Trabajadores cuyas funciones les imponen un contacto directo con la contaminación atmosférica enfrentan mayor posibilidad de contraer dolencias en ojos y pulmones, con el riesgo de sufrir cáncer. Ese diagnóstico, producido por investigadores de la Universidade Federal de São Paulo, en asociación con la Universidade de São Paulo y la de Harvard, resulta del análisis de la salud de 71 taxistas y 30 inspectores de tránsito en la capital paulista durante cuatro años.
Un grupo menos vulnerable, de 20 personas que trabajan en áreas de mucha vegetación, sirvió de comparación.
“El aire contaminado provocó en los profesionales del primer grupo inflamaciones y alteraciones en la presión arterial y ritmo cardiaco, mayor tendencia a la obesidad, conjuntivitis, rinitis y más cantidad de quiebras cromosómicas, lo que significa riesgo de cáncer”, dijo a Tierramérica el médico Paulo Saldiva, coordinador del estudio.