A las siete de la tarde de cada miércoles, cientos de habitantes de Belarús aplauden o hacen sonar sus teléfonos celulares en simultáneo en las principales plazas de todo el país. Es el movimiento Revolución Mediante las Redes Sociales, creado hace nueve semanas por cinco estudiantes.
El fenómeno crece en el equivalente ruso de Facebook, Vkontakte, planteando una nueva amenaza al régimen del presidente Alexander Lukashenko.
"Éste no es un movimiento de la tradicional oposición de Belarús. Los participantes son gente que jamás se involucró en acciones de la oposición y que nunca antes protestó", explicó a IPS uno de sus cinco fundadores, Mikita Krasnou.
"Los habitantes de Belarús buscaban nuevos organizadores, nuevos representantes", continuó.
"A la oposición tradicional también le interesa jugar un rol en este movimiento, y esto la ha unido más", agregó Krasnou.
[related_articles]
La estrategia del grupo confunde a las autoridades. El 3 de este mes, en ocasión del desfile del Día de la Independencia, la policía anunció estrictas restricciones a los aplausos: solamente se podía aplaudir si se era veterano o exsoldado. Quien incumpliera esta medida sería arrestado.
Las autoridades también imponen limitaciones al uso de Internet. Más de 40 por ciento de la población tiene acceso a la red de redes, pero quienes la usan desde sus lugares de trabajo, si se trata de una empresa pública, no pueden acceder a sitios independientes.
Desde el año pasado, quienes quieren usar cibercafés tienen que presentar sus pasaportes. Y desde junio de este año, todos los sitios web del país son obligados a utilizar el dominio nacional —".by"lo que hace más fácil controlarlos.
Todos los servicios de Internet dependen del proveedor estatal, y la conexión es cara y de mala calidad. En los últimos tiempos, el acceso a Vkontakte se bloquea los miércoles.
Pero la KGB (servicios de seguridad) ha empleado tácticas represivas más brutales contra los ciberactivistas. El 3 de este mes hubo muchos arrestados; otros, cuyos celulares fueron rastreados hasta averiguar que los habían usado en las principales plazas al momento de las acciones, fueron sometidos a interrogatorios.
Desde que empezaron las protestas de los aplausos, alrededor de 1.500 personas fueron detenidas, algunas durante unos días y otras incluso con sentencias de un año.
"Hace 15 años, si uno pertenecía a la oposición, era o bien un político o bien un combatiente, pero ahora simplemente tiene que ser un combatiente", dijo a IPS Aliaksey Shydlovski, uno de los primeros prisioneros políticos de la etapa posterior a la independencia y cofundador de los movimientos Frente Juvenil y Bizon.
Exiliado en Praga desde hace dos años, cree que "la gente que hoy sale a las calles en Belarús es más valiente que nosotros, especialmente las mujeres".
"El régimen se ha vuelto más inseguro, y por lo tanto más duro", dijo.
La inseguridad del régimen se origina en buena medida en la crisis económica que domina al país desde el año pasado, luego de que Rusia disparó los precios del gas a fines de 2009.
Este año, la moneda nacional se devaluó alrededor de 50 por ciento, los precios de los productos básicos aumentaron y la población acumuló varios de ellos, principalmente alimentarios.
Al no contar con el apoyo del Fondo Monetario Internacional, Belarús recibió un préstamo de estabilización por 3.000 millones de dólares concedido por la Comunidad Económica Eurasiática, controlada por Rusia.
Las condiciones para este préstamo implican la privatización de bienes del Estado. La mitad de Beltransgaz, la empresa nacional de gas natural e infraestructura, ya pertenece a la rusa Gazprom, y el resto de sus acciones podrían venderse también a los rusos. Alrededor de la quinta parte del gas ruso que se usa en Europa llega a través de Belarús.
"Lo que Rusia está haciendo ahora es usar las sanciones económicas para debilitar a Lukashenko y obtener el control de la economía de Belarús para los oligarcas rusos", dijo Raman Kavalchuk, otro líder de la oposición de la generación del Frente Juvenil.
"Lukashenko caerá con los años. Definitivamente esto insumirá más de una movilización en Internet. Se necesitará que sindicatos e iniciativas independientes saquen a decenas de miles de personas a las calles. Pero esto puede procesarse lentamente: la mayoría de la población no aceptará no volver a comer carne por culpa de los precios prohibitivos", declaró Kavalchuk a IPS.
Vender los bienes del Estado a Rusia debilitará el poder de Lukashenko. Pero sin esa medida no tendrá cómo salir de la crisis económica que está volviendo en su contra hasta a los sectores de la población más afines a él, quienes aprecian la estabilidad económica que en el pasado ofreció el régimen.
"Los tres hechos políticos más importantes de este año fueron la revelación de que la KGB torturaba a prisioneros políticos, las protestas de automovilistas contra las subas de los precios del gas y la Revolución Mediante las Redes Sociales", dijo Ales Michalevic, un político actualmente exiliado en la República Checa tras pasar dos meses en la cárcel luego de postularse a las elecciones presidenciales de diciembre.
Krasnou opinó que "hay diferentes medios para hacer caer a Lukashenko".
"Primero lo intentamos por la vía legal, a fin de no darle al régimen ninguna excusa para arrestarnos y golpearnos. Ahora que tenemos muchos partidarios y personas que nos comunican a través de las redes sociales que están listas para unirse y solucionar problemas, intentaremos pasar del apoyo masivo a grupos organizados que estén prontos para trabajar todo el tiempo", añadió.