América Latina y el Caribe están dando pasos decisivos para controlar el tabaquismo con leyes para sostener ambientes libres de humo, prohibición de publicidad o imágenes de advertencia en los paquetes de cigarrillos.
Pero hay un grupo rezagado de países, entre ellos Argentina, que pese a tener un organizado movimiento de la sociedad civil, no consigue arrancar compromisos legales al Estado.
"Mientras toda la región avanza, Argentina está a la cola en materia de control de tabaco", dijo a IPS la médica Verónica Schoj, directora en este país de la no gubernamental Fundación Interamericana del Corazón (FIC).
A instancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estima en más de cinco millones las muertes anuales por efecto del tabaquismo, se adoptó en 2003 el Convenio Marco para el Control del Tabaco.
En América Latina, 26 países lo ratificaron y aplican mediante leyes y decretos. Argentina no sólo no lo ha ratificado: el Congreso legislativo frena todos los proyectos en esa dirección.
La evaluación del grado de cumplimiento nacional de estos compromisos cobró relevancia esta semana, al comenzar la Cuarta Conferencia de las Partes del Convenio Marco de la OMS, que por primera vez se celebra en América.
La reunión se inicio este lunes 15 en la ciudad turística uruguaya de Punta del Este y culminará el sábado 20.
"Se eligió Uruguay porque es uno de los países de la región que más avanzó en el control del tabaco, pero Argentina no asiste sino como observadora, porque está muy rezagada", explicó Schoj.
La FIC es una de las 400 organizaciones no gubernamentales argentinas que abogan por políticas de control del tabaco, y es responsable del primer reporte de la sociedad civil latinoamericana sobre avances y retrocesos en la materia.
El informe "Convenio Marco para el Control del Tabaco, desafíos para América Latina y el Caribe. Reporte de la Sociedad Civil 2010" recoge información brindada por organizaciones no gubernamentales de 20 países. El estudio revela que en octubre de este año los países que no habían ratificado el convenio eran —además de Argentina—, Cuba, El Salvador, Haití, San Cristóbal y Nevis y San Vicente y las Granadinas, mientras República Dominicana ni siquiera lo firmó.
Los demás estados culminaron el proceso de ratificaciones y sancionaron normas de control. Doce países adoptaron las imágenes de advertencia sobre riesgos para la salud en los paquetes de cigarrillos, entre ellos Brasil, Chile, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.
También fueron eliminados de los envases mensajes engañosos como los que sugieren que el cigarrillo es "bajo en nicotina" o "light" (suave).
Hay además nueve países que dispusieron crear ambientes 100 por ciento libres de humo, para evitar la exposición de personas no fumadoras, entre ellos Colombia, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.
En los países donde no fue posible sancionar una norma nacional, se aprobaron restricciones locales, como en Brasil, México y Venezuela.
Este lunes, en la reunión de Punta del Este, la coalición Global Smokefree Partnership (Asociación Mundial Libre de Humo), coordinada por la Sociedad Estadounidense del Cáncer, sostuvo en un informe que América Latina lidera el proceso hacia ambientes sin humo de tabaco.
Respecto de la publicidad, sólo dos países impusieron la prohibición completa sugerida por el convenio: Colombia y Panamá. Y seis lo hicieron con excepciones en sitios de venta, en Internet o en campañas de promoción o patrocinio.
El reporte advierte de los riesgos que implica dejar esos resquicios, dado que se advierte un incremento, por ejemplo, de la publicidad a través de mensajes de telefonía móvil a jóvenes o en sitios de venta.
En general, los países adoptan políticas para elevar los precios y los impuestos al tabaco. La mayoría van en esa dirección, pero hay algunos con mayores logros como Panamá, donde el precio subió más de 100 por ciento en tres años.
También hubo progresos en hacer frente a la interferencia de la industria tabacalera en las negociaciones sobre política de control del tabaco
En este punto, los más progresistas son Honduras y Colombia, que prohibieron por completo a representantes de la industria intervenir en audiencias o mesas de negociación para la adopción de políticas vinculadas al tabaquismo.
Pero los gobiernos también encuentran obstáculos. En Guatemala, Paraguay y Uruguay, por ejemplo, el Estado enfrenta demandas judiciales de la industria por la presunta inconstitucionalidad de las leyes antitabaco.
Desde que Argentina firmó el convenio, en 2003, la presión del sector tabacalero sobre legisladores de provincias productoras de tabaco impidió su ratificación.
Como una salida de compromiso, el Senado aprobó en agosto un proyecto de ley de control que Schoj consideró "un buen comienzo".
"El convenio es insustituible porque es un instrumento de cooperación internacional que permite controlar la publicidad transfronteriza, pero la ley (argentina) no es mala", dijo.
La iniciativa, que tuvo sanción unánime del Senado, establece ambientes 100 por ciento libres de humo, uso obligatorio de imágenes de advertencia en los paquetes y prohibición total de publicidad, promoción y patrocinio en todo el país.
Sin embargo, desde agosto el proyecto duerme en la Cámara de Diputados, más permeables a las presiones tabacaleras, pero también por falta de voluntad política del bloque gobernante, según la directora de FIC.
Los argumentos de las provincias tabacaleras, que no quieren perder una fuente de ingresos y de empleos, son refutados por la sociedad civil.
Argentina es un importante productor de tabaco, dicen los activistas, pero exporta 80 por ciento de lo que produce, y adoptar el convenio no afectará el negocio ni las fuentes laborales.