En discotecas y fiestas en la playa, el movimiento de la música electrónica crece sin pausa en Cuba desde hace una década y media. Sus referentes, creadores autodidactas, aún luchan por un lugar en la cultura nacional pese a contar con miles de seguidores.
“Han salido muchos DJ (disc-jockey) nuevos y la audiencia tiene un potencial bastante amplio, sobre todo la más joven. Pero nos falta vencer más retos”, explicó Joyvan Guevara, más conocido como DJoy de Cuba, uno de los fundadores de esta corriente artística.
Guevara aprendió por su cuenta, a los 19 años, las técnicas para iniciarse como DJ de Sala (mezclador de música en fiestas) en la década de 1990, hasta que realizó sus propias mezclas y sonidos y se convirtió también en un creador, como la mayoría de sus colegas productores cubanos que ostentan un sello propio y no comercial.
“Hoy el panorama es más diverso. Existen bandas, como I.A y Electro Zona, compositores y VJ (video-jockey), que proyectan imágenes en una pantalla o todo el lugar a la par de la música”, amplió DJoy, sobre el movimiento presente además en ciudades como Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Ciego de Ávila, Santa Clara y Matanzas.
“Siguen siendo pocos los espacios para mostrar las creaciones propias, aunque en los últimos años ha habido algún interés en la comunidad artística, los medios de comunicación y el público por las obras de autores nacionales”, valoró Guevara en entrevista con IPS.
[related_articles]Con el objetivo de mostrar lo más actualizado y los nuevos talentos del género en el país, se realizó la tercera edición del Festival Proelectrónica, que finaliza este sábado 13 con un gran concierto en el capitalino Salón Rosado de la Tropical, previsto para presentar temas de la vertiente popular (y bailable) de la música electrónica.
“Hacemos coincidir en el escenario a artistas que llevan mucho tiempo trabajando el género con otros que se presentan por primera vez en escenarios profesionales”, informó a IPS Yoana Grass, coordinadora general del encuentro donde participan 37 unidades artísticas (entre grupos y Dj) de cuatro de las 15 provincias cubanas.
Esta cita convoca anualmente a las y los creadores de música electrónica del país a presentar producciones propias. Las obras seleccionadas integraron la propuesta de un solo concierto en las dos primeras ediciones. En esta tercera, el comité organizador decidió realizar dos espectáculos –el anterior fue el 5 de este mes- debido a la cantidad y calidad de maquetas recibidas.
Ampliar la electrónica en la música cubana, visibilizar este movimiento, generar áreas de debate y formación profesional y ofrecer espacios recreativos para jóvenes, son otras de las metas de Proelectrónica, organizado por PM Records, un estudio de grabaciones y centro de promoción cultural fundado por el cantautor Pablo Milanés.
Este encuentro, además de conciertos de entrada gratuita, propicia cursos y momentos de intercambio, aspectos que se potenciarán más tras la actual edición junto a talleres teóricos, para “contribuir a fortalecer el movimiento”, apuntó Grass. “Nos interesa abrir nuevos canales y participantes, y mostrar que la cultura musical cubana es dinámica”, dijo.
Proelectrónica constituye en la actualidad el único festival de carácter nacional dedicado en exclusivo al compositor de música electrónica, aunque otras iniciativas culturales más abarcadoras los incluyen de alguna manera.
Las instituciones culturales tardaron en reconocer a los talentos de esta tendencia, que consolidó un estilo y público propios en clubes habaneros y ámbitos no institucionales, como el desaparecido Rotilla Festival, la mayor de las fiestas “raves” (organizadas en lugares abandonados o al aire libre) realizadas hasta hoy en Cuba, recordó Guevara.
En 1998, DJoy y el productor Michel Matos tuvieron la idea de celebrar una fiesta, con música electrónica sin parar, en la playa Rotilla del municipio de Santa Cruz del Norte, a 53 kilómetros de La Habana. La iniciativa fue creciendo hasta que en 2006 se trasladó a la playa aledaña de Jibacoa, más grande y con mejor infraestructura.
A partir de ese momento fue organizada por la entonces novel productora independiente Matraka, liderada por Matos, con el apoyo de organizaciones no gubernamentales, estatales, empresas y el gobierno local. También amplió la agenda artística con la inclusión de grupos de rock, hip-hop, VJ y proyecciones de cine cubano.
En 2010, el Rotilla Festival, organizado sin ánimo de lucro, atrajo a más de 20.000 jóvenes, sobre todo de La Habana y de las provincias colindantes, que acamparon en Jibacoa durante los tres días de la fiesta. Tras esa edición, las autoridades locales le negaron al comité organizador la realización de un encuentro siguiente.
De esa amplia afición proviene Joyce Álvarez o V Joyce, quien asegura ser “una de las primeras mujeres en Cuba que se lanzó a las máquinas” para crear temas “latin house”, tecno, electro-swing, entre otros. Esta editora de una televisora local contó a IPS que avanza lento en su trabajo porque “se necesitan condiciones técnicas y mucho tiempo”.
Pero DJ productores y compositores afrontan limitaciones para acceder a la tecnología necesaria que garantice una gran calidad sonora. La mayoría crean sus temas en casa, usando programas informáticos en computadoras personales. Los y las Dj de Sala están obligados a contar con un sampler, imprescindible para hacer las mezclas en vivo.
También carecen de estudios de grabaciones y las dificultades de conexión a Internet de banda ancha (máxima velocidad de conexión) del país no les permite descargar programas informáticos gratuitos para evadir la piratería, publicitar sus obras y conocer la de otros, o presentarse a las convocatorias de festivales internacionales, entre otras facilidades.
“No hay un mercado ni se comercializa la música que creamos”, indicó Álvarez, quien mantiene su empleo en la televisión. Varios de estos artistas consultados por IPS señalaron que solo los trabajos de DJ de Sala en clubes (donde casi nunca muestran sus propias creaciones) o de Banda (acompañando agrupaciones no electrónicas) permiten percibir ingresos.
No obstante, Álvarez batalla para integrar el catálogo del estatal Laboratorio Nacional de Música Electroacústica, que incorporó en 2008 a los primeros DJ productores y son hoy más de 20.
También integran el Centro de Música de Concierto, que les permitió contratarse como DJ profesionales en clubes estatales.
Hasta el momento, ninguno de estos creadores ha logrado grabar un disco en Cuba.