«Los trabajadores contratistas y subcontratistas (tercerizados) del cobre son la mano de obra esclava del siglo XXI, sin derechos ni protección social y viviendo en vulnerabilidad y desprotección», denunció el líder sindical del sector, Cristián Cuevas.
"La mayoría de los trabajadores de nuestro país que están bajo un régimen de subcontratación replican lo que era la lucha de los trabajadores a principios del siglo XX y que 100 años después vuelve a ser parte del sustento de este modelo económico neoliberal", dijo a IPS.
Cuevas, quien preside la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), precisó que actualmente son más de 80.000 los obreros contratistas de la minería del cobre en Chile, dos tercios de la fuerza laboral del sector.
La CTC, que paralizó el jueves 17 los yacimientos de la estatal Corporación del Cobre de Chile (Codelco) y recibió la adhesión de los trabajadores tercerizados de la minería privada, advirtió que irá a una huelga general si las autoridades siguen sin cumplir los acuerdos firmados tras las huelgas de 2007 y 2008, y si no se detienen los despidos y rebajas salariales de contratistas.
El cobre es la principal riqueza de Chile y Codelco es el primer productor mundial de este metal, para lo que cuenta con las mejores tecnologías y mano de obra altamente especializada.
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Codelco, que fue nacionalizado en 1971 por el gobierno izquierdista de Salvador Allende (1970-1973), posee cerca de 20 por ciento de las reservas mundiales de cobre, que ha superado en los últimos años valores históricos con cotizaciones por sobre los cuatro dólares la libra en la Bolsa de Metales de Londres.
Los excedentes de Codelco aumentaron en 21,2 por ciento en 2011, lo cual equivale a 1.234 millones de dólares. Este es el tercer mejor resultado histórico del a empresa, que alcanzó el año pasado una producción de más de 1,7 millones de toneladas de cobre fino.
Estas cifras, según los datos de la corporación, derivaron en recursos para el Estado por más de 7.000 millones de dólares.
"La mayoría de los trabajadores contratistas y subcontratistas del cobre no ganan más de 300 dólares mensuales, un sueldo que no se condice con la industria que genera tanta ganancia y que, sin embargo, tiene en condiciones de subempleo a miles de trabajadores", reclamó Cuevas.
Denunció, además, que los obreros que prestan servicios externos a Codelco y a la minería privada "no tienen derechos, no tienen protección social, están en vulnerabilidad social, en la incertidumbre porque no pueden proyectar su vida debido a que su relación laboral tiene un período acotado".
La diferencia con los trabajadores de planta es abismal y va desde los sueldos hasta la seguridad laboral y la salud ocupacional, agregó Cuevas.
"Hay ámbitos sociales, económicos y también de políticas institucionales que nos diferencian de los trabajadores de planta. No se trata de despojarlos a ellos de derechos que se han ganado, sino cómo lograr que los trabajadores contratistas y subcontratistas logren mejores derechos y beneficios", explicó.
Cuevas también sostuvo que "los trabajadores de planta sin duda tienen derechos que son dignos, pero para los trabajadores contratistas es una situación dramática".
"Por ejemplo, en la Minera Escondida (la firma privada más grande del mundo, propiedad de la angloaustraliana BHP Billiton), en cuatro duchas se tienen que bañar 200 trabajadores o tienen que ocupar camas calientes (la misma cama se ocupa por distintos trabajadores), un concepto que es de otra época", narró.
José Mardones, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Calama, una ciudad minera y pobre ubicada 1.670 kilómetros al norte de Santiago, aseguró que los mineros tercerizados del cobre laboran en condiciones "indignas".
"Codelco hoy día está retrocediendo en quitar beneficios a los trabajadores y trabajadoras contratistas", señaló Mandones a IPS.
Agregó que hay enormes diferencias salariales con los empleados de planta de la empresa estatal, "pero tiene que ver con el sistema neoliberal que tenemos y que nos lleva a que existan trabajadores de primera, segunda y tercera categoría".
La paralización del día 17 incluyó el bloqueo de accesos a las minas Chuquicamata, Gaby, Radomiro Tomic, El Abra, Hales y Andina y masivas asambleas en Ventanas, La Escondida, Las Cenizas, El Soldado, Cerro Negro, Santa Bárbara y El Teniente.
Codelco restó importancia a estas acciones y señaló a través de un escueto comunicado que los bloqueos fueron "menores" y que resultaron mitigados por un plan de contingencia efectivo.
"En todas las divisiones de Codelco la situación es normal, sólo se presentan bloqueos menores en algunos caminos de acceso", puntualizó la firma.
Pero Cuevas aseguró que eso fue sólo una advertencia ya que el siguiente paso será la huelga general.
"Hemos sido muy claros, ese día (de huelga general) no vamos a permitir el ingreso de los trabajadores de planta, y los interpelamos a ellos a que sean solidarios, porque mientras nosotros nos movilizamos por derechos que se nos han negado, ellos reemplazan nuestras funciones ganando mucho dinero a partir de las dobles jornadas y vulnerando incluso la normativa laboral", sentenció.
"Esperamos que Codelco y la empresa privada se sienten a conversar, a buscar caminos de diálogo, sino van a tener un paro de proporciones en toda la industria", aseveró, y advirtió que no anunciarán la fecha de la movilización porque esperan "dar el golpe".
Cuevas aseguró que los trabajadores están "en el mejor minuto" para pelear por sus reivindicaciones debido al clima de agitación social que vive el país desde 2011 y que explotó por las movilizaciones estudiantiles que llegaron a convocar a un millón de personas.
Los trabajadores contratistas aseguran que han formado parte de este movimiento y que trabajan por "recuperar la vocación de poder popular".
"La gran batalla es por la democracia y la justicia social, es terminar con la inequidad, es impresentable que un país que genera grandes recursos, tenga a la mayoría empobrecida y que el 60 por ciento de la población viva con menos de 600 dólares al mes", concluyó.