Obama y Rousseff estrenan una relación «entre iguales»

Estados Unidos asegura que su relación con Brasil debe ser «entre iguales», en una nueva visión o al menos un nuevo discurso que tendrá oportunidad de afianzarse con la visita que el presidente Barack Obama realiza el fin de semana a este país sudamericano.

Obama y Rousseff en un encuentro en la Casa Blanca, cuando ella era ministra del gobierno de Lula Crédito: Casa Blanca
Obama y Rousseff en un encuentro en la Casa Blanca, cuando ella era ministra del gobierno de Lula Crédito: Casa Blanca
Lo primero que cambia es el discurso y según Clovis Brigagao, director del Centro de Estudios de las Américas, el de Estados Unidos en relación con Brasil ya comenzó a cambiar, antes del primer encuentro oficial de Obama con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, cuando aún no completó tres meses en el poder.

"Las relaciones entre Estados Unidos y Brasil, en cualquier área, deben ser una relación entre iguales y la esfera de esas relaciones es de orden global", subrayó el embajador de Washington ante Brasilia, Thomas Shannon, a la revista local Isto E.

Brigagao destacó a IPS que las bases pragmáticas para el cambio de discurso están en la "Hoja informativa sobre la relación económica entre Estados Unidos y Brasil", divulgada por la Casa Blanca con motivo de la visita de Obama a Brasilia y Río de Janeiro, el sábado 19 y el domingo 20, antes de seguir a Chile y El Salvador.

"Las dos principales economías y democracias del hemisferio occidental comparten una de las relaciones comerciales y económicas más importantes del mundo. Brasil es nuestro décimo socio comercial", cita el documento de la oficina de Obama.
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"Brasil es un protagonista mundial emergente y un importante centro económico", agrega antes de recordar que el producto interno bruto (PIB) del país escaló en 2010 a dos billones de dólares, lo que lo sitúa como la séptima potencia económica mundial y representa 60 por ciento del producto total sudamericano.

"El Banco Central (de Brasil) está preocupado por el excesivo crecimiento (del país). Es un problema que a todos nos gustaría tener", resumió la visión de Washington Charles Shapiro, consejero para las iniciativas económicas en América Latina del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.

Marcos Azambuja, vicepresidente del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales, dijo a IPS que Obama "es un buen vendedor de sí mismo" y sabrá plasmar ese interés durante la visita, para obtener objetivos internos.

Se trata de mostrar a un electorado que se le aleja su capacidad de realizar acuerdos importantes para apuntalar la debilitada economía estadounidense y su popularidad en un país como Brasil, con la mitad de su población afrodescendiente y que "lo recibirá con naturalidad y afecto por su etnia", explicó.

En Río, Obama tendrá actividades inusuales en sus visitas al extranjero, como un gran acto abierto al público en una céntrica plaza de la ciudad, dirigido "al pueblo brasileño", según destacó la embajada estadounidense. También visitará una favela (barrio pobre) y subirá al famoso Cristo Redentor, emblema de la ciudad.

"Tenemos condiciones de renovar la relación con Estados Unidos y elevarla a un nivel de mayor interacción, de cooperación en beneficio mutuo y de orden multipolar, basado en la búsqueda del desarrollo y de soluciones globales", sintetizó el canciller brasileño, Antonio Patriota.

Se trata de una cooperación vinculada a sectores estratégicos.

Con las rebeliones sociales y políticas en países árabes, para Estados Unidos es vital garantizarse fuentes fiables de suministro de petróleo, por ejemplo.

Ante el descubrimiento de Brasil de nuevos yacimientos petrolíferos marinos a altas profundidades, que podrían convertirlo en uno de los principales exportadores mundiales, las compañías estadounidenses están interesadas en participar en este desarrollo, después de haber quedado rezagadas frente a las chinas.

Otro punto de interés es la inversión en sectores de logística, servicios, seguridad e infraestructura con miras a la realización en Brasil del Mundial de Futbol, en el 2014, y de las Olimpíadas, en el 2016.

También hay expectativa en acuerdos en el sector espacial, tras una negociación que se bloqueó en el pasado por la negativa de Estados Unidos a transferir tecnología. Ahora, Brasil espera superar las objeciones, con iniciativas como el lanzamiento de satélites desde su base de Alcántara, en el norte del país.

Brigagado mencionó otro tema de interés común como la venta de aviones caza a la fuerza aérea brasileña. El gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-enero 2011) se comprometió a favorecer a Francia, pero ahora hay indicios de que Rousseff podría cambiar de posición y "seguramente Obama hará su lobby" para ello, dijo.

Tullo Vigévani, de la Universidad Estadual de São Paulo, definió a IPS la nueva relación Brasilia-Washington como "de no sumisión". "Obama sabe que trata con Brasil, un país claramente autónomo", señaló.

Pero puso reservas a un viaje con una agenda que parece "rutinaria". Para Vigévani se mostraría un verdadero cambio en las relaciones bilaterales si, por ejemplo, Obama diese un apoyo explícito a la aspiración brasileña de tener un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como ya lo hizo con Japón e India.

Pero Azambuja no es muy optimista. "Sería una sorpresa agradable pero no lo veo como algo inmediato".

También contribuiría a cambiar el modelo histórico de relación que Estados Unidos elimine las barreras proteccionistas a productos agropecuarios, como jugo de naranja, carne bovina, tabaco y etanol, un combustible obtenido de la caña de azúcar.

Esas barreras, junto a otras causas como la crisis económica estadounidense y la fuerte depreciación del dólar frente a la moneda local, el real, ocasionaron en 2010 un déficit brasileño de 7,8 mil millones de dólares en su comercio con Estados Unidos.

Azambuja subrayó que "los problemas que existen entre Brasil y Estados Unidos son solucionables con la diplomacia presidencial".

En sus 12 horas en Brasilia, Obama y Rousseff sostendrán una entrevista formal con sus asesores y un encuentro privado, en que la pragmática mandataria de izquierda moderada buscará dejar atrás roces diplomáticos y arrancar algún apoyo explícito de su huésped al puesto brasileño al Consejo de Seguridad.

Brigagao citó otras razones para que Brasil abra el primer viaje de Obama a Sudamérica. Además de ser un país determinante en la región, "forma parte de una nueva agenda internacional de (potencias) emergentes", recordó.

En esa condición, "participa activamente en grupos como el G-20 (de 20 grandes países del Norte industrial y el Sur en desarrollo) y el BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que quiere un asiento (permanente) en el Consejo de Seguridad, y participa en asuntos globales conflictivos como Irán y la cuestión nuclear".

En 2010, las relaciones entre Obama y el entonces presidente Lula se deterioraron cuando Brasil y Turquía intentaron mediar para impedir la aplicación de sanciones contra Irán por su programa nuclear. Antes hubo roces por la diferencia de posiciones en torno al golpe cívico militar contra Manuel Zelaya en Honduras, en junio de 2009.

Pero Brigagao aseguró que ambos gobiernos quieren pasar página al respecto. Frente a gobiernos como el de Venezuela, de "un nacionalismo más duro", Brasil es visto por Washington como "una especie de seguridad, un espacio de moderación", que también querría capitalizar a su favor, afirmó

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