GUATEMALA: Salvavidas antitragedias naturales hecho afuera

Guatemala, uno de los países más vulnerables a eventos climáticos, en el presente depende de la ayuda exterior para atender su gestión de riesgos, debido a que la estatal Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) no cuenta con fondos suficientes.

"Los recursos que se destinan a la Conred se centralizan en la capital (del país), y además no alcanzan", dijo a IPS el activista Guido Calderón, de la no gubernamental Convergencia Ciudadana para la Gestión de Riesgos.

De hecho, el secretario ejecutivo de la Conred, Alejandro Maldonado, advirtió en julio que debería prescindir de los servicios de 240 empleados, más de 60 por ciento del personal, porque aún no recibía la solicitada ampliación presupuestaria de dos millones de dólares.

Maldonado considera "insuficiente" el presupuesto para atender una catástrofe como las ocurridas en América Central con los ciclones Mitch (1998), Stan (2005) y Agatha (2010), que dejaron decenas de miles de personas muertas, severos daños a la infraestructura y destrucción de cultivos, principalmente en este país, Honduras y El Salvador.

La Conred tiene un presupuesto equivalente a 5,8 millones de dólares, la mitad del que había solicitado al parlamento para funcionar este año.
[related_articles]
En ese contexto, Calderón valoró los esfuerzos de la cooperación internacional para contribuir con la gestión de riesgos en este país de 14 millones de habitantes.

"Están haciendo el trabajo que no hace el gobierno, y está muy focalizado en la formación de capacidades a nivel local", algo fundamental para la gestión de riesgos, explicó.

En Guatemala funcionan múltiples iniciativas para la prevención y mitigación de desastres.

Una de estas es el Programa de la Comisión Europea de preparación ante los desastres naturales (Dipecho), que destina 2,2 millones de euros (2,7 millones de dólares) a fortalecer la capacidad de respuesta de las comunidades y las autoridades nacionales para el período 2012-2013.

Los proyectos incluyen el refuerzo de la infraestructura, formación, sensibilización, establecimiento y mejora de sistemas locales de alerta temprana y planes de contingencia en los departamentos de Jutiapa, Santa Rosa, Escuintla, Izabal, Petén y Quiché, situados en el sur y norte de Guatemala.

Este país, gobernado por el derechista Otto Pérez Molina, también se beneficiará de una donación de dos millones de dólares dispuesta en julio por Taiwán para la gestión de riesgos en América Central.

Esa contribución es parte del proyecto Política Centroamericana de Gestión Integral de Riesgos de Desastres hacia la Reducción del Impacto y su Contribución al Desarrollo Seguro y Sostenible 2012-2014.

El fortalecimiento de capacidades nacionales, sistemas, herramientas y de mecanismos de reducción de riesgo de desastres será el destino de estos recursos.

La Cruz Roja Holandesa, la Cooperación Italiana, CARE, Plan Internacional, Acción Contra el Hambre y otras organizaciones no gubernamentales también participan en proyectos para prevenir y mitigar desastres en Guatemala.

Calderón cree que esta cooperación tomó relevancia porque en este país la gestión de riesgos "se ve como la respuesta a una emergencia, no se trabaja la parte de qué hacer antes, durante y después de una catástrofe, porque los alimentos son uno de los grandes negocios de los desastres, igual que la construcción de carreteras".

Mientras tanto, el peligro acecha a esta nación centroamericana.

Guatemala fue catalogado como el segundo país más vulnerable del mundo en la 17 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 17), celebrada en Durban en 2011.

Birmania ocupó el primer lugar y Colombia el tercero.

Olga Cerritos, de la no gubernamental Fundación Ecuménica Guatemalteca Esperanza y Fraternidad, dijo a IPS que la ayuda externa a la región para la prevención de desastres se ha centralizado en este país.

"Trabajamos en organización, capacitación de las coordinadoras locales y comunitarias ante las emergencias y en equipamiento, pues hasta ahora se empieza a hablar de gestión integral de riesgos donde debe haber más compromiso de las municipalidades", explicó.

La activista, quien laboró para el proyecto Dipecho de 2008 a 2011, valoró la cooperación externa, en virtud de que la Conred tiene muchas limitaciones presupuestarias y de personal.

"Existe un solo delegado de la Conred por cada una de las ocho regiones del país", dijo con asombro.

La formación en gestión de riesgos es clave ante un evento climático. "Donde hay coordinadoras locales de desastres el impacto es menor, la organización hace una diferencia", indicó.

Pero parece ser que la gestión de riesgos no suele volverse importante hasta que ha ocurrido un desastre.

"A veces le ponemos atención después de ocurrida la tragedia", admitió Claudia Sisimit, locutora de una radio del noroccidental departamento de Chimaltenango.

"Hace algunos años pasó por acá una especie de huracán a medianoche. Se fue la luz, pensamos que íbamos a morir y no sabíamos qué hacer", relató a IPS.

David De León, portavoz de la Conred, advirtió a IPS que para septiembre y octubre se prevé una mayor actividad ciclónica y, con ella, la llegada de una o dos tormentas que podrían generar situaciones de emergencia.

"El año pasado, como ahora, tuvimos un invierno muy tranquilo, pero en octubre tuvimos la depresión tropical 12E", que generó desbordamiento de ríos, derrumbes, daños a la infraestructura y pérdida de vidas humanas, recordó.

En el primer semestre del año, la Conred reportó la asistencia de más de 1.000 emergencias, incluyendo el desmadre de ríos y arroyos en el norteño departamento de Petén y en el noroccidental San Marcos, y evacuaciones de familias por actividad volcánica en la costa sur.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe