El caso del famoso atleta paralímpico Oscar Pistorius, acusado de matar a su novia Reeva Steenkamp, puso a la violencia doméstica en el centro de atención de la sociedad en Sudáfrica. Las últimas estadísticas policiales indican que siete mujeres fueron asesinadas por día en promedio en 2011.
Los especialistas en delincuencia estiman que una mujer es violada cada 17 segundos, lo cual convierte a Sudáfrica en la capital mundial de la violación, según Interpol (Policía Internacional). Incluso se estima que se denuncian menos de uno por ciento de los casos.
En el caso de Pistorius, quien afronta cargos por homicidio premeditado, la fiscalía arguyó que "se puso las piernas protésicas, caminó siete metros y disparó cuatro veces contra la puerta cerrada con llave del baño" matando a su novia el 14 de este mes. El velocista, quien registró una marca histórica al competir con atletas no discapacitados en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, negó las imputaciones expuestas formalmente el martes 19 en su solicitud de fianza. Dijo que había confundido a Steenkamp con un intruso.
La solicitud de fianza, cuya audiencia se reinició este miércoles 20, concentró la atención pública y la interrogante flota en el aire sobre si este caso avivará un asunto delicado y tapado en Sudáfrica, donde la violencia contra las mujeres alcanzó proporciones históricas.
Hace dos semanas, el país se vio conmovido por otro caso, el de Anene Booysen, de 17 años, quien fue violada, mutilada y destripada muriendo poco después.
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"Cientos de miles" buscan de justicia
La profesora de ciencias política de la Universidad de Stellenbosch, Amanda Gouws, opinó que, pese al malestar que generaron estos dos asuntos, no cree que haya justicia en el caso de Booysen.
"He visto demasiados casos que comienzan con un big bang, pero no concluyen bien porque los testigos no son bien interrogados y las pruebas están contaminadas o no sirven por cuestiones técnicas", arguyó Gouws, también integrante de la Comisión de Equidad de Género de Sudáfrica.
"Pero quizá debido a que este caso tuvo gran repercusión y fue horrendo haya justicia. Pero hay cientos y miles de casos para los que no habrá", remarcó.
La detención de Pistorius ocurrió el mismo día del discurso del presidente Jacob Zuma sobre el estado de la nación, el que muchos hubieran deseado que marcara el rumbo de este país asediado por protestas por la calidad de los servicios públicos, las dificultades económicas y los delitos violentos.
Según Gouws, Zuma no se refirió a este asunto como corresponde. "La justicia debe ser ciega, pero no es así en el caso de la violencia de género", alegó.
"Si prestas atención a lo que dijo (Zuma) sobre las protestas violentas en Sudáfrica, que necesitamos una intervención del gobierno nacional, los provinciales y los locales y priorizar el papel de la justicia, pero no habló así sobre la violencia de género".
"A la luz de las 5.000 protestas que hay al año y las 64.000 violaciones que hubo en 2012, su discurso fue muy decepcionante", remarcó.
Un investigación divulgada este año por el Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica, reveló que más de un cuarto de los 1.738 hombres consultados de distintos orígenes étnicos y económicos reconocieron haber violado a una mujer por lo menos una vez.
Necesidad de un mejor liderazgo
Pero la violencia contra las mujeres en Sudáfrica no se reduce a violación o asesinato. En la definición de "violencia doméstica" se incluyen abusos físicos que no son de índole sexual, emocional o económica, así como acoso.
La prensa sudafricana informó la semana pasada que Judy Sexwale, esposa del ministro de Asentamientos Humanos, Tokyo Sexwale, lo acusó de los tres delitos en la declaración jurada presentada en el proceso de divorcio.
No es la primera vez que un alto dirigente político de Sudáfrica es acusado de violencia contra la mujer. El propio Zuma ocupó los titulares de la prensa internacional en 2006. El entonces vicepresidente del gobernante Congreso Nacional Africano fue absuelto de un caso de violación.
Las autoridades deben adoptar una posición clara sobre violencia de género, dijo a IPS la especialista Lubna Nadvi, presidenta de Advice Desk for the Abused (oficina de asesoramiento para personas que sufrieron abuso). La organización con sede en Durban ofrece intervención de crisis a las víctimas y responsables de abusos de violencia.
"Creo que el presidente debe dejar claro que las mujeres y las niñas no son objetos sexuales disponibles para los hombres, para ser usadas o abusadas y ni la cultura africana, ni ninguna otra, da a los hombres el derecho de abusar de ellas", opinó Nadvi, profesora de ciencias políticas de la Universidad de KwaZulu-Natal.
"Con suerte, ese tipo de declaraciones fuertes suya obligue a los hombres a pensar en cómo actuar y comportarse en el futuro, siga o no siendo presidente por otro mandato", añadió.
Al haber cada vez más casos de violencia contra las mujeres en el tapete en Sudáfrica, casos como el de Booysens, Pistorius y Sexwale demostraron la necesidad de que los medios presten mayor atención a este asunto, observó.
Contra la insensibilidad social
"Si la nación como un todo no pasa pronto a la acción corremos el riesgo de hacernos conocidos como un lugar donde ninguna mujer ni niña están seguras en ningún lado, en especial junto a sus parejas íntimas. No debemos aspirar ni de cerca a eso", puntualizó Nadvi.
La socióloga Shafinaaz Hassim coincidió en que el hecho de que "estos incidentes cobre realce saca a la sociedad civil de su letargo apolítico y su negación insensible y exige que nos involucremos en apoyar a las mujeres de todas las maneras posibles en tanto que personas, comunidad y organizaciones".
Hassim, residente de la norteña provincia de Gauteng, cuya capital es Johannesburgo, publicó una novela sobre violencia doméstica en la comunidad musulmana.
Pero cambiar la tendencia no se trata solo de apoyar a las víctimas y de castigar a los responsables, sino también de reeducar a niños y niñas y de eliminar los estereotipos de género, precisó Hassim.
* Con aportes de Nalisha Adams desde Johannesburgo.