La ausencia de una política social más abierta y de propuestas que garanticen una verdadera participación ciudadana, son parte de las preocupaciones que rondan el debate previo a la celebración en abril del VI Congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC).
Más de siete millones de personas habían participado hasta el 7 de febrero en las reuniones convocadas por el partido para discutir el "Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución", el documento central del Congreso, informó Marino Murillo Jorge, vicepresidente del Consejo de Ministros.
Al mismo tiempo, en un debate alternativo cada vez más usual en la isla, diversos representantes de la sociedad civil cubana han circulado sus criterios por vías paralelas, como sitios de Internet, blogs, redes sociales y, sobre todo, listados de correo electrónico con una amplia capacidad de multiplicación.
"Lo único que garantiza democracia en una sociedad es la participación popular, y que a esto se le dé la importancia que merece es para mí una gran esperanza para ir en el camino de un socialismo más cercano al que yo me imagino", dijo a IPS Mariela Castro Espín, directora del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual.
Hija del presidente Raúl Castro y de la fallecida luchadora por los derechos de las mujeres Vilma Espín, la sexóloga consideró "muy complejo rediseñar la economía en una situación de crisis y seguir sosteniendo mecanismos de subvención que no pueden abolirse de inmediato porque dejan a la población en una situación de desamparo".
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Aplazado desde 2002, el VI Congreso del Partido Comunista es el primero que se realiza tras el nombramiento de Raúl Castro como presidente, en febrero de 2008.
Fidel Castro, hermano de Raul y líder histórico de la revolución cubana, se alejó del poder desde julio de 2006 por su delicada salud, pero mantiene su cargo como primer secretario del PCC, que la Constitución define como "fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado".
El Congreso de abril sigue al celebrado en 1997, se complementará con una asamblea partidista antes de fin de año y deberá marcar el rumbo de las reformas económicas y estructurales consideradas por autoridades y especialistas como imprescindibles si se quiere preservar el modelo socialista en la isla, muy marcado hasta ahora por una fuerte centralización estatal.
Sobre el debate previo, fuentes consultadas por IPS aseguran que, hasta el momento, buena parte de los planteamientos recogidos en las consultas oficiales se limitan a preocupaciones alrededor de temas coyunturales.
Entre ellos destacan la desaparición paulatina de "la libreta", un sistema de distribución racionada y subvencionada de alimentos vigente desde la década de los años 60, o la iniciada reforma laboral, que prevé despidos masivos.
Según el diario oficial Granma, durante las reuniones previas al Congreso "se han recogido 619.387 propuestas de supresiones, adiciones, modificaciones, dudas y preocupaciones" en torno al proyecto de 32 páginas y, una vez concluido todo el proceso, "se brindará al pueblo una detallada información sobre sus resultados".
"Tenemos muy poco hábito de discusiones verdaderamente profundas y mucho hábito de mando", dijo a IPS el ensayista Fernando Martínez Heredia en referencia a lo que, no pocas personas, siguen considerando como uno de los verdaderos obstáculos a cualquier proceso de debate y de cambio en Cuba.
Sin embargo, el intelectual consideró esperanzadora una intervención del presidente Raúl Castro, a finales de 2010, en la que "planteaba muy duramente la necesidad de discusión de criterios muy diferentes y también la cuestión de que los que tienen responsabilidades respondan a sus obligaciones".
La participación real y el escrutinio ciudadano han sido consideradas parte de las deficiencias históricas del modelo político cubano y ahora, según observadores, aparecen en un escenario cambiante donde la burocracia, afianzada en sus posiciones de poder, representa el principal elemento de resistencia a las transformaciones de fondo que requiere el país.
Para el politólogo Rafael Hernández, "este debate democrático, más allá de las filas del PCC, expresa la voluntad de construir consenso en torno a ese nuevo modelo que se prefigura, no a promover el apoyo antes que la discusión, ni a dictarlo desde arriba, como una verdad revelada, o un mandato supremo e incuestionable".
Hernández considera que entre los principales temas políticos que aborda el proyecto de lineamientos aparecen "la descentralización, la legitimación del sector no estatal, la determinación de hacer valer la ley y el orden constitucional, y la reducción neta del aparato del Estado".
Al mismo tiempo, estima "reveladora" la frecuencia con que algunos conceptos aparecen en la propuesta del Partido Comunista. Mientras "descentralizar" y "descentralizado" se menciona cinco veces y socialismo dos, participación se usa 16 veces, pero solo dos "en el sentido de participación social o ciudadana".
En tanto, la socióloga María Isabel Domínguez, directora del estatal Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, alertó a IPS que "aunque la prioridad de las transformaciones esté en este minuto en lo económico, estas no pueden verse al margen de los procesos sociales y políticos que acompañan y de él se derivan".
Para la investigadora, las directrices económicas deberían acompañarse de un análisis de sus consecuencias en "términos de cambios jurídicos", así como de "impactos sociales y políticos".
La ausencia de una mirada más integradora podría, incluso, obstaculizar "la puesta en práctica de algunas de las intenciones que tienen los lineamientos", dijo Domínguez.
En mensajes distribuidos por correo electrónico, iniciativas ciudadanas como la Cofradía de la Negritud y la Red Protagónica Observatorio Crítico mencionan, además, la necesidad de incluir en cualquier proyecto de país el tema racial, el respeto a la diversidad, las diferencias de género, los retos del cambio climático y el acceso libre a la información.
Un editorial de la católica revista digital Espacio Laical, del Arzobispado de La Habana, asegura que "Cuba ha vivido en los últimos tiempos un proceso creciente de diversificación de las identidades sociales", que ha generado propuestas diversas pero con puntos de contacto que podrían "facilitar el diálogo y el consenso".
Entre los elementos comunes cita "el anhelo de una libertad responsable, el disfrute de todos los derechos tanto individuales como sociales-, la defensa de la soberanía, el despliegue de la iniciativa económica y el diseño de un modelo político capaz de incrementar sistemáticamente las cuotas de participación y protagonismo ciudadano".