La demanda presentada por dos organizaciones defensoras de indígenas en la corte del distrito de Hawái contra la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica revela la conexión entre la destrucción ambiental y las violaciones de sus derechos en ese estado de Estados Unidos.
La demanda elaborada por la Alianza Ambiental Hawaiana (Kahea, por sus siglas en inglés) y la organización Food and Water Watch (FWW, observatorio de agua y alimentos) fue presentada esta semana, en vísperas del Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, que se celebrará el martes 9.
Los querellantes cuestionan el permiso otorgado a Kona Blue Water Farms, por el Servicio Nacional de Pesca Marina (NMFS, por sus siglas en inglés) para colocar jaulas para una iniciativa de piscicultura mar adentro en el canal Alenuihaha, frente a la costa oeste de la isla más grande del archipiélago de Hawái.
"La acuicultura a mar abierto produce peces en masa mediante grandes jaulas flotantes de malla colocadas en el océano, parecidas a los cebaderos para cerdos y pollos", según el detallado informe "The Empty Promise of Ocean Aquaculture in Hawaii" (La promesa vacía de la acuicultura oceánica en Hawái), realizado por el FWW.
Las jaulas de Kona son una gran estructura de metal y malla en las que hay unos 2.000 peces pequeños que capturan cuando tienen entre 2,7 y 3,6 kilogramos. El dispositivo, atado a un barco, pero flota a la deriva en el mar justo debajo de la superficie.
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Con un movimiento circular fuera del canal, las jaulas se desplazan de tres a 150 millas de la costa y a unas dos de profundidad.
"Esperamos que este experimento no tenga ningún impacto discernible", dijo Kelly Coleman, portavoz de Kona Blue. "Lo hacemos para contribuir a promover la acuicultura", apuntó.
Pero los demandantes y los miembros de la comunidad local están indignados.
"Es el primer permiso otorgado a una iniciativa de acuicultura comercial en aguas federales", dijo a IPS el abogado Zach Corrigan, también director del programa de pesca de FWW.
"La demanda obedece a que no creemos que el gobierno federal, es decir la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica, tenga autoridad para otorgar tal permiso", explicó.
Kahea considera que hubo una "mala aplicación de la normativa de pesca comercial a actividades de acuicultura industrial".
La legislación federal exige una autorización en el marco del Plan de Gestión de Pesca regional antes de otorgar un permiso, lo que el acusado no obtuvo, señaló Marti Townsend, portavoz de la organización hawaiana, en un comunicado de prensa divulgado el mismo miércoles 3.
La demanda también señala que la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica "excedió su autoridad y actuó de forma arbitraria y antojadiza".
Ecosistema y comunidades
Los demandados también son acusados de negarse a realizar una evaluación del impacto ambiental que tiene la iniciativa sobre el ecosistema marino.
En marzo, cuando el gobierno reconoció que el proyecto de Kona Blue podía "afectar varias especies amenazadas o en peligro", la iniciativa fue considerada de "pequeña escala", pese a que el permiso otorgado cede 7.200 millas cuadradas de aguas federales a la empresa.
Las agencias federales y Kona Blue se refieren sistemáticamente a las aguas profundas frente a la costa occidental como "lejanas", cuando, de hecho, se otorgaron permisos a 462 pescadores de subsistencia y comerciales, muchos de ellos indígenas hawaianos.
"Kona alega que van a evitar las áreas de pesca existentes mediante complejos sistemas de información geográfica con tecnología satelital", dijo Corrigan a IPS. "Pero no se dieron cuenta de que las zonas locales no aparecen en las búsquedas realizada con alta tecnología", observó.
"Eso hace que la responsabilidad de mantenerse fuera del área recaiga casi por entero sobre los pescadores locales, un hecho que, por lo menos, debió someterse a discusión pública", añadió.
Kahea criticó las prácticas de Kona Blue por considerarlas etnocéntricas y totalmente irrespetuosas de las antiguas y tradicionales formas de pesca que están vivas.
"Es una ofensa para los hawaianos criar peces con un sistema de monocultivo cuando ellos tienen una fuerte tradición de acuicultura con grandes estanques costeros que albergan múltiples especies herbívoras creando un microcosmos del ecosistema oceánico", explicó Townsend.
"Los estanques se colocan en la boca de corrientes de agua dulce, lo que hace que los peces sean menos susceptibles a enfermedades. Las jaulas de Kona Blue impiden ese contacto y están obligados a utilizar antibióticos para evitar los males derivados de condiciones artificiales", añadió.
"No es una buena política experimentar en un área tan vasta, en especial con las lecciones que dejó la acuicultura comercial en lugares como Tailandia o Canadá, donde la calidad del agua y las reservas de peces se vieron seriamente afectadas, lo que nos da motivos de preocupación", remarcó.
"Kona Blue vende su negocio como sostenible, pero cómo va a ser cierto si cuesta dinero de los contribuyentes y se traga grandes cantidades de fondos federales", preguntó Kale Gumapac, del autóctono Consejo Kanaka, refiriéndose a los 3,3 millones de dólares de subsidios que recibió la compañía de forma directa o indirecta.
Las jaulas de Kona Blue causan varios problemas como atentar contra los derechos de recolección en sitios ancestrales de pesca, violar la libertad de culto, en particular por la matanza de 16 tiburones tigre en 2005, una de las criaturas más sagradas de la cultura hawaiana.
Además de dañar el ambiente por verter proteínas de pollo y granos al océano, entre otros, según un comunicado divulgado por el Consejo Kanaka.
"La historia demuestra que la Declaración de Derechos del Reino Hawaiano, de 1839 nos protegió y sigue vigente", recuerda el comunicado. "No se limita a la tierra, sino que incluye el océano", subraya el documento.
"Apoyamos la demanda y esperamos que se ponga fin a la violación de los derechos económicos, religiosos y culturales de nuestro pueblo", Gumapac dijo a IPS.