Más vale tarde que nunca para el desarrollo sustentable

La cumbre ambiental en Brasil es la oportunidad de poner al fin en práctica lo que 20 años atrás se teorizó como meta en términos de desarrollo sustentable: la necesidad de integrar las dimensiones económica, social y ambiental para evitar el tan anunciado colapso planetario.

Este mensaje de urgencia fue dado en ocasión del lanzamiento, este viernes 18 en Río de Janeiro, de la versión en portugués del informe "Pueblos resistentes, planeta resistente, un futuro digno de elección", elaborado por el Panel de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, sobre Sustentabilidad Global.

El documento resume "una preocupación inmensa", no por "los costos del hacer, sino por los del no hacer", según la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Izabella Teixeira, quien formó parte de ese grupo internacional.

El texto surgido del Panel, que en su versión original ya había sido presentado mundialmente, servirá de base de discusión en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, que tendrá lugar del 20 al 22 de junio en Río de Janeiro.

Entre sus conclusiones más contundentes se alerta que, pese a los avances como el de la reducción de la pobreza extrema, el mundo vive hoy "el peor de los tiempos".
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Otra advertencia que se destaca es que la desigualdad entre pobres y ricos está aumentando gravemente y hay más de 1.000 millones de personas en la pobreza, mientras las fronteras ambientales están imponiendo nuevos límites.

"Es importante ver al mismo tiempo que el desarrollo sustentable ya es aceptado como concepto, cuanto falta todavía ponerlo en práctica", sostuvo André Corrêa do Lago, jefe de la División de Políticas de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.

Es que los plazos se acortan cada vez más. Se calcula que la cantidad de habitantes de la Tierra aumentará de los 7.000 millones actuales a casi 9.000 millones en 2040. Lo mismo pasará con los consumidores de clase media, cuya cantidad crecerá en 3.000 millones en los próximos 20 años.

La consecuencia esperada es que la demanda de recursos aumente de forma exponencial. Hasta 2030, el mundo necesitará como mínimo 50 por ciento más de alimentos, 45 por ciento más de energía y 30 por ciento más de agua potable, según el informe del Panel.

Corrêa do Lago, quien será jefe de los negociadores de Brasil en la cumbre también conocida como Río+20, no duda en que "el desarrollo sustentable es la respuesta que hay que dar".

A su vez, Aspasia Camargo, representante del Partido Verde (PV) de Brasil en la Comisión Nacional de Río+20, opinó que lo más importante del informe es haber logrado insertar la economía, "un pilar que siempre fue muy frágil" en el trípode del desarrollo sustentable, junto a lo ambiental y lo social.

Pero en entrevista con IPS, Camargo pidió "más objetividad para implementar" esa premisa.

Un objetivo inmediato de la conferencia, al menos en lo que aspira la ministra Teixeira, es que se establezcan patrones de consumo y de producción. A modo de ilustración, dio el ejemplo de la diferencia entre un consumidor que anda en bicicleta sin costo ambiental o en un vehículo con motor flexible, con la opción de usar biocombustible, a uno que "anda en automóvil a gasolina".

Teixeira también espera que se dupliquen las metas de energías renovables. Recordó que, mientras en su país la energía de fuentes renovables representa 75 por ciento del total producido y pronto pasará a 83 por ciento, hay otros estados donde apenas alcanza a tres por ciento.

El secretario ejecutivo del Panel, el húngaro-suizo Janos Pasztor, consideró también importante a corto plazo la propuesta de agregar al indicador del producto interno bruto (PIB), que mide la riqueza de los países, otros que contemplen cuestiones ambientales.

"El PIB actual no es suficiente. Tenemos que desarrollar otro índice que vaya más allá de lo económico" para "medir el progreso", destacó.

La visión a largo plazo de los integrantes del Panel es "erradicar la pobreza, reducir la desigualdad y hacer que el crecimiento sea inclusivo, y que producción y consumo sean más sustentables al afrontar el cambio climático y respetar otros diversos límites planetarios".

"Los recursos naturales ya no son suficientes para sostener a tantos miles de millones de personas en 40 años. No serán suficientes para mantener los patrones de consumo actual, que inclusive solo pueden disfrutar los países más ricos, que son una minoría", acotó Camargo.

La representante del Partido Verde sostuvo que se sentiría "muy satisfecha" si por lo menos se llegase a un acuerdo sobre plazos mínimos para tener indicadores de desarrollo sustentable "funcionando con periodicidad".

Eso, en términos prácticos significaría tener, por ejemplo, inventarios sobre el cambio climático, "actualmente ridículamente escasos", o que haya apoyo financiero para instrumentarlos de parte del Banco Mundial o de otras agencias multilaterales, para que todos los países tengan acceso a esos indicadores y controlen sus metas.

Consideró también relevante que las ciudades comiencen a tener protagonismo en la Organización de las Naciones Unidas y sus conferencias ambientales donde actualmente están "relegadas a los pasillos o las últimas salas".

La diputada dio el ejemplo de urbes estadounidenses como Nueva York, Los Ángeles y San Francisco, que han conseguido reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de modo más pronunciado que la media nacional.

"Hoy el liderazgo no debe estar en manos de los países sino en las ciudades", afirmó.

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