Adolescentes postergados en lucha contra el sida en Kenia

Una pelea le cambiaría la vida para siempre a Cedric Owino, del asentamiento irregular de Mathare, uno de los mayores de Kenia. Cuando intercambiaba golpes con otro adolescente se enteró por casualidad que era portador del VIH. El secreto había sido guardado por su abuela durante 15 años.

«Mientras nos peleábamos, la madre del otro comenzó a gritar que podía rasguñar a su hijo e infectarlo con el VIH», dijo Owino a IPS

El hecho derivó en una fuerte discusión entre Owino, de 15 años, y su abuela, su tutora desde que quedó huérfano, y le confirmó que era portador desde bebé del VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida), causante del sida.

«No es fácil decirlo», dijo a IPS la abuela Mwema Omollo. «Si le dices al niño, temes que cambie su forma de vida. La gente tiene mucho miedo del VIH todavía. Mi hija (la madre de Owino) no quiso tomar antirretrovirales cuando se enteró de que era portadora», explicó.

Su hija temió que si tomaba antirretrovirales, la gente de su comunidad que entregaba la medicación iba a conocer su condición.
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Desde que se enteró, Owino protagonizó dos intentos de suicidio. «Mi familia sabía que yo estaba infectada, por qué decirme que los medicamentos que tomo son para el asma, si saben que es porque soy seropositivo», preguntó.

El muchacho abandonó el octavo grado en la Academia de Jóvenes Estrellas cuando se enteró de la situación.

Owino no es el único adolescente al que le cuesta asumir la situación. Anthony Andega, también de 15 años, trató de suicidarse hace dos años, cuando se enteró de que tenía el VIH.

Se cortó con un cuchillo, pero por el estigma asociado al virus del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la gente se negó a brindarle asistencia, según le contó un amigo suyo, a pesar de que sangraba profusamente.

«Nadie quiere tocar lo que tocaste. Quedas aislado», dijo Andega a IPS. No es solo eso, sino que la información de su situación se propagó.

«En este barrio vamos todos a la misma escuela. Si la gente se entera de que tienes VIH, lo sabe toda la escuela», añadió.

La encuesta de población de Kenia muestra que el estigma hacia los adolescentes con VIH es grande, «55 por ciento de los entrevistados dijeron que prefieren que la condición de portadores del VIH de los miembros de su familia sea secreta».

Según datos del Ministerio de Salud, alrededor de 7,1 por ciento de las personas entre 15 y 64 años, cerca de 1,4 millones de personas, viven con VIH en Kenia.

Además, 3,8 por ciento de los jóvenes de entre 15 y 24 años están infectados, mientras que en adultos de entre 50 y 64 años, la prevalencia es de cinco por ciento.

La organización Médicos sin Fronteras, que trabaja en Mathare con personal de salud pública para aumentar la cantidad de personas que desvelan su condición en el ámbito familiar, indicó que solo dos por ciento informa a sus familiares de la situación.

Ann Mburu, enfermera que trabaja en Adolescents Count Today (ACT), dijo que «probablemente aumente la cantidad de adolescentes seropositivos pues son cada vez más los que tienen relaciones sexuales sin conocer su condición».

«Como los padres y los tutores no dicen a los niños mayores que están infectados, el VIH/sida seguirá teniendo un gran impacto en la comunidad con cada vez mayor estigmatización y discriminación debido al secreto», sostuvo Mburu.

«A pesar de que 22 por ciento de los varones y 11 por ciento de las muchachas dijeron haber tenido relaciones sexuales a los 15 años, 60 por ciento de los adolescentes no consideran que estén en riesgo de infectarse con el VIH», indicó Esther Muketo, gerente de programa de la organización Family Health Options Kenya (FHOK)

La pediatra Alice Muchemi explicó la aparente contradicción: «La adolescencia suele ser difícil, la confianza en sí mismos suele ser frágil. El rechazo del sexo opuesto es considerado una tragedia. Sus cuerpos también están ávidos de mantener relaciones sexuales».

«Pero a los adolescentes que tienen VIH los tratan como parias, a menudo por la falta de información entre sus pares», dijo a IPS.

La Guía Nacional para el Tratamiento y el Análisis de VIH de Kenia permite a los profesionales de la salud informar a los menores «casados, sexualmente activos o a las muchachas embarazadas» sobre su condición. Pero esto no siempre se aplica.

«Como los menores sexualmente activos no siempre revelan que mantienen relaciones sexuales, y debido a que no se espera que las tengan, tampoco se les informa que son portadores del virus», explicó Muchemi.

Antes de saber que tenía el VIH, Owino estuvo un año teniendo relaciones sexuales y solo una vez usó un preservativo.

«Como casi todos los muchachos de aquí, tenemos sexo en cuanto se presenta la oportunidad. Pensaba que el VIH era una enfermedad de adultos», se justificó.

Ahora que sí está al tanto de su condición, no hizo ningún intento de ponerse en contacto con las muchachas con las que mantuvo relaciones.

«Mathare es un gran asentamiento, no sé dónde viven ahora. Aun si la gente sabe de mi situación, no voy a hablar al respecto», dijo a IPS.

Según el Plan Kenia, que realizó un estudio en adolescentes seropositivos de entre 10 y 19 años en Nairobi y en la región de Nyanza, «la mayoría de ellos tienen o piensan tener relaciones sexuales».

Además, «más de cuatro quintos tuvieron relaciones sexuales y más de dos tercio de estos últimos siguen teniendo».

Nyanza tiene la mayor prevalencia de VIH en Kenia, casi el doble de la prevalencia nacional de 15,3 por ciento.

El activista seropositivo Paul Ndegwa dijo que el gobierno está teniendo éxito en su lucha contra el VIH pediátrico, pero ignora en gran medida las necesidades de los adolescentes portadores del virus del sida.

Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para la Lucha contra el Sida (Onusida) (http://www.unaids.org/es/), disminuyeron en 40 las nuevas infecciones de niños y niñas en Kenia.

«El problema está en la transición de la adolescencia», remarcó Ndegwa.

«Se trata de jóvenes que no se comunican bien. Las necesidades de los adolescentes con VIH son reales e ignoradas, al igual que se ignoran sus necesidades vinculadas a la salud reproductiva y sexual», subrayó.

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