Elecciones griegas y francesas presagian cambios en la economía

El fracaso electoral de los gobiernos de Francia y de Grecia hace prever el fin de los duros programas de ajustes en esos países y en el resto de Europa y parece marcar una nueva era de políticas económicas, sociales y de inversiones para restaurar el crecimiento y el empleo.

En Francia, el candidato del Partido Socialista, François Hollande, defensor de estrategias de empleo y crecimiento económico promovidas por el gobierno, superó en las elecciones del domingo 6 al presidente Nicolas Sarkozy, a menudo considerado el paladín de los programas de austeridad implementados en Europa.

En Grecia, la ciudadanía también castigó el domingo a los dos partidos tradicionales, Nueva Democracia, que obtuvo solo 19 por ciento de los votos, y al Movimiento Socialista Pan-Helénico (Pasok), que alcanzó 13,4 por ciento, que juntos impusieron un severo plan de ajuste que profundizó la crisis de cinco años y disparó el desempleo y la pobreza.

La ciudadanía griega se volcó a los antes minoritarios Coalición de Izquierda Radical, que obtuvo 17 por ciento de los sufragios, Partido Comunista, con 8,4 por ciento, y Nueva Izquierda, con seis por ciento.

El partido neonazi Aurora Dorada obtuvo una proporción menor de votos, pero el siete por ciento de los votos logrado es un apoyo importante.
[related_articles]
Antonis Samaras, de la Nueva Democracia, tiene pocos días para formar gobierno y dijo que conversará con todo el mundo, pues no le alcanza los votos para formar mayoría con su exaliado, Pasok, salvo con Aurora Dorada.

¿Vientos de cambio?

En especial, la victoria de Hollande en Francia es vista como un punto de inflexión en el paradigma económico de Europa.

Durante su discurso tras el escrutinio, el electo presidente francés dijo que su triunfo era visto en Europa como "un alivio, una esperanza, la confirmación de que la austeridad no es un llamado del destino" para la región.

También dijo que su misión será "dar a Europa una dimensión de crecimiento, de empleo de prosperidad" para todos.

Hollande liderará en los próximos cinco años la segunda economía de Europa en importancia, detrás de Alemania.

En su discurso también anunció que en las próximas semanas y en la cumbre de la Unión Europea (UE) del 24 de junio defenderá frente al gobierno alemán que los recortes en el gasto público, lejos de contribuir a resolver la crisis de deuda soberana, agravaron el problema de las finanzas pública en casi todos los países del bloque.

En los últimos dos años, Alemania y las autoridades de la UE, junto con Sarkozy, desempeñaron un papel de pivote diseñando los programas de austeridad impuestos a los gobiernos de Grecia, Italia, Portugal, Irlanda y España.

Caracterizados por los drásticos recortes en el gasto público, las pensiones, los programas de bienestar social y los salarios de los funcionarios, esa estrategia no hizo más que agravar la crisis económica, prolongar la recesión, empeorar la pobreza e, incluso, aumentó la mortalidad entre las personas mayores.

El índice del producto interno bruto (PIB) acumulado desde 2007 cayó en Grecia 17,3 por ciento, en Irlanda más de siete por ciento, en Italia 6,7 por ciento, en Portugal casi seis por ciento y en España cuatro por ciento.

Hollande insistió en que su gobierno se concentrará en la "justicia social y en restaurar la esperanza de los jóvenes".

En Francia, el desempleo alcanza a 25 por ciento de jóvenes activos, mientras que en España llega casi 50 por ciento de esa franja etaria, una situación que afecta también a otros países del sur de Europa.

Esos datos, sumados a la retórica contra las medidas de ajuste que caracterizaron a las campañas electorales en Francia y Grecia, suavizaron, de hecho, las declaraciones a favor en Alemania, la UE, e incluso del Banco Central Europeo.

La canciller (jefa de gobierno) de Alemania, Angela Merkel, declaró la semana pasada que prevé una "reforma del crecimiento" para los programas de austeridad que su gobierno promovió de forma consistente en los últimos dos años.

Paralelamente, el comisario europeo para Asuntos Económicos y Financieros, Olli Rehn, llamó a los gobiernos a aprobar el nuevo programa de inversiones públicas para "estimular el crecimiento en la región".

En un discurso dado el sábado 5 en Bruselas, Rehn llegó a decir que los programas de ajuste fiscal de la UE no son una "camisa de fuerza" y que dan un "espacio considerable al juicio" de los gobiernos nacionales para implementar políticas de crecimiento.

Rehn reconoció que muchos países de la eurozona y miembros de la UE sufren una "severa recesión y un desempleo creciente". En ciertas circunstancias, inversiones públicas adicionales en los países con excedentes, como Alemania, "pueden resultar beneficiosas para reducir los desequilibrios macroeconómicos" dentro de la UE.

Incluso el presidente del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi, urgió el viernes 4 a que el crecimiento "fuera puesto otra vez en el centro de la agenda" europea.

Es un llamado extraordinario, dado que la institución se concentra únicamente en lograr una inflación extremadamente baja, e ignoró en reiteradas oportunidades el desempleo y los déficit de crecimiento en la eurozona.

Largo camino por delante

Los partidos europeos de izquierda aplauden los cambios.

Para Sigmar Gabriel, líder del partido Socialdemócrata alemán, el triunfo de Hollande quiere decir que "Europa tomará una nueva orientación económica, poniendo énfasis en el crecimiento y en el empleo. Son excelentes noticias".

En conferencia de prensa este lunes 7, Gabriel condenó "los recortes de Angela Merkel, que sumieron a Europa en una crisis profunda. Lo que Europa necesita ahora con urgencia es una política coordinada, un plan colectivo contra el desempleo entre jóvenes".

El resultado de las elecciones de Grecia mostró que los programas de austeridad necesitan de "medidas sociales para amortiguar el impacto en la sociedad", apuntó. Ese país necesita "más tiempo para resolver" su problema de deuda soberana y la crisis económica, añadió.

Por su parte, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba, calificó el triunfo de Hollande de una "gran esperanza, el comienzo de una nueva era".

En coincidencia, la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, dijo que Hollande encarna una "nueva Unión Europea, solidaria y con derechos iguales para todos".

Con Hollande, Francia será un "muro de protección contra las políticas neoliberales que nos sumieron en la crisis", añadió.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe