POLÍTICA-COLOMBIA: Las apariencias engañan

Caciques regionales de Colombia, como el exsenador Juan Carlos Martínez y Enilce López, amante del extinto narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, aparecen como grandes perdedores en las últimas elecciones municipales y provinciales, que también marcarían el paso a la oposición de Álvaro Uribe.

Martínez, quien opina que la política es mejor negocio que la cocaína, paga condena por sus relaciones con paramilitares de ultraderecha y narcotraficantes. En octubre, un juez le permitió salir de prisión a "visitar a su familia" y aprovechó para hacer una gira por sus feudos electorales.

Enilce López, más conocida como "La Gata", es una adinerada empresaria de apuestas sentenciada también por sus vínculos con paramilitares. Oficialmente aportó unos 50.000 dólares a la campaña que llevó a la Presidencia de Colombia por primera vez en 2002 a Uribe, que luego cumplió un segundo mandato consecutivo hasta 2010.

Debido a mejores controles de la Registraduría Nacional del Estado Civil, que organiza los comicios, "La Gata" no pudo ubicar a sus candidatos en las alcaldías de Cartagena de Indias y de Magangué, su feudo, entre otras poblaciones de la costa del Caribe.

Por su parte, los apoyados por Martínez perdieron la alcaldía de Cali, capital del occidental departamento del Valle del Cauca, la de Buenaventura, único puerto colombiano sobre el océano Pacífico, y las de otras cuatro ciudades del mismo distrito.
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Los ecos de los comicios regionales del domingo 30 de octubre se siguen escuchando con fuerza en 23 municipios de nueve departamentos, donde se decretó el toque de queda para tratar de controlar asonadas y disturbios contra los resultados electorales. La fiscalía anunció que procesará por "terrorismo" a 50 supuestos responsables de estos incidentes.

El gobierno nacional de Juan Manuel Santos metió todas las protestas en un mismo saco, pero una parte son alzamientos ciudadanos contra fraudes que parecen haberse dado en algunos lugares.

En otros casos todo indica que la votación fue transparente y perdieron las mafias, que ahora instigan los desórdenes para destruir el material electoral, confirmó a IPS el politólogo Ariel Ávila, de la organización no gubernamental Nuevo Arco Iris, que trabaja en conjunto con la Misión de Observación Electoral, también independiente del Estado.

Lo novedoso es que la Registraduría conserva copia de los formularios con los resultados de la votación.

Empero, en nueve de las 32 gobernaciones ganaron candidatos supuestamente apadrinados por el paramilitarismo, según el portal especializado VerdadAbierta.com.

En 27 alcaldías de 15 departamentos cuyos desempeños electorales fueron seguidos por Nuevo Arco Iris resultaron triunfadores postulantes corruptos o auspiciados por grupos armados. Dos o tres de ellos estarían relacionados con las guerrillas izquierdistas surgidas en 1964 y el resto con paramilitares.

Uribe en caída

El expresidente Uribe fue otro afectado: sucumbieron en las urnas 20 de los 26 candidatos que respaldó vistosamente.

Para sus seguidores, esto muestra que su popularidad, que sería de 50 por ciento de los encuestados, no es endosable. Para otros analistas, los votantes rechazaron la política del "todo vale" que imperó en su gobierno.

Uribe, según escribió Pedro Medellín en su columna del diario bogotano El Tiempo, "construyó un poder territorial basado en la elusión de la ley, el quiebre de las instituciones, la destrucción de los partidos, el caudillismo, la persecución de los opositores y el poder de los corruptos".

El exmandatario fue vencido en su propio departamento, Antioquia, en la capital de este distrito, Medellín, y en Montería, capital del departamento de Córdoba, zonas del noroeste de Colombia donde el poder que ejerce es proverbial.

Una exministra suya perdió en la competencia por la alcaldía de Bucaramanga, capital del norteño departamento de Santander. Igual su candidato a la alcaldía de Barranquilla, capital del caribeño departamento Atlántico.

Además resultó significativa la derrota de Uribe en Bogotá a manos de Gustavo Petro, su otrora implacable crítico en el Senado.

El alcalde electo de la capital colombiana representaba en esa instancia parlamentaria al centroizquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA), del cual ahora se apartó. En el pasado integró la guerrilla nacionalista del Movimiento 19 de Abril (M-19), que se desmovilizó en 1990 (ver recuadro).

Al presidente Santos "le convenía más un triunfo de Petro o de cualquier otro aspirante distinto" al candidato de Uribe, según el diario bogotano El Nuevo Siglo.

Hasta el domingo, Uribe se consideraba dueño y señor de los votos que eligieron a Santos en 2010 como presidente de Colombia por cuatro años. Aunque este ha dicho que su mantra es "no peleo con Uribe, no peleo con Uribe", en los hechos se desmarcó.

Gota a gota, Santos destapa progresivamente interminables casos de presunta corrupción del gobierno anterior y rectifica las políticas y los estribillos mediáticos de Uribe, a quien esta semana la copa se le rebosó.

El martes, Uribe calificó de "señal de hostilidad" el nombramiento como ministro de Trabajo del jefe del Partido Liberal, Rafael Pardo, un crítico de sus gobiernos. Dijo que Santos no tiene apoyo popular y que sus ideas son incoherentes, marcando así su paso a la oposición abierta.

Santos y Uribe pertenecen al Partido de la U, creado en 2005 por petición del entonces presidente y que ahora duplicó la votación para alcaldías.

"La U era un invento nacional que no tenía sustento local, pero hoy sí", según la analista Claudia López.

A su vez, "Uribe perdió en lo urbano, pero no en municipios donde están sus intereses reales: zonas francas, regalías, agroindustria y tierras", sostuvo María Victoria Duque, subdirectora de la revista virtual de análisis Razón Pública.

"La disputa en las regiones fue entre la derecha moderna, el ‘santismo’, y la derecha atrasada, retardataria, ligada a la tierra y que se relaciona con el narcotráfico", indicó el politólogo Ávila.

La redactora política María Alejandra Villamizar prevé que La U se divida entre Santos y Uribe, lo que hará que el exmandatario busque "acompañar una candidatura presidencial que lo represente en 2014", apoyado en las fuerzas regionales de ese partido.

Si compite por su reelección, Santos se apoyaría en un sector de La U y en su agrupación de origen, el tradicional Partido Liberal, lo cual ayudaría a poner fin a su atomización actual.

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