Científicos de Sudáfrica parecen haber encontrado la forma de reducir los problemas de saneamiento en este país a la vez de combatir la inseguridad alimentaria: usando excrementos humanos como fertilizantes.
Aunque casi 11 millones de sudafricanos cuentan con servicios de saneamiento básicos desde 1994, otros más de 13,3 millones todavía no habían accedido a estos en 2008, según el gubernamental Consejo para Investigación Científica e Industrial.
Por otra parte, las letrinas de pozo instaladas en el país se están llenando más rápido de lo que se preveía, alertó la Comisión de Investigación sobre Agua (WRC, por sus siglas en inglés).
"Solo un tercio de las municipalidades tienen presupuesto como para mantener saneamiento individual (para cada casa). Si se llenan las letrinas, todo el duro trabajo hecho para afrontar los problemas de saneamiento se habrá perdido", advirtió el investigador David Still, de la WRC.
"¿Por qué no usamos lodos fecales para abonar árboles frutales y así afrontar el creciente problema de la inseguridad alimentaria, o para cultivar árboles destinados a la producción de combustible o papel?", fue el planteo del científico, que dio origen al proyecto titulado: "¿Qué pasará cuando se llenen las letrinas?".
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"Es claro que en nuestro país el uso de cisternas de vacío no es siempre la solución, debido a problemas de acceso, y también por los objetos extraños hallados en las letrinas", dijo Still.
El excremento humano tiene valiosos nutrientes que sirven para el abono, como nitrógeno, fosfatos y potasio. Una persona promedio excreta por año lo suficiente como para fertilizar entre 300 y 400 metros cuadrados de cultivos.
Sin embargo, el uso de lodos fecales como fertilizantes puede ser peligroso debido a los patógenos que contienen, especialmente si son usados en la superficie, donde se cultiva productos comestibles. También hay riesgo de que contaminen el agua subterránea.
Con el objetivo de hallar una forma de contener esos patógenos, se realizaron investigaciones en dos sitios piloto, en las orientales localidades de Umlazi y Karkloof.
Los sitios son administrados por la municipalidad local y la estatal Industria Sudafricana del Papel y la Celulosa (Sappi, por sus siglas en inglés) respectivamente.
Still y su equipo descubrieron que, enterrando lodos fecales en pozos y plantando encima de estos, los patógenos eran contenidos y se extinguían. Se cavaron zanjas de unos 75 centímetros de profundidad y fueron llenadas en parte con excrementos humanos. A la vez, se estudiaron dos sitios donde no se añadieron lodos fecales.
Los científicos constataron que los árboles plantados con ese abono tenían una altura y un volumen significativamente mayor, "de hasta 80 por ciento" más.
Para constatar la presencia de patógenos, los investigadores buscaron huevos de lombriz, un parásito resistente. Si se hallaban huevos, significaba que los lodos fecales aún contenían sustancias peligrosas.
"Análisis de lodos fecales extraídos en intervalos periódicos indicaron que no podían ser halladas lombrices aun 30 meses después de haber sido enterrados", dijo Still.
Sfundo Nkomo, ingeniero de la organización Partners in Development, investigó la presencia de microbios en el sitio de Umlazi.
"Uno tiene que vigilar la situación debido a los riesgos implícitos. Es claro que la tecnología funciona y que las plantas tienen hojas color verde oscuro. De las nueve filas de árboles plantados, los que tuvieron tratamiento con lodos fecales eran más grandes y estaban mejor desarrollados", dijo.
El agua subterránea cerca de los sitios con abono también fue supervisada para determinar si su calidad había sido afectada.
En el sitio de Umlazi, que es llano y arenoso, con suelos profundos, no se constató impacto alguno. Sin embargo, en el sitio cercano a Karkloof, con suelos poco profundos, hubo un pequeño incremento en las concentraciones de nitrato en el agua subterránea luego de las lluvias.
Esto demostró que los sitios ideales para utilizar lodos fecales como abono debían ser tener un terreno llano y profundo.
La casa de Lindiwe Khoza en Umlazi fue seleccionada como sitio de prueba. En su terreno se plantan cítricos y duraznos abonados con lodos fecales.
"El fruto crece mucho más rápido y parece ser más sabroso y jugoso que el que se compra en supermercados. Ahora tenemos muchos frutos de nuestro propio jardín", dijo Khoza a IPS a través de un intérprete. El líder del programa de administración de tierras de Sappi, Giovanni Sale, indicó que también había constatado un incremento de la producción de árboles en las áreas que habían sido abonadas con lodos fecales.
"Lamentablemente, esta mejora en el crecimiento de árboles no compensa su alto costo. Los costos de preparación de la tierra en la región fueron 30 veces mayores que los de las prácticas forestales convencionales. Por tanto, no es aún una práctica comercialmente viable", reconoció Sale.
Añadió que si la municipalidad local deseaba iniciar su propio proyecto, Sappi estaría dispuesta a brindar asistencia.
Por su parte, Jay Bhagwan, director de Uso y Administración de Aguas de la WRC, sostuvo que el empleo de excrementos humanos podía mejorar la seguridad alimentaria y de combustibles de las comunidades locales.
"Las comunidades pueden cultivar árboles para usar la madera como combustible o árboles de frutas según sus necesidades. El cultivo se ve mejorado enormemente con los lodos fecales. La tecnología tiene un enorme potencial", dijo.
(FIIN/IPS/traen-rp/yg/nk/af dv vt hu he fe/12)