ARGENTINA: Reservas de hidrocarburos en caída libre

La economía argentina, que crece sin pausa desde hace casi una década, corre riesgo de quedarse sin combustible debido a que sus reservas de hidrocarburos son cada vez más exiguas por falta de inversiones.

Según coinciden en señalar los expertos, la ausencia de desembolsos de riesgo en explorar nuevos yacimientos hizo que el horizonte de reservas de petróleo bajara de 14 a 9,5 años entre 1989 y 2010, y el de gas de 34 a siete años en igual período. Esta variable combina las reservas probadas, la mitad de las probables y la producción.

Este dato, de la Secretaría de Energía, está detrás de las decisiones que anunciaron el miércoles 14 los gobiernos de las dos principales provincias petroleras argentinas de revocar las concesiones en sus territorios a la empresa YPF, con 57,4 de sus acciones en manos de la española Repsol, por su falta de inversiones.

Los gobiernos de las provincias patagónicas de Chubut y Santa Cruz, en el sur, decidieron revertir la concesión de dos yacimientos cada uno a la exestatal YPF, lo que se concretará en 90 días.

Medidas similares contra la empresa serían adoptadas en breve por las provincias de Mendoza, en el oeste, y Neuquén, en el sudoeste.
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El gobernador de Chubut, Martín Buzzi, explicó que cuando una firma "no invierte lo necesario, genera desabastecimiento de combustible y caen la producción y el horizonte de reservas, el operador que no está a la altura de las circunstancias".

YPF anunció que apelará esas decisiones ante la justicia, pero la ley que regula las concesiones del sector permite a las provincias, dueñas de los recursos, revocar los contratos cuando no se registra actividad en los campos adjudicados por largo tiempo.

"El problema es que en las últimas dos décadas las empresas petroleras no reinvirtieron utilidades ni generaron inversiones de riesgo. Solo explotaron yacimientos ya conocidos", dijo a IPS el economista Mariano Barrera.

Barrera, del laboralista Centro de Investigación y Formación, acaba de publicar un informe titulado "La lógica de acumulación del sector hidrocarburífero en Argentina".

Allí el especialista sostiene que el mercado de hidrocarburos en Argentina atraviesa una "situación crítica" y señala que el país, acostumbrado a autoabastecerse, debió importar el equivalente a 9.397 millones de dólares en combustibles en 2011.

La producción de YPF durante 2011 totalizó 100 millones de barriles (159 litros) de petróleo , una rebaja de 6,5 respecto al año anterior, y 441.000 millones de pies cúbicos de gas, 10,1 por ciento menos que en 2010.

A raíz de ello, por primera vez Argentina pasó a tener una balanza energética deficitaria, lo que podría profundizarse este año. Solo en gasoil, por ejemplo, las importaciones crecieron de 47 millones de dólares en 2003 a 4.000 millones en 2011, remarcó.

Por su parte, el economista Andrés Asiain, del independiente Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas, explicó a IPS que YPF "está agotando las reservas". La empresa aporta 32 por ciento de la producción interna de petróleo y 23 por ciento de gas.

Junto con Agustin Crivelli, Asiain publicó en febrero el informe "La explotación de hidrocarburos en Argentina. Estudio de caso: YPF S.A.", donde analiza la estrategia global de la firma.

En materia petrolera, YPF, creada en 1922, fue el buque insignia del país hasta su privatización, en 1992. En 1999 pasó a control de Repsol. El Estado conserva solo 0,02 por ciento de las acciones, aunque son de la clase que le da poder de participar en la junta directiva y vetar decisiones.

Asiain y Crivelli señalan que el creciente agotamiento de reservas de YPF "no es consecuencia de una ineficiente gestión empresarial, sino fruto de una estrategia global de la multinacional española".

Los autores sostienen que Repsol obtiene sus mayores ingresos en Argentina, pero reparte más de 90 por ciento de sus dividendos e invierte en Alaska (Estados Unidos), en el Golfo de México, en el Caribe y en el norte de África.

"Usan las ganancias que les dejan los pozos descubiertos en la época en que YPF era estatal para fondear inversiones en otros países", aseguró Asiain. "Se trata de una lógica predatoria que hace caer las reservas en forma vertiginosa", advirtió.

En los últimos meses, el gobierno de Cristina Fernández -secundado por los gobiernos de provincias petroleras-, protagonizó un enfrentamiento con Repsol YPF, a la que responsabilizó por el fuerte incremento de las compras externas de combustible.

El gobierno exige a YPF que reparta menos utilidades e invierta más en los yacimientos que recibió en concesión. En esa línea se inscriben las decisiones de los gobernadores que comenzaron a revocarle concesiones.

Fuentes consultadas en la compañía dijeron a IPS que el gobierno puede estar evaluando una "reestatización" o intervención en la firma. Pero observadores independientes descreen de esta versión, al menos en el corto plazo.

Argentina tiene dificultades para acceder al financiamiento externo desde la crisis de 2001-2002, y el gobierno de Fernández busca principalmente subsanar el desequilibrio en la balanza energética, para evitar la sangría de divisas.

Exsecretarios de Energía que trabajaron en gobiernos anteriores a 2003 coinciden en que la producción y las reservas están en declive, pero lo atribuyen a una mala gestión de la actual administración, a la que acusan de desincentivar las inversiones.

En algunos casos señalan que no hay una política energética clara, en otros remarcan que las concesiones se entregaron a empresas sin experiencia en geología, y también subrayan una presunta falta de control sobre esas firmas. No obstante, los expertos consultados por IPS rechazaron ese análisis. Barrera sostuvo que el costo de producción en Argentina puede ser algo superior al de otros países, pero por el alto precio del barril la ecuación sigue siendo conveniente.

Asiain cree que la solución pasa por forzar a las empresas a reinvertir utilidades en la misma compañía. Barrera se inclina por estatizar un sector estratégico, porque cree que "el modelo privatista está agotado" y solo genera inversiones de corto plazo.

En este sentido, avaló la avanzada de los ejecutivos provinciales para revertir áreas sin explorar como una solución inmediata, y para el largo plazo, recomendó buscar fuentes alternativas de energía.

Para este economista, el problema se remonta a 20 años atrás, cuando se impuso el criterio de "monetizar las reservas de hidrocarburos" para convertirlas en dinero, a fin de asegurarse rentabilidades altas sin invertir más que en el área de explotación.

En 2010 eso colocó las reservas probadas de petróleo en el equivalente a 398 millones de metros cúbicos, 11 por ciento menos que en 2003, y las de gas en 379.000 millones de metros cúbicos, 43 por ciento menos.

Barrera recordó que la actividad hidrocarburífera exige inversiones de riesgo en la exploración de yacimientos que pueden o no ser abundantes en recursos. Pero ese tipo de desembolsos cayó abruptamente en las últimas dos décadas, aseguró.

"En estos días se pone mucho el foco en YPF, que es la empresa más grande del sector, pero es un problema de la actividad en su conjunto que redujo las inversiones y cada vez produce menos", remarcó. Ambos economistas coincidieron en que las empresas transnacionales distribuyen las inversiones en los distintos países petroleros de acuerdo a donde tienen asegurada una mayor o más rápida rentabilidad.

"Mientras nadie se los impida, lo van a seguir haciendo. Es decir, si no hay una traba explícita que los obligue a hacer inversiones de riesgo dentro del país, las empresas van a decidir solas donde colocar ese capital", alertó Barrera.

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