La ya rezagada educación pública de Guatemala sufre las consecuencias del conflicto entre los maestros sindicalizados, que reivindican sus derechos con persistentes y extensas huelgas, y el gobierno, que no encuentra caminos de solución a los problemas en el área.
Este año ha sido especialmente difícil. "Tenemos información de que 25 por ciento de las 45.000 escuelas primarias del país han perdido 90 días de clases", dijo a IPS María Ester Ortega, de la no gubernamental Asociación de Investigación y Estudios Sociales.
Es que los maestros, aglutinados en la organización sindical Asamblea Nacional Magisterial, tomaron desde agosto varios edificios públicos, entre ellos el propio Ministerio de Educación, y suspendieron parcialmente las clases en los centros de primaria como protesta por lo que entienden varios compromisos incumplidos por el gobierno.
Entre las demandas, los trabajadores docentes enumeran la falta del pago del aumento salarial de cinco por ciento de enero a abril, de un seguro de salud y de un programa de formación magisterial, entre otros acuerdos, cuyo monto total supera el equivalente a 16 millones de dólares.
Episodios similares se repitieron cada año en marzo, abril, mayo y junio como parte de una historia de desencuentros entre el gobierno de turno y el magisterio sindicalizado desde 1986, cuando la sucesión de dictaduras llegó a su fin y el país inició su etapa democrática con la aprobación de una nueva Constitución.
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En Guatemala, un cuarto de sus 14 millones de habitantes utiliza alguno de los 32.600 centros educativos estatales. Del total de escuelas, 18.000 atienden el nivel primario, mientras que las restantes pertenecen al preprimario, al secundario básico y a la enseñanza diversificada.
La falta de maestros, de institutos de capacitación docente y de infraestructura educativa, los bajos salarios de los profesores y la deficiente calidad de la enseñanza son los eternos temas de discusión que provocan los enfrentamientos que a menudo dejan sin clases a miles de alumnos.
"La forma en que protestan los maestros no favorece a ninguno, solo afecta a los alumnos", dice Ortega, quien calcula que los paros de actividades magisteriales de 2011 y los asuetos laborales sumarán 90 días sin clases en al menos 25 por ciento de las escuelas primarias al cabo del año lectivo.
Por esa razón, la experta sugiere que el ciclo escolar, de 180 días efectivos en este país, debería prolongarse durante todo noviembre para reponer el tiempo perdido, mientras que el Ministerio de Educación debería supervisar el trabajo docente para mejorar la calidad educativa.
Guatemala ocupa el penúltimo lugar en calidad de educación primaria en América Latina, junto con Ecuador, según una lista de 16 países evaluados por el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Serce) de 2008, patrocinado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Según estudios de la Organización de las Naciones Unidas, este país es, además, uno de los que menos invierte en educación en la región con aproximadamente 2,4 por ciento del producto interno bruto (PIB), cuando el promedio latinoamericano es de 4,4 por ciento.
René Tacam, profesor de una escuela del noroccidental departamento de Totonicapán, dijo a IPS que en ese centro de estudios hay maestros que atienden a casi 70 alumnos en una aula. "Eso no es posible, necesitamos otro maestro", se quejó.
Refacción de edificios escolares, bolsas de útiles y escritorios son también parte de la lista de necesidades de su centro educativo y de muchas escuelas. "Son cuestiones básicas, pero el Ministerio de Educación no nos responde y entonces debemos acudir a otras instituciones para pedir ayuda", explicó.
Por estas razones, argumenta que el movimiento magisterial se vio obligado a salir a las calles a protestar y cerrar, incluso las escuelas, para hacerse escuchar. "Solo exigiendo a través de esas medidas se logran las necesidades", indicó.
Aunque Tacam está consciente de que en esta historia los alumnos son los más afectados. Por eso, "solo participamos en la huelga de principio de año porque adquirimos compromiso con los padres de familia y debemos pensar en los niños", dijo.
El profesor Tacam lamentó que en este país "no haya voluntad para poner a la enseñanza como primer lugar de la agenda nacional para y, así, la situación cambie". Evocó la figura del ex presidente Juan José Arévalo (1945-1951) como el mayor impulsor de la educación del país.
Arévalo, pedagogo graduado de la Universidad de la Plata, en Argentina, logró la construcción de escuelas tipo federación, la ley de Escalafón del Magisterio Nacional que jerarquizó el salario de los maestros, la promoción y difusión de libros y el apoyo a la formación de artistas.
Pero hoy el horizonte es muy distinto. Las huelgas magisteriales persisten, mientras elevar la calidad educativa del país es todavía una asignatura pendiente. Pero, ¿por qué aún no se logran acuerdos entre el magisterio y el gobierno?
Lucía Verdugo, de la Unesco en Guatemala, dijo a IPS que "ha habido una deficiente capacidad de diálogo de ambos lados".
La experta cree que el país debe dignificar la profesión del trabajador docente con mejores salarios, formación e incentivos, porque su papel en la sociedad "es fundamental", aunque "también debe existir una política de evaluación de su desempeño".
"No solo se trata de resolver la huelga o atender lo que los maestros solicitan, sino que necesitamos un ministerio que revise a profundidad cuáles son las políticas educativas y cómo se beneficia a los estudiantes", explicó.
La educación en América Latina muestra problemas variados, que ha desencadenado protestas. Es el caso de Chile, donde miles de estudiantes alumnos de secundaria y de otras ramas, junto a profesores cumplieron en septiembre cinco meses de movilizaciones en demanda de una educación pública gratuita y de calidad. También en Brasil se registraron marchas en agosto por similares demandas.
Bismarck Pineda, del no gubernamental Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, dijo a IPS que el conflicto entre los sindicalistas del magisterio y el gobierno guatemalteco se debe a que la discusión giró en torno a lo que se entiende por derechos laborales, no en cómo mejorar la calidad educativa.
El experto sostuvo que se debe discutir, por un lado, los temas laborales y, por otro, lo relacionado con la calidad educativa. "El docente es el factor clave para que la calidad educativa se dé en una escuela, si no llega, si está mal preparado, sino maneja los temas, la calidad educativa bajará", indicó.
Pineda también criticó la paralización de clases como medida de presión de los maestros.
Los sindicalistas del magisterio, en tanto, permanecen evasivos con la prensa, pero sus protestas continúan hasta nuevo aviso, mientras miles de niños y niñas siguen sin clases y el Ministerio de Educación aún no ataja el problema.