuana «no puede estar al alcance de cualquier médico, y su aprendizaje puede tomar meses o años», señaló.