Con más de 25 millones de hectáreas de recursos naturales abundantes, seis millones de ellas ideales para la agricultura, el nordestino estado de Piauí tiene uno de los peores índices socieconómicos de Brasil.
Una iniciativa del gobierno estadual, con apoyo del Banco Mundial, busca revertir esa situación, partiendo de la regularización de la propiedad de la tierra para 225.000 pequeños y medianos agricultores y 40 comunidades "quilombolas", descendientes de africanos que se refugiaron en esos territorios aislados para huir de la esclavitud.
El Proyecto de Inclusión y Crecimiento Verde, anunciado en marzo para prolongarse hasta el mismo mes de 2013, está financiado con un préstamo de 350 millones de dólares a devolver en 18 años y con cinco de gracia. Se enmarca en el Programa de Catastro de Tierras y Regularización Agraria del gobierno federal, que busca legalizar las propiedades de los agricultores familiares.
Desde un crédito con bajas tasas de interés para desarrollo rural, hasta una licencia ambiental para producir y participar de programas nacionales, para todo se necesita un título de propiedad de la tierra, dijo a Tierramérica el responsable de la iniciativa por el Banco Mundial, Garo Batmanian.
Solo legalizando la propiedad, los agricultores podrán "producir y salir de la pobreza", agregó. El proyecto busca precisamente darles esa base para "que puedan hacer su trabajo de manera más efectiva y crecer".
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La asistencia también es necesaria para recuperar tierras de la degradación ambiental. "Si deforestó tendrá que reforestar, si eliminó la vegetación ribereña algo prohibido por la ley vigente tendrá que recuperarla", ejemplificó.
Piauí tiene más de tres millones de habitantes en un territorio de 252.378 kilómetros cuadrados y aporta apenas 0,6 por ciento al producto interno bruto (PIB) nacional y 1,1 por ciento al PIB agrícola, pese a tener seis millones de hectáreas de tierras planas y drenadas, ideales para la agricultura.
Es, además, el segundo estado con mayor número de analfabetos.
La regularización agraria de Piauí es "fundamental" para su desarrollo y "una pauta que debería haber sido resuelta hace mucho tiempo", sostuvo Evandro Cardoso, responsable en ese estado del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria, en un artículo publicado en el sitio de Internet del Ministerio de Desarrollo Agrario.
El dirigente Afonso Galvão, del Movimiento de Pequeños Agricultores de Piauí (MPA), dijo a Tierramérica que ese estado posee una gran cantidad de tierras públicas, "que inclusive están siendo entregadas a grandes empresas como Suzano, para la producción de celulosa" de papel.
Y, por otro lado, hay una "inmensa" cantidad de pequeños agricultores sin tierra o con predios de hasta 10 hectáreas, aseveró.
Según el Banco Mundial, en Piauí solo 54 por ciento de los agricultores son propietarios. Los demás se ubican en categorías nebulosas como "ocupantes", "ocupantes con título indefinido" o meros "productores", porque de hecho producen y contribuyen al desarrollo, aunque no tienen los recursos ni el marco legal para hacerlo.
La situación es similar en las quilombolas. En el estado nordestino, 193 de estas comunidades tradicionales iniciaron procesos para ser reconocidas legalmente junto con sus territorios, dijo Batmanian.
Pero en mitad del proceso prevalece una gran inseguridad jurídica porque si un gran productor quiere vender esas tierras, no puede hacerlo si ya fueron preidentificadas como quilombolas, explicó.
Los 225.000 productores y 40 quilombolas escogidas para el proyecto definen la magnitud del problema.
Ellos producen bienes tan diversos como miel, castañas de cajú o acerola, entre otros. Como tales, podrían abastecer mecanismos nacionales de alimentación como el Programa de Merienda Escolar. Pero para ello también necesitan ser reconocidos como propietarios.
La iniciativa les prestará además capacitación técnica para "la práctica de una agricultura sustentable que a su vez genere mayores ingresos familiares", según el Banco Mundial.
El programa se asienta en los tres objetivos establecidos por el gobierno de Piauí: crecimiento "verde", a través de la regularización de la tierra y la agricultura sostenible, inclusión social, mediante políticas de educación pública y participación de jóvenes en el mercado laboral, y "sustentabilidad fiscal", para optimizar la prestación de servicios públicos.
El campesino Galvão se mostró desconfiado. "Primero es necesario saber de qué tipo de desarrollo se está hablando, porque los gobiernos han hablado mucho de desarrollo, pero en una lógica que no favorece a los pequeños agricultores y sí a las grandes empresas que se están instalando".
Según el dirigente, los números han demostrado que el PIB ha crecido en Piauí, pero la renta de los agricultores familiares no lo ha hecho del mismo modo.
Pese a su gran atraso relativo en el contexto nacional, la economía de Piauí viene creciendo en los últimos años. En 2008 fue el estado que registró mayor crecimiento del PIB, 8,8 por ciento mientras el promedio nacional fue de 5,2 por ciento, según cifras oficiales.
"Otro factor es que se ha insistido en un modelo de producción para los pequeños agricultores que no ha tenido éxito, o sea la insistencia de transformarlos en emprendedores rurales. Esto lleva a una lógica de mercado injusta, colocándolos en la disputa con grandes grupos, en una competencia desleal", criticó.
Batmanian insistió en que se trata de "promover desde el inicio la agricultura con parámetros ambientales, no como en otros lugares donde primero se genera el problema ambiental y luego debe resolverse el conflicto".
Para Galvão, los problemas ambientales ya existen, muchos de ellos causados por grandes terratenientes. Por ejemplo, monocultivos como el eucalipto para papel, el uso de agrotóxicos en todas las etapas de la siembra, una gran producción de transgénicos agrícolas y la destrucción de la vegetación nativa, mencionó.
"Los cerrados (sabanas tropicales) piauienses ya están en el límite de su utilización, habiendo sido destruida toda su vegetación para el cultivo de la soja", aseveró.
El MPA propone la producción diversificada como camino a la sustentabilidad: siembras de distintos vegetales y cría de animales adaptados al clima y pastizales de la región, uso de abonos y plaguicidas naturales, producidos inclusive en el mismo predio, y desarrollo de energías renovables.
* Este artículo fue publicado originalmente el 14 de abril por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.