El informe de la Confederación Sindical Internacional (CSI) sobre violaciones de los derechos sindicales en el mundo muestra un cuadro de asesinatos, represión de gobiernos y empleadores y penurias económicas para los asalariados, con aumento de desempleo, pobreza e inseguridad.
La CSI distribuyó este miércoles 8 su compilación anual de los abusos contra los derechos de los trabajadores que se perpetraron en 143 países en 2010 y causaron la muerte de 90 personas (49 de ellas en Colombia) por su dedicación a actividades sindicales legítimas.
Por las mismas razones, otras 75 personas recibieron amenazas de muerte en ese período. Al menos 2.500 sindicalistas fueron detenidos y unos 5.000 despedidos de su empleo.
A raíz de esos datos, la central obrera deduce que los sindicatos de muchos países soportan "la más severa represión" de gobiernos y empleadores.
En todo el mundo se asiste a una continua erosión de los derechos de sindicalización y negociación colectiva, dos elementos básicos de la protección de los trabajadores.
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El informe destina secciones especiales a describir y analizar "los cambios trascendentales" que ocurren en el mundo árabe tras las movilizaciones populares en defensa de los derechos democráticos, dice.
El texto se ocupa también de las economías más ricas del mundo, en especial de Estados Unidos, donde los ataques a los derechos de sindicalización y de negociación colectiva, identificados en 2009 y en períodos anteriores, "se han intensificado en 2010".
Colombia, con 49 asesinatos de sindicalistas en 2010, figura otra vez como el país más peligroso para quienes profesan la defensa de los trabajadores. Le sigue otra nación latinoamericana, Guatemala, donde fueron abatidos 10 sindicalistas en igual lapso.
El sistema judicial colombiano sigue siendo ineficaz para resolver estos crímenes y castigar a los culpables, subrayó la CSI. Los asesinatos de sindicalistas permanecen impunes, precisó.
Aunque el nuevo gobierno de Juan Manuel Santos, investido en agosto de 2010, pretende tomar en serio los derechos de los trabajadores, las conductas antisindicales siguen siendo fuertes entre los empresarios, sostiene el documento.
Los abusos contra los sindicatos y otras violaciones de derechos humanos en Colombia han impedido hasta ahora la aprobación en el Congreso legislativo de Estados Unidos de un tratado de libre comercio, negociado entre los dos países en 2006.
El canadiense Stephen Benedict, director de derechos humanos y sindicales de la CSI, dijo a IPS que el acuerdo comercial "tal vez va a seguir siendo un riesgo" para los derechos fundamentales de los obreros y "no va a ayudar a mejorar las cosas para las trabajadoras y los trabajadores".
El informe de la central sindical expone la denegación de derechos fundamentales en el trabajo, dominante en Medio Oriente. También responsabiliza a sus gobiernos de haber fracasado en su deber de garantizar empleo decente a millones de personas, especialmente a los jóvenes.
Dos estados de esa región, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, aparecen en el informe junto a Birmania como muestra de países que prohíben totalmente el sindicalismo.
Benedict comentó que la situación sindical varía en el mundo árabe "de país en país". En Siria y Yemen el panorama es muy complicado y muy difícil a la hora del análisis, dijo.
Sin embargo, en Túnez y en Egipto "ya vemos posibilidades reales de una mayor democracia y de que los trabajadores puedan tener una representación verdadera como ellos la sientan necesaria", evaluó.
En Túnez había un gran sindicalismo que mantuvo un papel central en la "Revolución de los Jazmines" y lo sigue desempeñando en el desarrollo de nuevas estructuras y en las elecciones que van a ocurrir, vaticinó.
En cambio, en Egipto había un sindicato muy cercano al gobierno, que está bastante desacreditado. Pedro hay organizaciones independientes que están creciendo de manera acelerada. A veces es difícil, pero un sindicalismo independiente se desarrolla hoy en Egipto, resumió Benedict.
El informe anual de la CSI se preocupa por la situación global. La crisis del empleo, consecuencia de la contracción económica mundial, prosigue en todas las regiones a causa de que los responsables políticos en general no han introducido los cambios necesarios para crear y mantener el empleo, censura.
Los gobiernos han asumido la retórica corporativa de libre mercado a expensas no solo de las familias trabajadoras, sino también de la estabilidad y el futuro de sus propias economías nacionales, apunta la CSI.
La central proclama que la desigualdad social fue un factor determinante a la hora de sumir al mundo en la crisis económica que se desató en 2008 y ahora continúa aumentando, mientras las violaciones de normas laborales fundamentales constituyen la causa primordial de esas inequidades, dijo.
Benedict citó los casos de Grecia y Rumania, donde la clase trabajadora soporta una crisis que ella no empezó, que se inició en el mundo de las finanzas, aseguró.
La salida a esos problemas pasa por el trabajo decente y el desarrollo sostenible, sostuvo. Sin embargo, "¿cómo se aplican esas políticas en un contexto en que la primera medida es acabar con la dimensión social en nuestra sociedad?", se preguntó el dirigente de la CSI.
Por eso, "nuestra pelea hoy es también en parte contra las instituciones financieras internacionales" que, cuando nos encontramos, aceptan la necesidad de mantener el programa social, "pero, al mismo tiempo, con países como Portugal o Grecia, insisten con las políticas opuestas", acusó.
El informe de la CSI se detiene en la explotación de las trabajadoras en las zonas francas y maquilas esparcidas por todo el mundo. Las mujeres son mayoría en esos recintos manufactureros donde los derechos fundamentales de organización sindical y de negociación colectiva no existen, explicó Benedict.
Hay una explotación adicional por el hecho de que allí en gran medida trabajan mujeres, explicó. Tal vez el movimiento sindical mundial no se ha preocupado lo suficiente de la realidad de esas zonas francas, concluyó.
