Una epidemia de paludismo azota al sureño distrito ugandés de Buikwe, pero los fármacos contra esa enfermedad se terminarán en dos días en el Centro de Salud Najembe, según la enfermera que allí trabaja. Habrá que esperar seis semanas para reabastecerse.
El Centro de Salud recibe los suministros que cada dos meses le envían desde el hospital del distrito de Kawolo. Los últimos llegaron a fines de mayo; con los próximos solamente contará a fines de julio.
Mientras, personal de esa dependencia no puede efectuar una solicitud especial ni al hospital de distrito ni a la Reserva Médica Nacional para recibir medicamentos que escasean. Así que los pacientes que necesitan fármacos contra el paludismo tienen que prescindir de ellos o comprárselos por su cuenta.
"Nos dan las mismas cantidades de medicamentos independientemente de las necesidades, y esto significa que siempre nos quedamos sin alguno, mientras que otros expiran porque nadie los usa", dijo la enfermera, que prefirió no ser nombrada.
El gobierno de Uganda cambió en 2009 la política de distribución de medicinas a centros de salud de distritos (hasta 12 aldeas) y subcondados, implementando una política donde la Reserva Médica Nacional decide qué fármacos suministrar y en qué cantidades.
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Antes, los directores de estos centros de salud solicitaban las medicinas, dependiendo de sus necesidades. La Reserva Médica Nacional suministra 70 por ciento de los fármacos en los centros de salud pública, y los funcionarios distritales de la salud adquieren localmente el 30 por ciento restante.
Hamis Kaheru, portavoz de la Reserva, dijo que es necesario un cambio de políticas, porque en jerarquías más bajas falta personal competente para manejar el viejo sistema.
"El personal de los centros de salud (en distritos y subcondados) no tenía capacidad para determinar sus necesidades y no enviaba sus solicitudes a tiempo. Finalmente, la Reserva Médica Nacional no mandó los fármacos a tiempo y algunos faltaban porque fueron omitidos de la lista", dijo Kaheru.
La política se revisa cada seis meses, señaló, y él está convencido de que funciona.
Pero el sistema no está funcionando, según Denis Kibira, de la Coalición para la Promoción de la Salud y el Desarrollo Social (HEPS, por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental que realiza campañas para frenar la escasez de medicinas.
Kibira considera que la política es errónea y que es necesario revisarla.
Según él, es posible que los medicamentos escaseen porque la mayoría de los enfermeros en estos centros de salud no analizan a los pacientes para diagnosticarlos, sino que los tratan en base a sus síntomas. Kaheru coincidió.
La mayoría de la gente simula síntomas para recibir los fármacos que pronto se agotarán, dijo Kibira.
La HEPS realizó una investigación en por lo menos 20 distritos desde que el gobierno revisó por primera vez el sistema de distribución de fármacos, y concluyó que no funciona, pese a las garantías de las autoridades, planteó Kibira.
En un centro de salud del distrito de Kayunga, los aldeanos dijeron a IPS no tener medicinas desde hace dos meses y no contar con ningún enfermero.
El gobierno implementó el sistema actual en un intento por reducir la escasez crónica de medicinas esenciales que entre 2008 y 2009 experimentaron las clínicas de distritos y subcondados. Sin embargo, Kibira dijo que esta carencia se debe ampliamente al mal manejo de los suministros, a deficiencias en el proceso de compras y a un financiamiento inadecuado.
"Tuvimos la impresión de que la escasez original era por falta de dinero. Esperábamos que cuando le aumentaran el presupuesto a la Reserva los servicios mejorarían. Pero lo que vemos es que reincide la enfermedad que esperábamos curar", dijo Kibira.
En el presupuesto nacional 2009/2010, la Reserva Médica Nacional recibió casi 90 millones de dólares, en comparación con asignaciones previas de apenas 20 millones.
Según Kibira, con esta suma la Reserva podría suministrar fármacos vitales a los centros de salud de todo el país sin recurrir a un cambio de políticas. Antes no le correspondía una parte del presupuesto nacional y suministraba medicamentos a crédito, para luego pasarle la factura al Ministerio de Salud y a otras dependencias sanitarias. Esto causaba grandes demoras.
Pero Kaheru dijo que la política ya fue revisada dos veces luego de las consultas con los funcionarios médicos distritales, que deberían conocer las necesidades de sus áreas de jurisdicción.
"Esta política soluciona más problemas que los que crea", opinó.
Sin embargo, la HEPS pidió al gobierno que evalúe la política y aumente el financiamiento. Actualmente las autoridades aportan medicamentos por valor de unos 400 dólares a cada centro de salud distrital mensualmente. Cada centro de los subcondados recibe fármacos por unos 800 dólares.
Kibira dijo que representantes de la HEPS se reunieron con funcionarios del Ministerio que les aseguraron que volverían al antiguo sistema. Sin embargo, la Reserva negó que esto vaya a ocurrir.
Mientras, la enfermera del Centro de Salud Najembe no tiene alternativa cuando se queda sin medicamentos. Solamente puede prescribir a sus pacientes fármacos contra el paludismo y esperar que tengan el dinero para comprarlos por su cuenta.