Expertos de EEUU reclaman nueva estrategia para Afganistán

Especialistas en política exterior reclaman al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que reconsidere su estrategia contra la insurgencia en Afganistán frente al aumento de muertes de soldados de este país y a las crecientes denuncias de corrupción que pesan sobre Kabul.

Los ambiciosos planes para reconstruir Afganistán cuestan demasiada sangre y dinero a Estados Unidos, señala el informe divulgado el miércoles por el grupo de estudio Afganistan Study Group, que llamó a acelerar el cronograma de reducción de efectivos estadounidenses. También pidió redoblar los esfuerzos para encontrar una solución negociada con el movimiento islamista Talibán.

Las conclusiones del Afganistan Study Group coinciden mucho con el último estudio divulgado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), divulgado el martes en Londres.

"El aumento de efectivos alcanzó su máximo y comienza a disminuir, pero es necesario que las potencias extranjeras adopten una política de contención y disuasión para lidiar con el terrorismo internacional procedente de la frontera entre Afganistán y Pakistán", indicó John Chipman, director general del IISS, al presentar el informe anual.

Ambos estudios se dieron a conocer en un contexto de gran escepticismo del público estadounidense y de sus socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
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Canadá y Holanda retiraron hace poco sus efectivos de Afganistán.

La guerra insume unos 100.000 millones de dólares al año a los ciudadanos de este país y a principios de este verano boreal se volvió el conflicto más prolongado que haya mantenido este país al cumplir nueve años y superar al de Vietnam.

Dos de cada tres entrevistados para un estudio realizado por la cadena estadounidense de noticias CNN creen que Washington "no está ganando" la guerra. La mitad de los encuestados dijeron que era imposible ganarla.

Además, 68 por ciento de los consultados para una encuesta realizada por The Wall Street Journal y NBC, en agosto, dijeron tener "menos confianza" en que la guerra "concluya con éxito", más que el 58 por ciento registrado en diciembre de 2009.

Sólo 23 por ciento de los entrevistados dijeron tener "mayor confianza". La visión negativa se relaciona con el malestar por la situación económica y el apoyo de las dos grandes agrupaciones, el opositor Partido Republicano y el gobernante Demócrata, para que se reduzca el enorme déficit fiscal, en el que 100.000 millones de dólares no es una cifra menor.

La gran cantidad de víctimas también contribuye a que la gente piense que la guerra no vale el costo que implica. Este año murieron 331 efectivos, por encima del máximo registrado en 2009 de 317.

Las denuncias casi diarias de corrupción en el gobierno del presidente de Afganistán, Hamid Karzai, convencieron a muchas personas, entre ellas especialistas en política exterior e integrantes conservadores del Partido Republicano, de que Washington no tiene los aliados locales necesarios como para llevar adelante la estrategia de contrainsurgencia (COIN, por sus siglas en inglés).

El estudio "A New Way Forward: Rethinking U.S. Strategy in Afghanistan" ("Una nueva forma de avanzar: reconsiderando la estrategia de Estados Unidos en Afganistán") parece destinado a instalar el debate sobre la política de Washington en la campaña para las elecciones de mitad de periodo y antes de la revisión formal de la COIN que hará el gobierno en diciembre.

Obama aumentó la cantidad de efectivos en Afganistán, de los 35.000 que había cuando asumió en enero de 2009 a los 100.000 que hay ahora, a instancias del Pentágono, sede del Departamento (ministerio) de Defensa y del general David Petraeus, designado en junio y responsable de la COIN de Iraq.

El presidente prometió comenzar la retirada de soldados en julio de 2011, pero no se especificó un cronograma, lo que genera discusiones en el ámbito local.

"No se alcanzará la paz en Afganistán mediante la fuerza", señala el informe del Afganistan Study Group, citando al ex canciller Henry Kissinger.

"Mantener una prolongada guerra contra la insurgencia ayuda más al Talibán a reclutar gente que a desmantelarlo, a propagar el conflicto hacia Pakistán, unificar grupos que podrían estar peleados entre sí, poner en riesgo la salud de la economía de Estados Unidos e impedir que Washington se concentre en otros asuntos importantes", añade la institución.

"Creamos enemigos más rápido que amigos", indicó Paul Pillar, responsable de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para Medio Oriente y Asia meridional entre 2000 y 2005.

Los autores del estudio proponen una estrategia de cinco puntos para "acelerar el proceso de paz, descentralizar el poder en Afganistán e impulsar el equilibrio de poder entre los principales partidos". Además sugiere intensificar los esfuerzos diplomáticos con sus vecinos para "garantizar la neutralidad afgana y la estabilidad regional" y encabezar un esfuerzo internacional para desarrollar la economía de ese país.

Obama debe "atenerse a su promesa de comenzar el retiro de las fuerzas estadounidenses en verano de 2011, y si es posible antes", recomienda el Afganistan Study Group, integrado por personas de todo el espectro político local, pero con mayor peso de los llamados realistas.

"Las fuerzas de Estados Unidos deben disminuir al mínimo que permita impedir atrocidades en materia de derechos humanos, resistir la expansión del Talibán y mantener operaciones antiterroristas", añade.

Se debe mantener la capacidad necesaria para "perseguir combatientes de Al Qaeda en la región que pretendan reubicarse o construir nuevas instalaciones", señala el informe.

La red extremista "ya no tiene una presencia significativa en Afganistán. Sólo hay unos 400 integrantes incondicionales en la frontera con Pakistán, la mayoría escondidos en el noreste de ese país", añade.

Además de Pillar, el estudio fue suscrito por Steve Clemons, director del programa de seguridad de Estados Unidos de la New America Foundación, W. Patrick Lang, especialista en Medio Oriente y Asia meridional y funcionario de la Agencia de Inteligencia para Defensa del Pentágono en los años 90, Selig Harrison, experto en Afganistán del Centro de Política Internacional y Stephen Walt, académico de la Universidad de Harvard y figura destacada de la Facultad de Relaciones Internacionales.

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