Pese al sostenido crecimiento del VIH/sida entre las mujeres latinoamericanas y caribeñas, el preservativo femenino, que podría ayudarles a controlar su salud, no se abre espacio en la oferta de opciones.
En Argentina, un país de 40 millones de habitantes, donde el Estado distribuyó 39 millones de anticonceptivos de diverso tipo solo en 2010, el preservativo femenino no es ofrecido como una alternativa ni tampoco se consigue en las farmacias.
En Brasil, con casi 200 millones de personas, perdió impulso desde 2010 una iniciativa estatal lanzada cuatro años antes por la cual el Estado repartía estos condones que permiten a las mujeres evitar el embarazo y prevenirse del VIH/sida y otras enfermedades de transmisión sexual.
En México, cuya población alcanza los 112 millones, también crece la transmisión del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) entre ellas, pero recién ahora el Estado prevé entregarlos en pequeña escala.
Mientras esto sucede en los tres países de América Latina con mayor población y economía, en Perú, con 29 millones de habitantes, solo existe un plan piloto de distribución entre trabajadoras sexuales.
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Esta realidad no difiere de lo que pasa en el resto del mundo. Según la Campaña Internacional por el Acceso Universal al Preservativo Femenino, apenas uno por ciento de los condones usados a nivel mundial es para uso de las mujeres.
La campaña opera en una veintena de países de América, África, Asia y Europa, empujada por más de 40 organizaciones no gubernamentales que procuran difundir esta herramienta que empodera a las mujeres y las hace menos vulnerables.
En sus sondeos, la campaña recogió datos según los cuales 215 millones de mujeres que viven en países en desarrollo estarían dispuestas a usarlo si tuvieran acceso.
Cincuenta por ciento de las personas que viven con el virus en el mundo son mujeres o niñas, informó Onusida, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el Sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
La mayor proporción de las infectadas está en África subsahariana (59 por ciento) y el Caribe (53 por ciento), destacó Onusida en un balance de la situación con motivo de la celebración este jueves 1 de diciembre el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que este año recuerda los 30 años de sus primeros diagnósticos.
En América Latina, donde la epidemia está estabilizada, 36 por ciento de los 1,5 millones de personas con VIH son mujeres. Pero entre jóvenes de 15 a 24 años, la proporción se empareja, lo que indica una tendencia a la feminización del virus.
¿Por qué entonces el preservativo femenino no es una opción? ¿Es incómodo? ¿O es el precio que lo limita? Expertas consultadas por IPS señalaron que el producto es bueno pero caro, quizás porque no hay estados dispuestos a comprarlo a granel.
La médica argentina Mabel Bianco, de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer entidad que forma parte de la campaña por el acceso universal- informó que hoy hay tres modelos en el mercado internacional, uno con la mayor difusión.
Se trata de un dispositivo con un aro que se coloca en el interior de la vagina y otro externo que cubre la vulva y los labios. Según Bianco, en general los nuevos modelos son muy superiores a los anteriores que eran incómodos y hacían ruido durante la frotación.
"El nuevo material es el nitrilo, que puede ser utilizado por personas alérgicas al látex. Se adapta a la temperatura del cuerpo, permite mayor sensibilidad a la mujer y al hombre, y se puede poner horas antes de la relación sexual", destacó la doctora.
Bianco, exdirectora del Programa Nacional de Sida en Argentina, dijo que las mujeres con VIH lo pedían, pero desde hace tres años el Estado promete hacer una prueba y cambian los jefes de programa y no se hace nada, lamentó.
A su juicio, si el Estado no lo compra, es difícil que las empresas se arriesguen a fabricarlo. Si, por el contrario, lo adquiriese en gran escala, facilitaría su difusión, aumentaría la demanda y con el tiempo resultaría más económico.
Lo cierto es que actualmente el mercado de preservativos masculinos apabulla por la variedad y buenos precios, y en cambio los diseños para ellas son caros pueden llegar a costar 30 veces más, según informa la campaña- y son poco variados.
El condón masculino hoy viene hasta en siete medidas, diversos grosores, texturas y sabores. Los hay con gusto a frutas varias como mango, plátano, sandía. Los hay de menta, coco o vainilla. También hay una variedad que retarda la eyaculación.
En cambio el femenino tiene tres tipos según material y diseño.
En México, un país rezagado en materia de servicios de salud sexual y reparto de anticonceptivos, el Estado se comprometió a comenzar este año la distribución de condones femeninos mediante una primera adquisición de 400.000 unidades.
En Brasil, alertados por el aumento de la transmisión del virus entre mujeres, el Estado avanzó en la entrega gratuita de condones femeninos. Según el Ministerio de Salud, en 2006 distribuyeron 1,3 millones, contra 230 millones de los masculinos.
En los foros internacionales, ese país llegó a ser citado como un ejemplo por esta iniciativa. Pero el programa no se pudo sostener en el tiempo.
En 2008 aumentó el reparto de condones femeninos a tres millones, y en 2009 declinó a dos millones. Para 2010, la distribución había mermado hasta 379.000, frente a los 327 millones de preservativos masculinos, y en 2011 desaparecieron de la oferta.
Según explicó Jo Meneses, de la organización Gestos, otra integrante de la campaña mundial, el costo del preservativo femenino en su país es 10 veces mayor al masculino debido a la escasez de proveedores y la falta de competencia.
Alessandra Nilo, de la misma entidad, detalló que "hay una sola empresa que los vende en el país, y el precio que pide es demasiado alto. Brasil no está en condiciones de comprarlo", sostuvo la dirigente de Gestos.
No obstante, anticipó que el Ministerio de Salud prometió normalizar la compra de este instrumento. Meneses sostuvo que se trata de una adquisición de 40 millones de condones femeninos para repartir en los próximos tres años.
(*) Con aportes de Fabiana Fraysinet (Río de Janeiro).