La crisis económico-financiera del mundo industrializado y limitaciones internas afectan a Argentina, que comienza a mostrar signos de deterioro, como el enlentecimiento del fuerte crecimiento registrado en la última década, que en 2011 llegó a 8,9 por ciento.
Los expertos coinciden en que esa desaceleración de la economía se expresa sobre todo en la merma de la producción y de la inversión bruta fija, que se arrastra desde fines del año pasado y que hará sentir su impacto en los próximos meses.
"Lo único que sigue creciendo bien es el sector bancario y el consumo debido al crédito, pero la crisis internacional se está haciendo sentir", dijo a IPS el economista Fausto Spotorno, del Centro de Estudios Económicos Orlando Ferreres y Asociados.
Spotorno sostuvo que los principales mercados para las exportaciones argentinas, que son Brasil, China y la Unión Europea, están ante una desaceleración más o menos marcada, y advirtió que eso impacta en la producción.
La Asociación de Fábricas de Automotores de Argentina informó que en abril se produjeron 54.772 vehículos, frente a 72.422 en igual mes de 2011, mientras que las exportaciones, 76 por ciento de las cuales tienen como destino a Brasil, cayeron de 42.244 a 30.442 unidades.
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Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) indican que en abril se mantuvo el superávit en la balanza comercial, pero las ventas externas mermaron seis por ciento respecto de igual mes de 2011 y las importaciones declinaron 14 por ciento en la misma comparación. Ante las dificultades de acceso al mercado financiero que tiene Argentina desde el cese de pagos de su deuda de fines de 2001 y el posterior canje de bonos del Tesoro, el superávit comercial y el fiscal se constituyeron en pilares del modelo de crecimiento en este país.
En las últimas semanas, el gobierno centroizquierdista de Cristina Fernández dispuso limitar las importaciones y mantiene restringida la compra de dólares al público. Esta última medida disparó una corrida cambiaria y el auge de un mercado ilegal en el que esa divisa estadounidense cotiza 35 por ciento más alta que en el oficial.
"Este doble mercado no se puede sostener mucho más tiempo", advirtió ante la consulta de IPS el economista Mario Sotuyo, de la consultora Economía y Regiones. Es que cuanto más se acentúan los controles, mayor es la brecha entre el tipo de cambio del mercado legal y el ilegal.
El gobierno se resiste a permitir la deprecación del peso, la moneda local, por el impacto alcista que tendría en los precios internos. Según estimaciones privadas, la inflación se está incrementando por encima de 20 por ciento anual.
En cuanto a las cuentas fiscales, el Ministerio de Economía informó que el balance de abril arrojó un superávit 42 por ciento más bajo que en igual mes de 2011, sin contar el pago de vencimientos de la deuda.
Si se contabilizan esas cancelaciones, no solo las cuentas manifiestan un déficit sino que ese desequilibrio es nueve por ciento mayor, lo cual redunda en una caída de las reservas internacionales que se destinan al pago de deuda pública.
El último parte del Centro de Estudios en el que se desempeña Spotorno sostiene que el producto interno bruto registró en abril un crecimiento interanual de apenas 0,6 por ciento, lo cual representa un "freno en seco", tal como lo describió.
La consultora también señala que la actividad económica manifiesta "fuertes señales de desgaste" y que el "modesto" crecimiento se sostiene por los servicios (sobre todo bancos y comercio), más que por la producción de bienes que está en retroceso.
Pero el dato más preocupante es la merma en las inversiones, que según el Centro fue de 16 por ciento interanual en abril. Este indicador anticipa un escenario en el que será difícil ver una recuperación de la actividad general en el corto plazo.
Sotuyo coincidió en que la producción y la inversión son los sectores que manifiestan en forma más contundente la pérdida de dinamismo, y señaló que el crecimiento de la actividad se mantiene por el consumo interno.
Sin embargo, este especialista entiende que no hay en lo inmediato riesgo de "estanflación", un fantasma que ensombrece la economía debido a la combinación de retracción de la actividad con una inflación que sigue en los dos dígitos.
Ni Spotorno ni Sotuyo creen tampoco que se esté a las puertas de una recesión. "Probablemente vamos a un aterrizaje lento, con un nivel de actividad que se va a desacelerar, sin una caída abrupta", describió el experto de Economía y Regiones.
"Este año el gobierno tiene todavía margen porque, si bien las cuentas fiscales están en amarillo, el Banco Central aún tiene un buen nivel de reservas y no hubo que salir al mercado externo a contraer deuda para pagar compromisos", señaló.
Spotorno coincidió en descartar la recesión. Al menos no la vislumbra en el horizonte cercano. "Creo que habrá un rebote de la economía en el segundo semestre y vamos a terminar creciendo cerca de dos por ciento en el año", vaticinó.
Esta proyección es menos optimista que la del gobierno, que en 2011, al presentar el proyecto de ley de presupuesto 2012, prometió un crecimiento de cinco por ciento. Igualmente, la meta oficial es menor a la de 2011, pero no tanto como la que auguran economistas privados.
El Centro de Investigaciones en Finanzas de la privada Universidad Torcuato Di Tella es mucho más negativo en sus cálculos. Indicó este mes que la tasa de crecimiento será negativa este año y que las posibilidades de una recesión en los próximos meses están en torno de 85 por ciento.
Entre uno y otro pronóstico, el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra) también prevé una "paulatina disminución del crecimiento".
La entidad explica el menor rendimiento en las consecuencias de crisis global "inconclusa" de 2008-2009, que está teniendo ahora "una nueva irrupción", y más concretamente en el impacto de la "acentuada desaceleración" de Brasil, que comenzó a fines de 2010.
Cifra rescata el hecho de que el empleo se mantenga estable, y celebra que, frente a la alta inflación, la evolución del salario real sea positiva. Pero también reconoce que la inversión disminuyó en forma "significativa" respecto de 2011.
Esta entidad vinculada a la Central de Trabajadores Argentinos, de tendencia centroizquierdista y una de las dos agrupaciones sindicales de tercer grado del país, manifiesta preocupación también por el desbalance fiscal. Recuerda que las cuentas tuvieron superávit "aunque decreciente" entre 2003 y 2010, y a partir de 2011 empezaron a ser deficitarias.
En 2008 y 2009, frente al impacto de la retracción global, el Estado tenía más recursos para medidas de aliento a la producción, remarca la consultora.
Ahora la crisis arrecia de nuevo y hay "menor holgura fiscal" para enfrentarla.