Países emergentes tratan de acomodarse en el carro del FMI

La reforma del sistema de gobierno del Fondo Monetario Internacional (FMI) es uno de los asuntos más importantes y discutidos de las reuniones anuales conjuntas que mantiene ese organismo con el Banco Mundial, que finalizarán este fin de semana.

El último episodio del diferendo ocurrió el jueves en la reunión del Grupo de los 24 (G-24) países en desarrollo y emergentes, realizada en Washington, tras la cual comunicaron su voluntad de cambiar las cuotas de votos asignadas a los miembros en la junta directiva de la institución.

"El reequilibrio debe reflejar la rápida evolución del peso de los estados en la economía mundial", reza el comunicado del G-24. La legitimidad, la relevancia y la efectividad del FMI dependen de cómo atienda "el desequilibrio de voz y de representación".

La composición de la junta directiva del FMI y la cantidad de votos asignados a los países representados se remonta a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y refleja el equilibrio de fuerzas de la época.

Pero con el surgimiento de Brasil, China, India, entre otros, como potencias emergentes aumentaron los pedidos para equilibrar el peso de los miembros en las operaciones cotidianas del organismo.
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Los reclamos finalmente vieron la luz en agosto, cuando Estados Unidos bloqueó una propuesta como forma de reclamar más votos para las economías emergentes en la junta directiva del FMI, lo que reforzó la importancia del tema entre las cuestiones a discutir este fin de semana.

El FMI está a favor de que los países en desarrollo tengan más influencia. Europa se ve presionada para ceder asientos y votos. Los países de ese continente tienen un tercio de los escaños de la junta, pese a representar una porción cada vez menor en la economía mundial.

Las naciones en desarrollo deben "salir al rescate" de la economía global y levantar a los países avanzados tras la crisis financiera internacional, desatada en Estados Unidos en 2008, concluye un libro publicado por el Banco Mundial la semana pasada.

"El mundo en desarrollo se vuelve el motor de la economía global", declaró el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick la semana pasada.

"De la mano de los mercados emergentes, las naciones en desarrollo representan la mitad del crecimiento global y encabezan la recuperación del comercio mundial", añadió.

Bélgica y Holanda tienen juntos más votos que China, en tanto Brasil e India tienen cada uno menos que los pequeños países europeos.

Brasil, de hecho, tiene la misma cantidad de votos que España, y menos de la mitad de los asignados a Canadá e Italia.

Europa tiene nueve asientos en la junta y África sólo dos.

"Dotar a África de un tercer asiento ayudará a la institución a cumplir su propósito en el siglo XXI", señaló Elizabeth Stuart, de Oxfam. "La reforma del FMI es una confrontación entre lo viejo y lo nuevo. Es hora de que la vieja guardia se haga a un lado", añadió.

Originalmente, la junta directiva del FMI tenía 20 asientos. Para mantener el cuerpo con 24 miembros, como ahora, hay que confirmar su composición cada dos años con 85 por ciento de los votos. Pero Estados Unidos, que tiene alrededor de 17 por ciento de votos, puede vetar la propuesta, lo que hizo en agosto.

Sin acuerdo, la junta perderá cuatro miembros a fines de este mes.

La reforma dio pie a una escalada para reformar la junta, lo que "obliga a los países europeos, que tienen nueve de los 24 asientos, a ceder algunos o ver cómo Argentina, Brasil o India y 23 naciones africanas pierden al estado que los representa", señaló Soren Ambrose, de la organización ActionAid.

La Unión Europea presentó un plan a fines de la semana pasada, en el que propone agregar dos grupos de países adicionales, integrados por las economías emergentes. Pero las reacciones no fueron entusiastas.

Lo más probable es que los países europeos pierdan asientos y que disminuya la necesidad de tener una mayoría de 85 por ciento, retirando el poder de veto a Estados Unidos.

Otro aspecto a reformar es la práctica, no oficial, de que el presidente del Banco Mundial sea de Estados Unidos y el director gerente del FMI, de Europa. Así, la designación de altos cargos será más transparente y seguirá un proceso equitativo.

Resta por ver qué se logra cambiar.

"Es importante reformar el sistema de gobierno y creo que la idea fue aceptada", señaló el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, en una conferencia de prensa realizada el jueves.

"Todo el mundo coincide en que debe desaparecer el acuerdo entre Estados Unidos y Europa para dirigir las dos instituciones. La cuestión es cómo implementar el cambio", añadió.

La organización no gubernamental Proyecto Bretton Woods, con sede en Londres, es crítica respecto del éxito posible de las propuestas de reforma que están sobre la mesa, en alusión a una iniciativa presentada en julio por el FMI y en agosto por un grupo de trabajo del G-20 que otorga menos de tres por ciento de los votos a los países en desarrollo que tienen menor representación, una proporción inferior al cinco por ciento prometido por la institución al término de su reunión anual de 2009.

También existe el "peligro real de que el cambio prometido en las cuotas asignadas en la junta directiva del FMI se un traspaso de poder de un grupo de países emergentes a otro", indicó Stuart.

Un funcionario del Departamento del Tesoro (ministerio de Hacienda) de Estados Unidos dijo el martes al Dow Jones Newswires que no cree que este fin de semana se logre un compromiso. Es posible que se alcance uno en la cumbre del G-20 que se realizará en noviembre en Seúl, apuntó.

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