FINANZAS-CUBA: El microcrédito toca la puerta… pero bajito

El sistema de microcrédito puede llegar a Cuba de la mano de las reformas que esperan por su soporte jurídico y legal para estrenarse en el nuevo escenario surgido del proceso de actualización del modelo económico emprendido por el gobierno de Raúl Castro.

"Hasta hace un año y medio más o menos, de este tema prácticamente no se podía hablar, pero ahora la situación es distinta", confió a IPS un diplomático europeo que prefirió no ser identificado para evitar malos augurios sobre un asunto que tiene sus complejidades en el caso de esta isla caribeña.

"El microcrédito pasó de ser algo casi sacrílego a algo interesante", puntualizó.

A su vez, Juan Diego Ruiz, coordinador general de la Cooperación de España en Cuba, aclaró que la palabra microcrédito no figuraba en el lenguaje cubano y quizás aún en la actualidad no sea la más correcta en este caso.

"Hoy se habla más bien de política crediticia, de crédito para el sector productivo, un tema que está tanto en la calle como en los despachos", señaló a IPS.
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Entre las entidades que han venido a tantear el terreno figura el Instituto Nacional para el Microcrédito de Italia, que organizó un par de visitas a Cuba, en muestra evidente de que el tema de las microfinanzas se abre paso poco a poco en el contexto de proyectos de desarrollo y de apertura al sector privado, en los cuales la cooperación internacional podría jugar un rol importante.

Este tipo de préstamos nació por los años 70 como alternativa de financiamiento para ciudadanos de pocos recursos económicos, que precisan de un capital que genere patrimonio o activos productivos. A diferencia del crédito tradicional, no pide garantías para el otorgamiento, sus montos son relativamente pequeños y los pagos de las cuotas son semanales o quincenales.

Estas diferencias llevan a definir a las instituciones microfinancieras como entidades con altos costos administrativos que son cubiertos por altas tasas de interés que genera su cartera de clientes, compuesta por un gran número de pequeños préstamos a corto plazo, sin garantías, y que se concentran en una reducida área geográfica.

En Cuba existen los créditos en moneda nacional enfocados al consumo, como la compra individual de bienes domésticos, y al sector agropecuario organizado en cooperativas. Pero la estrategia lanzada por el sexto congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) para modernizar el modelo económico prevé ampliar y diversificar las posibilidades en materia de préstamos bancarios.

El programa de 313 puntos, que traza la línea económica y social para los próximos años, aclara que la política crediticia estará dirigida, en lo fundamental, a brindar el apoyo necesario a aquellas actividades que estimulen la producción nacional, generadoras de ingresos en divisas o sustituidoras de importaciones, así como otras que garanticen el desarrollo.

A la vez, desde marzo está aprobada la política bancaria y de créditos para las personas naturales, que incluye, entre otras medidas, otorgar préstamos a los productores agropecuarios para la compra de medios de trabajo e insumos en las unidades de comercio minorista, con el objetivo de elevar la producción de alimentos del país.

Asimismo, conceder créditos a las personas autorizadas a ejercer el trabajo por cuenta propia para financiar el capital de trabajo y las inversiones mediante la compra de bienes, insumos y equipos, y permitir que los cuentapropistas vendan productos y servicios a las entidades estatales, previo contrato entre las partes.

Justamente en estos sectores emergentes, surgidos al calor de la entrega de tierras en usufructo a miles de personas y la ampliación de oficios y actividades para ejercer por "cuenta propia" o de manera privada, es donde el microcrédito podría tener mayor impacto, al menos inicialmente, aunque falta por definir los aspectos legales y jurídicos que regularían el tema crediticio en general.

En estas nuevas formas de gestión no estatal, los préstamos a pequeña escala podrían facilitar el acceso a maquinarias, herramientas, insumos y medios de trabajo, además de fortalecer las capacidades para contratar servicios o mano de obra de una manera estimulante, entre otros eventuales beneficios.

En el cuentapropismo "es donde mejor encaja el microcrédito puro, enfocado al sector individual", comentó a IPS Tomás Marco, responsable en Cuba de desarrollo agropecuario de la Oficina Técnica de Cooperación de España. "Se abre una posibilidad, ni siquiera es una certeza, no se sabe si se va a permitir dar crédito en divisa a un cuentapropista", señaló.

La dualidad monetaria o libre circulación de una moneda nacional (peso) y el peso convertible cubano (CUC), que desde 2004 reemplaza en toda transacción al dólar estadounidense, figura entre los desafíos a vencer también en materia crediticia en un escenario en que no se vislumbra solución a corto plazo para ese fenómeno.

"Otro obstáculo grande es la capacidad de compra. Tú puedes conceder un crédito en divisa a las UBPC (Unidades Básicas de Producción Cooperativa, del sector agropecuario), pero éstas no pueden comprar directamente en divisa. Hay que esperar que los lineamientos se plasmen en normativas, ver como se regulan estos aspectos", indicó Marco.

Rodolfo Hernández, oficial de programa de la Agencia de Cooperación Suiza (Cosude), consideró que el microcrédito podría beneficiar en Cuba "fundamentalmente" a sectores de ingresos medios y bajos, con determinada prioridad para mujeres y jóvenes.

"Sería importante que los créditos se otorguen en ambas monedas, que se creen tiendas y lugares que vendan a nivel municipal y submunicipal, que éstos sean otorgados con un porcentaje de interés que permita por un lado la sostenibilidad del proceso y el pago del servicio de las instituciones que los prestan y, por otro, la accesibilidad de las personas de ingreso medio y bajo", señaló el experto.

En su opinión, los dineros deberían canalizarse a través del Banco de Crédito y Desarrollo o una banca local creada con ese objetivo y por cooperativas de segundo grado (aquellas cuyos socios son otras cooperativas) que alcancen suficiente ingreso para asumir ese compromiso.

Ruiz no descarta que en el contexto de la cooperación internacional, puedan funcionar instrumentos crediticios no comerciales, pero reembolsables. "Existe la oportunidad y la voluntad. En estos meses han venido varias visitas de nuestra sede (Agencia Española de Cooperación Internacional) que han informado sobre la experiencia en materia de crédito, que pudiera tener su cabida acá", comentó.

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