CHINA-AMÉRICA LATINA: Solo una relación casual

China rompió con décadas de crecimiento económico solitario de América Latina y el Caribe, al incrementar su comercio con la región. Pero estos extraños compañeros de cama no necesariamente tendrán una relación duradera.

Según el informe de la Oficina del Economista Jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, la región ha hecho enormes avances en los últimos 10 años.

En comparación con la "década perdida" de los años 80 y el leve y estable crecimiento de gran parte de los 90, la primera década del siglo XXI experimentó tasas de expansión muchos más altas, así como aumentos en los precios de las materias primas, crecientes influjos de capital y caídas en los índices de pobreza.

Más de 50 millones de latinoamericanos superaron la línea de pobreza entre 2002 y 2008, y se espera que otros cinco millones salgan para fines de este año.

Tras lograr una expansión de seis por ciento al recuperarse el año pasado de la crisis financiera mundial de 2008, se prevé que la región crecerá entre 3,5 y 4,5 por ciento este año.
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El informe presentado el martes también señala que, "en un momento sin precedentes de la historia, los mercados ahora perciben que el riesgo de cese de pagos de deuda soberana en varios países de América Latina –como Chile, Colombia y Perú— es menor que el de Francia", por ejemplo.

La región debe gran parte de su estabilidad al crecimiento de China, que muestra un insaciable apetito por productos latinoamericanos. Según el informe, Beijing rompió con "cientos de años de crecimiento solitario" de América Latina.

El acercamiento con China ha sido sumamente rápido. En los años 90 prácticamente no había intercambio entre los países latinoamericanos y Beijing.

Pero, el año pasado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe pronosticó que el gigante asiático se convertiría en el mayor socio comercial de la región para 2015.

Ya lo es de Brasil, Chile y Perú, donde responde por entre 10 y 20 por ciento del comercio total. Las ventas chilenas a China han saltado de cinco a casi 25 por ciento de todas las exportaciones desde 2000.

Si bien los economistas del Banco Mundial están convencidos de que "el robusto crecimiento observado por América Latina en la última década es en gran medida debido a las conexiones con China", algunos expertos alertan que este vínculo debería ser vigilado de cerca, pues aunque ha nutrido una rápida expansión, también contiene las semillas del colapso.

El trabajo, titulado "El crecimiento a largo plazo de América Latina y el Caribe: ¿hecho en China?", concluye que la región deberá atravesar varios cambios estructurales para lograr un éxito duradero.

"Hay poca evidencia de que China pueda jugar un papel en el fortalecimiento del crecimiento productivo de América Latina", sostuvo el economista jefe del Banco Mundial para la región, Augusto de la Torre, en conferencia de prensa el martes en Washington.

"En el contexto del mediocre desempeño económico en Estados Unidos y Europa, la cuestión clave es si América Latina puede tomar como plataforma sus conexiones con China y convertirlas en una fuente de crecimiento a largo plazo", añadió.

"El grado en que este crecimiento sea inclusivo y sostenible dependerá de las formas en que los gobiernos latinoamericanos formulen sus políticas macroeconómicas y usen sus crecientes reservas", dijo por su parte a IPS la directora de programas del centro de estudios Diálogo Interamericano, Margaret Myers.

"Algunos, como Chile, han adoptado políticas macroeconómicas sanas e invertido en programas sociales destinados a promover el crecimiento a largo plazo. Otros no han sido tan prudentes", señaló.

"América Latina no puede basar un rápido crecimiento en la demanda de materias primas de China para siempre", había dicho el mes pasado Mauricio Cárdenas, director de la Iniciativa para América Latina de la Brookings Institution.

La región "debe comenzar a pensar formas de generar crecimiento a nivel más doméstico", señaló, y explicó que, al ser la demanda china fundamentalmente de petróleo para su sector manufacturero y para satisfacer su creciente población de automovilistas en mega ciudades, la dependencia podría agotarse pronto.

"Si el crecimiento chino fuera a enlentecerse, y si un crecimiento más lento fuera acompañado de una caída en la demanda de materias primas, habría consecuencias desastrosas en ciertos países de América Latina", alertó Myers.

La conexión con China ya ha trastocado los equilibrios comerciales en la región. Los países ricos en petróleo y en minerales, como Venezuela y Brasil, gozan de un enorme superávit comercial con el gigante asiático, mientras que México tiende a un déficit de 11.000 millones de dólares.

Mientras, crece el deseo de China de dejar su "huella económica" en los campos de petróleo y gas de la región.

El año pasado, la Corporación Nacional de Petróleo Offshore de China pagó 3.100 millones de dólares en efectivo por 30 por ciento de la Corporación Bridas, una subsidiaria de la mayor exportadora de crudo de Argentina, Bridas Energy.

La empresa posee campos petroleros en Argentina, China y Bolivia, cuyas reservas suman 636 millones de barriles de 159 litros y que producen 92.000 barriles al día.

Probablemente, la demanda china de petróleo latinoamericano continuará por un tiempo antes de mostrar señales de disminución.

El año pasado, la Agencia Internacional de Energía informó que la demanda petrolera de China saltó "un asombroso 29 por ciento". En 2009, ese país produjo 3,8 millones de barriles diarios y consumió más del doble, 8,5 millones, contra los 4,8 millones de 2000.

Mientras, hay temores sobre el posible impacto en las comunidades locales latinoamericanas de una mayor participación de china, considerando el historial de esa nación en materia de abusos a los derechos humanos, ambientales y laborales.

"No hay garantías de que los préstamos de China afecten positivamente a los trabajadores en países como Ecuador", dijo Myers a IPS.

"Los préstamos del Banco de Desarrollo de China tienden a carecer de las estipulaciones de respeto a los derechos laborales y, en países como Ecuador y Venezuela, que carecen de controles institucionales y previsión macroeconómica, las inversiones vinculadas con el petróleo tienen poco probabilidades de generar un crecimiento a largo plazo y sostenible", opinó.

Además, "la naciente sociedad civil china y los medios controlados por el Estado son incapaces de vigilar los abusos o controlar la corrupción, que por lo general deriva en degradación ambiental y violaciones laborales", advirtió.

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