Cuando la guerra civil de Sri Lanka estaba llegando a su fin, una familia tamil que ya había experimentado el conflicto en carne propia tuvo que tomar la última decisión, que sería la más difícil de todas.
En los primeros meses de 2009, en el tramo final del conflicto de tres décadas en Sri Lanka, los enfrentamientos armados eran tan intensos que una pareja de sexagenarios tamiles se vio obligada a resolver si dejar o no allí a Thangamathi, la hermana mayor del hombre, ya anciana, soltera y con una discapacidad mental congénita que requería cuidados permanentes.
Finalmente, el hermano de Thangamathi decidió internarla en un hogar para personas con problemas mentales, que esperaba le diera refugio hasta que él volviera.
"Fue una decisión difícil, pero ninguno de nosotros era suficientemente fuerte para ocuparse de ella", dijo a IPS.
La pareja se las arregló para sobrevivir a los últimos combates de la guerra entre las Fuerzas Armadas de Sri Lanka y los separatistas Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), que dejó entre 7.000 y 40.000 muertos, según fuentes diversas.
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A comienzos de 2010 lograron volver a su antigua vivienda, en la aldea de Tharmapuram, en el norteño distrito de Kilinochchi.
Pero mucho antes de su regreso, mientras todavía vivían en un campamento patrocinado por el gobierno, empezaron a buscar a Thangamathi.
Aún no la han encontrado. Una persona conocida les dijo una vez que la habían divisado entre los casi 280.000 que escaparon de la última batalla en abril de 2009, pero esa información no les sirvió de mucho.
"Todavía la estamos buscando, pero sabemos que esto se terminó", dijo el hermano de la mujer.
Los rebeldes Tigres tamiles, que combatían por la separación del norte y este de Sri Lanka, se declararon derrotados por las fuerzas regulares del gobierno el 17 de mayo de 2009.
El conflicto había comenzado en 1983, tras una serie de ataques de la comunidad cingalesa, mayoritaria en este país, contra la tamil, predominante en esa zona.
Para los procedentes de áreas como Kilinochchi, localidad que durante una década fue el centro administrativo del propuesto estado tamil, historias como la de Thangamathi son muy comunes.
En esta exzona de guerra, que fue escenario de algunos de los peores excesos de la guerra, miles todavía buscan a sus seres queridos desaparecidos.
Santhirakumar, quien vive en el distrito de Mullaitivu, vecino a Kilinochchi, busca al esposo de su prima y a dos sobrinos desde que terminó la guerra, pero no ha tenido noticias sobre el paradero de ninguno.
También oyó que por lo menos uno de sus familiares desaparecidos fue visto apenas 48 horas antes de que el gobierno declaró la victoria sobre los rebeldes. Fue lo último que supo.
La eterna búsqueda continúa, pero tres años más tarde no ha podido avanzar. "Recorrimos cada prisión, además de campamentos en Colombo, Boossa (en el sur) y otros varios lugares, pero no pudimos hallarlos", relató a IPS.
"Informamos a la policía y no sabemos a dónde más ir. La familia de mi cuñado depende de nosotros y de otros parientes para poder sobrevivir", agregó.
Según un relevamiento del Departamento de Censos y Estadísticas realizado en la provincia norteña entre junio y agosto del año pasado, entre enero y mayo de 2009 hubo 2.635 personas reportadas como "sin rastro".
Esta es la cifra oficial del gobierno srilankés, pero organizaciones de derechos humanos y otras creen que el número es aún mayor.
En el distrito de Vavuniya, ubicado en el extremo sur del exescenario de guerra, funcionarios del gobierno y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) instalaron una unidad para rastrear a niñas y niños desaparecidos en 2010.
Piencia Charles, funcionaria gubernamental en ese distrito, desempeñó un rol crucial en la creación de esa unidad. Lo que la motivó a hacerlo fue haber interactuado a diario con decenas de mujeres angustiadas, todas ellas buscando a sus familiares desaparecidos, expresó.
En un discurso ante diplomáticos srilankeses, el secretario de Defensa, Gotabaya Rajapaksa, dijo que hasta julio de 2011 la Unidad de Rastreo Familiar y Reunificación de Vavuniya había recibido 2.564 denuncias.
De ellas, "1.888 eran por adultos desaparecidos, y 676 por niñas y niños desaparecidos. Según los padres que se presentaron, 64 por ciento de los niños desaparecidos habían sido reclutados por los Tigres tamiles", señaló.
Funcionarios del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en Colombo dijeron que la Unidad estaba manejando 747 casos de niños y niñas faltantes. Hasta entonces, 40 se reunieron con sus familias, 30 casos se estaban definiendo y otros 70 se estaban procesando.
Sin embargo, los miles de desaparecidos no solo representan a quienes huyeron durante las últimas etapas de la guerra. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) está investigando una cantidad de casos que ronda las cinco cifras y se remonta a hace dos décadas.
En aquel tiempo el país estaba en medio de dos insurgencias: la de los tamiles en el norte y otra, de corta vida, protagonizada principalmente por jóvenes cingaleses comunistas en el sur.
Según el informe anual 2011 del CICR, esta entidad en Sri Lanka estaba manejando 15.780 casos de rastreo de personas al 31 de diciembre pasado, señaló a IPS el portavoz Sarasi Wijerathne.
"Esta cifra, que refleja la cantidad de casos reportados ante el CICR desde 1990, es la cantidad (activa) de casos de personas que continúan desaparecidas", agregó.
El CICR también planteó que el año pasado recibió 1.382 nuevos casos, 369 de los cuales involucraban a menores. Del total, la organización humanitaria solo pudo seguir la pista de apenas 136 personas, lo que retrata un panorama funesto para la mayoría de las familias que buscan a sus seres queridos.