Cumbre forestal despega con reclamos indígenas

Gobernantes de los países con las mayores selvas tropicales del mundo, la Amazonia, el Congo y Borneo-Mekong, están reunidos desde este martes en la capital de la República del Congo buscando un acuerdo sobre el manejo sustentable de los ecosistemas forestales, pero activistas temen que se ignore a las comunidades locales.

Aserradero en un bosque de Malasia.

Crédito: Stephen Codrington/Wikicommons

El anfitrión del encuentro, presidente congoleño Denis Sassou Nguesso, dijo que la cumbre constituye un "paso decisivo" final antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, que tendrá lugar en 2012 en Río de Janeiro.

Según sus organizadores, la cumbre de Brazzaville, que durará una semana, también permitirá reforzar la cooperación Sur-Sur. El ministro congoleño de Ambiente, Henri Djombo, dijo a los periodistas que el objetivo es pedir a todos los países involucrados que formen un bloque único.

Preocupaciones mundiales

Previo a la cumbre, las políticas forestales de varios países ya habían quedado sobre el tapete. En Brasil, tras varias postergaciones, la polémica reforma del Código Forestal vigente desde 1965 fue aprobada en la Cámara de Diputados en la noche del martes 24.
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El mismo día, los ambientalistas José Cláudio Ribeiro da Silva y Maria do Espírito Santo fueron muertos a tiros por atacantes cuyas identidades aún se desconocen. Ambos habían sido amenazados de muerte por su activismo contra la tala ilegal en el norteño estado amazónico brasileño de Pará.

El texto todavía tiene que ser confirmado por el Senado y sancionado por la presidenta Dilma Rousseff. De aprobarse, ampliará la cantidad de bosques amenazados por la deforestación.

La laxitud de las protecciones a los bosques en Brasil tiene lugar cuando datos satelitales revelaron que las pérdidas de bosques en marzo y abril fueron por lo menos cinco veces mayores que durante el mismo periodo del año pasado.

Casi 600 kilómetros cuadrados de bosques fueron destruidos en estos dos meses. Se atribuye el daño a hacendados y cultivadores de soja.

En Indonesia, una moratoria a la emisión de nuevos permisos para despejar bosques entró tardíamente en vigor el 19 de mayo, congelando la propuesta tala o conversión de unos 64 millones de hectáreas de bosques de turba y primarios, según un informe publicado en The Jakarta Globe.

Pero la medida, que incluyó exenciones para permisos ya acordados en principio, ampliación de permisos existentes y proyectos vinculados a la producción de azúcar, arroz o energía, fue criticada por varios activistas.

"Ésta es una amarga desilusión", dijo al periódico Paul Winn, del capítulo Australia-Pacífico de Greenpeace.

"Esto hará poco por proteger los bosques y turbas de Indonesia. Setenta y cinco por ciento de los bosques supuestamente protegidos por esta moratoria ya están protegidos bajo las leyes indonesias existentes, y las numerosas exenciones erosionan aún más todo beneficio ambiental", sostuvo.

Otras filiales de Greenpeace plantearon la preocupación de que la madera certificada como cosechada de modo sustentable por el Forest Stewardship Council en la República del Congo y otros países no cumplan con los estándares requeridos.

Un comunicado de prensa del 27 de mayo citó específicamente a dos empresas que operaban en la República del Congo –Société de Développement Forestier y Congolaise Industrielle des Bois—, por dañar áreas valiosas y por violar derechos humanos en las provincias de Bandundu (occidente) y Equateur (noroccidente).

Priorizar a la gente

Consultada por teléfono, la ministra de Comunicaciones del gobierno provincial de Equateur, Rebecca Ebale-Nguma, dijo haber solicitado a las autoridades de la República Democrática del Congo que aprovecharan la cumbre de Brazaville para tomar nota de los problemas de la población en esta región forestada.

"En Lisala, en Mbandaka y en Basankusu (en el norte de la República Democrática del Congo) por ejemplo, la población, que vive en la pobreza extrema, ve que una tremenda riqueza se va de la provincia bajo la forma de madera", señaló Ebale-Nguma.

"En Equateur hay ciudades enteras sin clínicas o escuelas", agregó.

Djombo, el ministro de Ambiente de la República del Congo, dijo que los 10 países de la cuenca del Congo han trazado un plan de convergencia sobre el manejo de sus ecosistemas forestales.

"Puede haber algunas diferencias, pero éstas no comprometerán el plan general", señaló.

Sin embargo, numerosas organizaciones de la sociedad civil en la cuenca del Congo y más allá creen que la cumbre no tendrá en cuenta los problemas que enfrentan las comunidades forestales y los pueblos indígenas.

"La participación y consulta de las personas afectadas no parece tomarse en serio", dijo Indra van Gisbergen, de la Forest European Resources Network (red de recursos forestales europeos).

"Debe haber un acceso real a la información y campañas de conciencia para estas personas", añadió.

Para Van Gisbergen, la cumbre de Brazzaville tendrá más que ver con la comercialización del carbono que con el bienestar de la población.

"Al leer el proyecto de declaración y el acuerdo de cooperación queda claro que el énfasis está en promover el mercado de carbono y en financiar la reducción de emisiones a través del mercado", dijo a IPS.

En un documento publicado previo a la cumbre, la Congo Basin Network (red de la cuenca del Congo), con sede en Camerún, expresó su indignación en torno a la dirección que plantea el borrador de la declaración.

"Dado que el resultado de esta cumbre será muy influyente, nuestras organizaciones llaman a los jefes de Estado a no dar prioridad al comercio de carbono en relación al proceso de la iniciativa REDD (Reducción de Emisiones de Carbono Causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques)", dijo a IPS Roch Euloge N'zobo, uno de los portavoces de la red.

Maixent Fortuné Hanimbat, otro integrante de esa entidad, señaló que los borradores de documentos no definen con claridad un rol para la sociedad civil en el cumplimiento de las recomendaciones de la cumbre.

Representantes de comunidades pigmeas autóctonas también se quejan. "Nuestra asociación indígena ni siquiera sabe cómo registrarse. Una vez más estaremos presentes, pero no para aportar nuestro punto de vista", dijo Jean Nganga, presidente de la Asociación para la Defensa y la Promoción de los Pueblos Indígenas, con sede en Brazzaville.

"Tal vez seremos la ausencia más significativa de este acontecimiento", opinó.

* Con aportes de Terna Gyuse (Ciudad del Cabo).

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