La agricultura, ya acosada por sequías, calor excesivo y eventos meteorológicos extremos, debe prepararse para las novedades que traerá el calentamiento de la Tierra en materia de plagas y enfermedades.
En Brasil, el proyecto Impacto del Cambio Climático Global sobre Problemas Fitosanitarios (Climapest) reúne a 134 investigadores de 37 instituciones, dedicados a evaluar posibles efectos y riesgos futuros y a orientar políticas y alternativas de adaptación para esta potencia agrícola sudamericana y mundial.
Los cambios "no necesariamente agravan las enfermedades" agrícolas, el aumento de la temperatura o del gas carbónico pueden favorecer o no la proliferación de ciertos microorganismos, pero es importante prever escenarios futuros ya que "generar soluciones demanda tiempo", explicó Raquel Ghini, líder del proyecto.
Los pequeños problemas de hoy pueden convertirse en causa de grandes pérdidas en las futuras condiciones, advirtió a Tierramérica la agrónoma y fitopatóloga Ghini, del Centro de Medio Ambiente de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa, por sus siglas en portugués).
Los hongos, virus y otros agentes de daños agrícolas están entre los organismos que reaccionan con más rapidez a los cambios, por su corto ciclo de vida y por su capacidad de multiplicarse a gran velocidad.
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El Climapest comenzó en enero de 2009 y tiene un plazo de cuatro años para estudiar 85 problemas fitosanitarios de 16 cultivos, entre ellos productos de gran exportación como el café y la soja, frutales —banano, manzana y uva— además de palma africana y ricino, que empiezan a ganar importancia como materia prima del biodiésel.
Los aspectos a evaluar serán los efectos del aumento del dióxido de carbono atmosférico, de la temperatura y de la radiación ultravioleta B sobre microorganismos, enfermedades, plagas y especies invasoras.
La futura distribución geográfica y temporal de esos enemigos de la productividad agrícola es otro objetivo de las investigaciones.
Por ejemplo, las zonas proclives a la enfermedad que más afecta el rendimiento del banano disminuirán en forma gradual en Brasil —especialmente en la hipótesis más pesimista de aumento de los gases invernadero—, dijo Ghini. Esto se debe a que habrá menos humedad, necesaria para el hongo que la causa, la sigatoka negra (Mycosphaerella fijiensis), explicó.
En cambio, el nematodo Meloidogyne incognita y otra plaga conocida como "bicho-mineiro" (Leucoptera coffeella) se volverán más dañinos para el café, porque el aumento de la temperatura les permitirá tener generaciones más cortas y por tanto una infestación más intensa.
El proyecto está elaborando mapas que indican la evolución geográfica de los enemigos de cada cultivo, según los mejores y peores escenarios climáticos trazados para 2020, 2050 y 2080 a partir de los cinco modelos globales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (conocido por sus siglas en inglés IPCC).
Hacia fines de 2012, el Climapest espera disponer de un conjunto de mapas e informaciones sistematizadas sobre riesgos fitosanitarios, para orientar estrategias de toma de decisión en los distintos sectores, señaló Emília Hamada, segunda de Ghini en el proyecto y encargada de escenarios futuros.
Estos materiales son importantes también para "dirigir investigaciones complementarias" y para el mejoramiento genético destinado a generar resistencia a las plagas y enfermedades más graves, dijo a Tierramérica Hamada, investigadora de Embrapa Medio Ambiente.
Investigar "uno por uno" los principales problemas fitosanitarios de cada cultivo y su evolución de acuerdo con las hipótesis climáticas tiene su complejidad. En general, la temperatura en aumento favorece las plagas, pero puede haber "excepciones si se sobrepasa un límite", observó Hamada.
En el caso del curuqueré (Alabama argillacea), una oruga que ataca el algodón, aún se estudia cómo reacciona al calentamiento, si éste acelera o no sus ciclos vitales y por tanto su reproducción, señaló.
La respuesta a las migraciones y modificaciones de las plagas, enfermedades y especies invasoras será recurrir en primera instancia a los agroquímicos, porque son los productos disponibles, pero "a largo plazo" se debe desarrollar el control biológico, que hace parte de la "nueva cultura" y la tendencia ambiental, reconoció Ghini.
A veces se logran soluciones creativas de "control alternativo", como el uso de leche diluida en agua contra el oídio, una enfermedad provocada por el hongo Sphaerotheca fugilinea. Es un método "más barato que los fungicidas y con la ventaja de que no genera resistencia", destacó.
El hongo es vulnerable a los microorganismos existentes en la leche de vaca, y basta una mezcla de cinco por ciento de ésta y 95 por ciento de agua para evitar la enfermedad que blanquea las hojas de la vid, de las leguminosas y de varios cultivos hortícolas, debilitando a las plantas porque reduce su capacidad de fotosíntesis, explicó Ghini.
El oídio es "la enfermedad del cambio climático": se disemina con el aumento de la temperatura y la menor humedad en las hojas, pero encontró un antídoto muy barato y de fácil acceso, que ya se adoptó en varios países. Además, como no tiene patente, su uso es libre.
La cuestión del clima es una prioridad de Embrapa, un sistema de 42 centros de investigación distribuidos por Brasil que, en sus 37 años de vida, contribuyó en forma decisiva en los rendimientos de este gigante agropecuario, abriendo fronteras para cultivos antes considerados inadecuados al clima tropical, como la soja.
Pero en sus investigaciones falta estudiar el papel de los agrotóxicos en la expansión y proliferación de las plagas, al fomentar la resistencia de hongos y otros microorganismos a los mismos venenos químicos, matizó Jean Marc von der Weid, coordinador de la organización no gubernamental Asesoría y Servicios a Proyectos en Agricultura Alternativa.
Los efectos del clima alterado se presentan en una "naturaleza con desequilibrios provocados por los agrotóxicos" que retroalimentan problemas fitosanitarios, tratados a su vez "con más agrotóxicos", sostuvo el economista y defensor de la agroecología.
El mismo control biológico desarrollado por Embrapa, aunque es bienvenido, "tiene el vicio de volverse un agrotóxico limpio", al introducir nuevos microorganismos en la naturaleza, dijo a Tierramérica. "La mejor prevención es mantener el equilibrio natural, que reduce riesgos y daños", concluyó.
* Publicado originalmente el 24 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.