En Afganistán, la mortalidad materna aumenta, los hospitales están llenos de mujeres y niñas anémicas y las escuelas secundarias de unos 200 distritos no tienen una sola alumna. Estos no son datos aislados, sino el resultado del mismo problema social: el matrimonio temprano.
Según Sadia Fayeq Ayubi, directora del departamento de salud reproductiva del Ministerio de Salud Pública, el matrimonio temprano (de menores de 16 años) es ilegal en este país de 35 millones de habitantes. Pero es común que se fuerce a niñas de 13 años a casarse, a menudo con hombres mucho mayores.
En lo que va del año se registraron 53 casos, indicó Nazia Faizi, representante del departamento de derechos del Ministerio de Asuntos de Mujeres.
Es un n en años anteriores, pero tampoco representan el problema real, pues "hay muchos casos que no se denuncian en zonas rurales, donde las mujeres están más desfavorecidas, no se respetan sus derechos ni tienen acceso a asistencia legal", añadió Faizi.
Los matrimonios precoces son más comunes en cuatro provincias del norte: Kunduz, Sarpol, Faryab y Herat, donde las mujeres no tienen "un adecuado acceso a la justicia", indicó.
Las niñas son entregadas en matrimonio a temprana edad porque muchas familias consideran una vergüenza que no estén casadas a los 16 años.
Otras veces, las niñas son "canjeadas" para salvar el honor de la familia o como forma de compensar un delito cometido contra la familia a la que es entregada.
El religioso Sayed Salahudin Hashimi, predicador de la mezquita de Abu Bakr Siddiq, en el distrito capitalino de Khair Khana, explicó que la shariá (ley islámica) permite el matrimonio de niñas adolescentes, pero la decisión de aceptar un marido es totalmente de estas. No se las puede obligar y tienen el derecho a rechazar la oferta.
Pero la realidad para millones de niñas y adolescentes es muy diferente.
Problemas médicos
Nayela, una adolescente de la norteña provincia afgana de Sarpol, está internada en el Hospital de Maternidad de Malalai, en Kabul, por una fístula obstétrica, una grave lesión que ocurre en ciertas situaciones de parto.
La fístula obstétrica es un orificio anómalo entre el canal de parto y la vejiga o el recto, y es común entre mujeres y adolescentes que reciben poca o ninguna asistencia profesional durante el embarazo y el trabajo de parto.
También genera incontinencia, infecciones urinarias, infertilidad y problemas de riñón, además de ser dolorosa y humillante.
Nayela parió un bebé muerto, lo que le causó varias heridas internas. Cuando su esposo y su suegra se convencieron de que su estado no mejoraría, la sacaron de la casa. Su madre la llevó luego al hospital para que recibiera tratamiento, lo que incluyó una cirugía.
La vicepresidenta de la Maternidad de Malalai, Hafiza Omarkhail, señaló que la fístula obstétrica es un problema que prolifera entre las mujeres, agravado por los matrimonios tempranos.
Nayela perdió a su padre siendo muy pequeña y, cuando llegó a la adolescencia, su abuelo la obligó a casarse con un hombre de 40 años por "razones económicas".
Sadia Fayeq Ayubi, directora del departamento de salud reproductiva, señaló que las niñas son entregadas en matrimonio entre los 13 y los 17 años, y suelen quedar embarazadas entre los 17 y los 19.
Una de cada 50 afganas tiene probabilidad de morir por causas vinculadas al embarazo y el parto, según la Encuesta de Mortalidad de 2010.
El riesgo de morir como consecuencia del embarazo o del parto a lo largo de su vida es cinco veces mayor para las mujeres de zonas rurales que para las de pueblos y ciudades.
La mortalidad materna indicada por ese estudio, de 327 cada 100.000 nacidos vivos en las zonas estudiadas, que no incluyen las áreas en conflicto, es mucho menor que las 1.400 señaladas por las agencias de la Organización de las Naciones Unidas y el Banco Mundial para ese mismo año.
Mientras, la cantidad de divorcios, suicidios e inmolaciones aumentan, indicó Parwin Rahimi, a cargo del departamento de apoyo a las mujeres de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán.
El ex viceministro de Salud, Faizullah Kakar, terminó en 2010 un estudio en base a informes hospitalarios y datos de la cartera indicando que 2.300 mujeres y niñas de entre 15 y 40 años trataban de suicidarse cada año.
En 2010 se registraron 100 casos de inmolación en el hospital de Herat. Setenta y seis de las mujeres murieron a causa de las quemaduras.
Expertos y activistas sospechan que el matrimonio temprano es lo que lleva a cada vez más mujeres a recurrir a esos actos desesperados y a menudo fatales.
Rahimi cree que es un "problema legal" que las niñas puedan contraer matrimonio a la temprana edad de 16 y puedan formar una familia.
La mayoría de esas adolescentes son explotadas y sufren una violencia inimaginable a manos de sus maridos y parientes políticos. No tienen acceso a la justicia, y la mayor parte de las veces sus penurias no son escuchadas.
También se atribuye al matrimonio temprano la alta tasa de deserción escolar de las niñas en Afganistán. Según la organización de desarrollo internacional BRAC, 82 por ciento de las niñas abandona la escuela antes de terminar sexto grado.
El Ministerio de Educación señala que la situación es mucho peor en zonas rurales, donde rara vez las niñas terminan la escuela. Se estima que 70 por ciento de las afganas son analfabetas.
La mayoría de las niñas están resignadas a su destino, pero algunas lo enfrentan.
Mahjooba, de 19 años, estaba comprometida con su primo desde que era niña. Cuando se negó a casarse, la familia se molestó.
"Seguí estudiando hasta noveno grado. Di un examen de ingreso para enfermería. Cuando la familia de mi tía se enteró, quisieron que dejara de estudiar. Pero no estuve de acuerdo y me divorcié", relató.
La Comisión de Derechos Humanos presiona para que se registren los casamientos en los tribunales como forma de evitar el matrimonio precoz.
*Abida M. Telaee escribe para Killid, una organización de medios independientes afganos asociada a IPS.