Oposición egipcia cuestiona hipocresía de Washington

La ofensiva del gobierno egipcio contra la oposición sigue a todo vapor cuando se acercan las elecciones parlamentarias del 28 de este mes, mientras Estados Unidos elogia a su socio regional.

Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, con el canciller egipcio Aboul Gheit, el 10 de este mes. Crédito: Michael Gross/Departamento de Estado
Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, con el canciller egipcio Aboul Gheit, el 10 de este mes. Crédito: Michael Gross/Departamento de Estado
La secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Hillary Rodham Clinton, dijo la semana pasada que la "asociación" entre ambos países es "un hito de la estabilidad y la seguridad en Medio Oriente y más allá".

En el ejemplo más reciente de una campaña generalizada de represión de los medios de comunicación, Kareem Nabil, un bloguero egipcio que pasó cuatro años en prisión, fue detenido y golpeado en la sede de la agencia egipcia de inteligencia en Alejandría, según el Comité para la Protección de los Periodistas y la Red Árabe para la Información sobre los Derechos Humanos.

A Nabil lo habían liberado de la prisión de Burj al-Arab el 6 de este mes. Posteriormente, oficiales de seguridad lo volvieron a arrestar en Alejandría sin que mediaran cargos.

Estudiante de la estatal y religiosa Universidad Al-Azhar de El Cairo, Nabil fue condenado en 2006 por un tribunal de Alejandría por insultar al Islam y al presidente Hosni Mubarak, a quien llamó dictador.
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Organizaciones de derechos humanos vieron al nuevo arresto de Nabil como "otro clavo en el ataúd de la democracia egipcia", en palabras de una figura de la oposición que pidió no ser nombrada.

Los esfuerzos del gobierno por sofocar la oposición al gobernante Partido Democrático Nacional (NDP) han incluido despedir al editor de un influyente periódico, revocar licencias de canales de televisión, arrestar a blogueros, cambiar las normas que rigen los eslóganes políticos e inventar infracciones para descalificar a los candidatos de la oposición y así impedirles postularse.

Mientras continuaba la campaña del gobierno, Clinton recibió el día 10 al ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, Ahmed Aboul Gheit, y al jefe de inteligencia de ese país, Omar Suleiman. Gheit confirmó que él y Clinton no hablaron sobre las inminentes elecciones.

El gobierno del presidente estadounidense Barack Obama recibe cada vez más críticas, tanto de conservadores como de liberales, por no ser suficientemente convincente al manifestarse públicamente sobre las elecciones parlamentarias y las presidenciales que tendrán lugar a continuación.

Conservadores y neoconservadores urgente a Obama a reinstaurar los programas de "construcción de la democracia" que implementó el gobierno de George W. Bush (2001-2009), su antecesor. Pero parecen estar mucho más preocupados por el hecho de que Egipto siga siendo "mediador" en las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.

Los liberales presionan para que la Casa Blanca condene inequívocamente la renovación de las leyes egipcias "de emergencia", que datan de hace 30 años, así como el acoso a las instituciones políticas e individuos de la oposición.

Hosni Mubarak, de 82 años y en el poder desde 1981, prometió a Estados Unidos que revocaría las leyes de emergencia, que confieren a los servicios de seguridad de Egipto el derecho irrestricto de detener y arrestar a personas sin que medie el debido proceso o una evaluación judicial.

El gobierno de Obama ha sido muy categórico en relación a las leyes de emergencia, cuya renovación ve como una promesa incumplida. También ha condenado públicamente el asesinato, en junio, del bloguero Khaled Saeed, a quien sacaron a rastras de un cibercafé y mataron a golpes en la calle. Poco antes, Saeed había publicado un vídeo en Internet donde exponía la corrupción policial.

Defensores de los derechos humanos denuncian que el gobierno ha secuestrado a blogueros y activistas que operan desde Internet. Y que estos fueron torturados y encarcelados hasta que las heridas desaparecieron, para que no hubiera evidencias de los abusos.

Uno de esos defensores, Hossam Bahgat, dijo a IPS que los programas de construcción de la democracia sólo pueden ser efectivos si son adoptados por poblaciones autóctonas que viven y trabajan en un país o comunidad, y no si se los imponen.

Bahgat lidera la organización sin fines de lucro Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales (EIPR, por sus siglas en inglés), que ganó una demanda presentada contra el Ministerio del Interior en representación de la minoría Baha'i de Egipto, que a menudo es objeto de violencia y discriminación.

Ahora los egipcios pueden obtener documentos oficiales sin revelar sus convicciones religiosas ni ser obligados a identificarse como musulmanes, cristianos o judíos.

El régimen de Mubarak ha sido criticado durante muchos años por lo que los opositores llaman una campaña nacional de persecución y discriminación contra los coptos del país. Estos son cristianos que constituyen alrededor de cinco por ciento de la población egipcia.

Desde una perspectiva estadounidense, pese a la diplomacia exhibida durante la visita a Clinton, es probable que Egipto continúe siendo blanco del desprecio de liberales y conservadores.

Pero ningún extremo del espectro político cree que Washington pueda influir en las inminentes elecciones egipcias, para las cuales los propios votantes están mal informados.

El activista Bahey el-din Hassan, director del Instituto de El Cairo para los Estudios sobre Derechos Humanos, escribió que "el resultado de las elecciones ya ha sido determinado: todo lo que queda es el anuncio oficial de los resultados después del 28 de noviembre, a favor del gobernante Partido Democrático Nacional".

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