PERIODISMO-IRAQ: El año que viven en peligro

«Nos acusaron de promover un proceso antipolítico», relató Ali Sumerian, editor del periódico Al-Sabah, detenido por las fuerzas de seguridad junto con tres colegas tras cubrir una manifestación en la plaza Tahrir, de la capital de Iraq.

La protesta contra la detención de los cuatro periodistas, que almorzaban en un restaurante cuando las fuerzas de seguridad se los llevaron el 25 de febrero, obligó a las autoridades a liberarlos 12 horas después. Pero no fueron los únicos integrantes de los medios de comunicación detenidos y agredidos ese día.

Dos días después, más de 20 periodistas iraquíes anunciaron que boicotearían las oficinas del primer ministro Nouri al-Maliki y el comando del ejército en Bagdad en protesta por la violencia contra los medios de comunicación que cubren las manifestaciones.

Al-Maliki y el comandante del ejército se vieron obligados a pedir disculpas.

La sociedad civil iraquí se concentra todos los viernes desde febrero en la plaza Tahrir de Bagdad, así como en otras ciudades del país, para protestar de forma pacífica contra la infraestructura destruida, la corrupción en el gobierno, el creciente desempleo y en defensa de los derechos civiles, a imagen y semejanza de la ola de manifestaciones que recorre Medio Oriente.
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La permanente represión de las fuerzas de seguridad coartó el derecho a la libre expresión y, respecto de los medios de comunicación, la posibilidad de hacer su trabajo.

El parlamento iraquí aprobó en agosto la Ley de Protección de Periodistas, que su promotor el Sindicato de Periodistas calificó de triunfo histórico para los derechos de la prensa en este país. La organización reúne a unos 15.000 trabajadores del sector.

Pero el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), Article 19 y el Observatorio de Libertades Periodísticas iraquí coinciden en criticar la falta de precisión del texto y en la amenaza que supone para los trabajadores que se propone proteger.

El CPJ, con sede en Nueva York, consideró a Iraq como el lugar más peligroso para los periodistas por cuarto año consecutivo. El Índice de Impunidad que hace la organización calcula la cantidad de periodistas asesinados en función de la población de un país, explicó el periodista Mohammad Abdel Dayem.

"Luego estudiamos cuantos casos las autoridades trataron de resolver para procesar a los responsables", indicó. "Ni uno entra en esa categoría en Iraq", remarcó.

Durante el régimen de Saddam Hussein, los periodistas trabajaban bajo un estricto control estatal. Pero tras la invasión encabezada por Estados Unidos en 2003, el riesgo de morir informando en zonas donde se enfrentaban las fuerzas internacionales con las milicias.

"Cuando el gobierno central no controlaba el país, había asesinatos, atentados con bomba y otro tipo de violencia que dejó varios periodistas muertos y heridos", indicó Dayem.

"Ahora que el gobierno consolidó su poder, la prensa comienza a sufrir los mismos problemas que Siria y Jordania u otros estados autoritarios. No ansían una prensa independiente y recurren a la violencia, amenazas y justicia politizada para intimidar y callar a los periodistas", añadió.

Periodistas, blogueros y académicos debaten los méritos de la nueva Ley de Protección de Periodistas y discuten sobre cómo reformarla en la parte alta de una atestada cafetería de la histórica calle Mutanabi, famosa por reunir libreros y amantes de la literatura.

Las principales críticas se concentran en la acotada definición de periodista de tiempo completo y de trabajador registrado en medios de comunicación así como la vaguedad de artículos que señalan que no se puede dificultar ni cuestionar el trabajo de un periodista así como tampoco detener al profesional si trabaja de acuerdo con la ley.

La norma también establece que el Sindicato de Periodistas defenderá a los trabajadores ante la justicia.

Hadi Jalu es miembro del Sindicato, pero cuestiona la nueva ley.

Jalu es uno de los directores del independiente Observatorio de Libertad Periodística, cuyas oficinas fueron registradas por funcionarios de la Inteligencia iraquí en febrero.

"Es muy difícil de definir, entonces cuando tienes un problema con un policía pueden interpretar la situación como más les convenga", observó.

"Si soy un policía que está en la calle y viene un periodista a sacar fotografías, el oficial puede detenerlo e incautarle el equipo. ¿Quién decide qué hacer? ¿Qué ley? No hay ningún mecanismo, la norma está llena de baches", añadió Jalu.

"‘La ley’ en este caso se refiere a todas las leyes", señaló Dayem, del CPJ, y mencionó la vigencia del Código Penal de 1968, según el cual un periodista puede ser juzgado por un tribunal penal en vez de uno civil. "Y si no pertenece al Sindicato, peor para él", añadió.

"¿Qué pasa si no quiere ser miembro?", preguntó Dayem.

Hay unos 100 trabajadores de la prensa que no pertenecen al Sindicato, estimó Muaid al-Lami, presidente de la organización, cuya agitada sede está llena de reporteros para registrarse y pagar la cuota.

Al Lami dijo que defendería a un periodista que no fuera miembro pues lo consideraría un "caso humanitario".

El presidente del Sindicato sobrevivió a dos atentados en su contra y asumió el cargo tras el asesinato de su predecesor.

"Hubo mucha gente involucrada en la redacción de la Ley", indicó Al-Lami. "Escuchamos todos los comentarios hasta que logramos un texto muy maduro. Pero cuando lo volvimos a mandar al parlamento, no fue aprobado. No nos gustó cómo se modificaron algunos artículos, pero lo aceptamos aunque nos dejó un gusto amargo", relató.

"Tengo que reclamar una ley especial para los periodistas. No puedo esperar 100 años a que haya justicia para todos. Es un primer paso", añadió.

Todavía falta un proyecto de ley de información así como leyes que regulen Internet y la libertad de asociación y expresión.

El investigador de Human Rights Watch, Samer Muscati, alertó sobre los puntos flacos de los proyectos de ley.

"No puede analizarse la Ley de Protección de Periodistas de forma aislada, sino en el marco de todas las leyes que faltan. Al final, tendremos muchas leyes que regulan el trabajo de la prensa, la gente no se concentra en eso y nos preocupa", añadió.

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