Cuando amanece en Nyakabande, un pueblo en el sudoeste de Uganda, ya hay gente haciendo cola frente a la tienda de campaña donde funciona la administración, exhausta y cargando las pocas pertenencias que pudieron traer desde República Democrática del Congo.
Muchos de estos refugiados tuvieron que caminar durante días para huir de los varios grupos rebeldes que operan en la provincia de Kivu Norte, en la vecina República Democrática del Congo (RDC), y cruzar la frontera hacia el Centro de Tránsito de Nyakabande en busca de una vida mejor, sin guerra.
"El conflicto en el este de RDC nunca va a terminar. Buscamos una vida mejor en Uganda", dijo Ndagigimana Ndayambaje a IPS. Él y su esposa acaban de llegar al centro de Nyakabande con sus dos hijos.
La travesía no resulta fácil para la mayoría de los refugiados. El médico Bruce Murray, de la organización evangelista Medical Teams International (MTI) (http://www.medicalteams.org/), que trabaja en Nyakabande, dijo que las mujeres que llegan "generalmente han sufrido violencia sexual y/o fueron violadas".
"Los niños y niñas suelen estar desnutridos, tener problemas respiratorios y diarrea. La cantidad de menores infectados con varicela es muy elevada", dijo a IPS.
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Desde abril de 2012, los combates en la provincia de Kivu Norte dejaron unas 2,2 millones de personas desplazadas y casi 700.000 obligadas a refugiarse en Uganda y Ruanda, según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
El martes 4, Acnur pidió casi 70 millones de dólares a los donantes para ayudar a las personas desplazadas por los combates entre las fuerzas gubernamentales y varios grupos rebeldes, entre los cuales se destacan las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda, el Movimiento 23 de Marzo (M23) y Mai-Mai.
Entre diciembre de 2012 y febrero de este año, el flujo de refugiados se mantuvo en un promedio de entre 50 y 100 personas al día.
Pero el 1 de este mes, los combates ocasionaron otra ola de refugiados que llegaron entre la 1:00 y las 5:00 de la mañana. La primera de las cerca de 4.000 personas apareció a las 2:00, tras pasar por el puesto fronterizo de Bunagana.
Acnur, el capítulo ugandés del Comité Internacional de la Cruz Roja y el MTI se esforzaron por tratar de asistir a toda la gente.
Los combates suelen ocurrir durante la noche, y la gente llega al campamento de Nyakabande en la madrugada, tras cruzar el puesto fronterizo de Bunagana.
"La gente tiene libertad para cruzar de un lado a otro durante el día", dijo a IPS un funcionario que pidió ser identificado como Patrick. No hay controles policiales y, según él, a las autoridades no les preocupa el tráfico de minerales ni de armas.
Patrick añadió que alguna vez pasa que combatientes del M23 cruzan la frontera hacia Uganda desarmados y vestidos de civil para ir de compras o visitar a sus familiares.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (http://www.un.org/sc/committees/1533/egroup.shtml), elaborado por el grupo de expertos en RDC y divulgado en junio de 2012, indica que esa situación deja la duda de hasta qué punto el gobierno de Uganda está involucrado en las actividades que ocurren fuera de sus fronteras.
Recuperándose en Uganda
En el centro de tránsito, los solicitantes de asilo son registrados por la Cruz Roja ugandesa y por Acnur, tras lo cual obtienen el estatus oficial de refugiados y tienen derecho a los mismos servicios que los ciudadanos, como atención médica gratuita y permiso de trabajo.
"Los combatientes del M23 nos pedían todos los días alimento y dinero, y nos amenazaban con matarnos si no les dábamos lo que querían. Pero aquí, en Uganda, incluso puedo plantar mi propio terreno", dijo el refugiado David Byirangiro a IPS.
Mientras, el Programa Mundial de Alimentos (http://es.wfp.org/) (PMA) de la ONU se esfuerza por suministrar alimentos, dado que el conflicto en Kivu Norte no parece cesar.
La portavoz del PMA en Uganda, Lydia Wamala, dijo a IPS: "Aunque tuvimos algunas contribuciones de Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón este año, la agencia carece de fondos para los refugiados de este país. La atención mundial está concentrada en Malí, Siria y otros lugares, pero el mundo tiene que saber que la inestabilidad política continúa en RDC".
La organización comenzó a reducir las raciones en 50 por ciento en los asentamientos de refugiados. Si la cantidad de solicitantes de asilo sigue aumentando, la situación empeorará, y no hay indicios de que el conflicto vaya a terminar pronto.
El 23 de febrero, un día antes de la firma oficial del acuerdo de paz en Adís Abeba, se registraron nuevos combates en Kivu Norte.
Un día después, los gobernantes de 11 naciones africanas y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reunieron en la capital de Etiopía para poner fin al conflicto en el este de RDC.
En ese encuentro también se discutió el despliegue de una fuerza de la ONU. Pero los principales actores del conflicto, los grupos rebeldes y en especial las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda y el M23, no fueron convocados.
La iniciativa de paz no da garantías a quienes sufren el conflicto.
"Las conversaciones de paz no sirven para nada. Estamos hartos del conflicto que parece nunca tener fin", dijo a IPS la refugiada Florence Mahirwe.
Ella no cree que la guerra vaya a terminar pronto, pero espera encontrar la paz en Uganda. "No tengo previsto regresar a RDC. Estoy desesperada por paz, seguridad y estabilidad", remarcó.