El Mercosur se consolida como principal productor mundial de carne vacuna, con 40 por ciento del mercado internacional. Pero mientras Brasil, Paraguay y Uruguay crecen en producción y exportaciones, Argentina, el tradicional país del asado, va quedando rezagado.
Un informe del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, elaborado en base a datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, indica que crece en Asia el consumo de carne vacuna, lo cual encuentra al bloque sudamericano, salvo Argentina, en la mejor posición para aumentar sus ventas.
"La recuperación económica en Asia ha sido más fuerte de lo esperado e impulsará compradores claves como Corea del Sur, Hong Kong y Japón, mientras que las importaciones rusas también aumentaron por mayor demanda", sostiene la investigación.
En ese marco, "Brasil, Paraguay y Uruguay se beneficiarán del impulso ruso y de la continua baja de las exportaciones argentinas".
Según el estudio, estos cuatro países fundadores y miembros plenos del Mercosur (Mercado Común del Sur) serán responsables de 40 por ciento del mercado mundial de carne vacuna este año, al sumar 2.895 millones de toneladas.
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Brasil es hoy el segundo productor mundial de carne vacuna, detrás de Estados Unidos, y se consolidó en el primer lugar en cuanto a las exportaciones, con 25 por ciento del volumen total. Uruguay quedará este año séptimo en ese ranking de ventas externas, superando por primera vez a Argentina en esta materia y desplazándola al octavo escalón, según las proyecciones.
Paraguay tampoco se queda atrás. Este año se calcula que exportará 280.000 toneladas de carne vacuna, un volumen que lo coloca noveno en el mundo en esta actividad.
¿Qué pasó con Argentina que en 2004 exportaba 770.000 toneladas de carne bovina y ahora no llega a 380.000? Productores y analistas locales lo atribuyen principalmente a la pérdida de rentabilidad y a las restricciones que el gobierno aplica a las exportaciones desde 2006, en un intento, muchas veces frustrado, por mantener precios estables en el mercado doméstico.
También se culpan por esta merma, aunque en menor medida, a la sequía que afectó el país en 2008 y 2009 y a la gran expansión de los cultivos de soja, hoy el principal producto de exportación de Argentina.
El ingeniero agrónomo Fernando Vilella, director del programa Agronegocios y Alimentos de la estatal Universidad de Buenos Aires, explicó a IPS que en los últimos años la política ganadera benefició más a los comercializadores de carne en desmedro de los ganaderos, que perdieron rentabilidad.
"El sector más castigado fue el de pequeños y medianos productores de terneros", señaló. Además de la pérdida de animales por la sequía, la caída de rentabilidad llevó a los ganaderos a sacrificar hembras, bajando así la oferta a la industria de la carne local, con el consecuente aumento notable de precios al público que deriva, a su vez, en una gran merma de consumo por habitante.
En este marco, la soja es el único cultivo que tiene rentabilidad asegurada, a pesar de ser el que recibe la mayor carga de impuestos a la exportación. Por eso, muchos productores ganaderos se vuelcan a esa oleaginosa, destinando grandes extensiones de tierras incluso a costa del trigo o del maíz.
"La sequía es responsable de una caída de 10 por ciento en la producción, el resto es la política de carnes del gobierno", opinó, por su parte, Arturo Llavallol, representante local de la Organización Permanente Internacional de la Carne (OPIC) y miembro de la Sociedad Rural Argentina, la tradicional y poderosa organización que reúne a los grandes terratenientes.
El declive es corroborado en parte por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, al informar que la cantidad de vacunos se redujo 15 por ciento entre marzo de 2008 e igual mes de este año, al pasar de 57,5 millones a 48,9 millones de animales. En 1977 pastaban en suelo argentino unos 61 millones de bovinos.
"Los costos suben y, como la actividad se vuelve inviable, los productores liquidan hembras que son las fábricas de carne", describió Llavallol a IPS.
Lamentó que esto ocurra en un momento en que se prevé que Asia incremente el consumo. Al menos para este país será difícil responder a una mayor demanda.
Argentina no pudo cumplir este año con su parte de la llamada cuota Hillton, el cupo de carne bovina de alta calidad que permite la Unión Europea ingresar a su mercado desde 1979.
Este país tiene asignadas 28.000 toneladas sobre las 60.000 permitidas, la mayor porción de la cuota, pero este año sólo entregó 18.000 toneladas, debido a que se demoraron las entregas de las licencias de exportación necesarias para concretar las ventas externas hacia Europa, acusó Llavallol.
"Además de cierres temporarios de exportaciones, (el gobierno) retarda certificados de exportación y así los frigoríficos (procesadores de carne) no pueden cumplir", remarcó Vilella.
El ganadero agregó que para mantener la producción no se debe faenar más de 45 por ciento de las vacas, pero actualmente van al matadero 60 por ciento. Y esto, a mediano plazo, repercute en una merma mayor de la actividad, apuntó.
Ese retroceso de Argentina llevó a que Uruguay, con un territorio 15 veces más pequeño, la superara tanto en cantidad de exportaciones como en el volumen de consumo interno por persona.
Uruguay pasará a ocupar el primer lugar en el mundo en la escala de consumo local con 58,2 kilogramos de carne vacuna al año por habitante, mientras que Argentina quedará segunda con 56,7 kilos, según el uruguayo Instituto Nacional de Carnes (INAC).
Los factores que empujan la producción y las exportaciones de su país fueron explicados a IPS por el presidente del INAC, Alfredo Fratti, en charla telefónica desde la ciudad china de Shanghai, donde por estos días promociona los cortes de carne uruguaya en el estand de la feria internacional 2010.
"Antes, el riesgo para el productor eran las subas y bajas del precio, ahora, quizás porque logramos diversificar los mercados, hay un potencial de demanda muy grande y el precio internacional se mantiene ascendente en dólares desde 2004", destacó.
Uruguay exporta 80 por ciento de lo que produce, pero no desestima su consumo interno para el que siempre reserva cortes a precios atenuados.
"El mercado local se lleva 20 por ciento de la producción, y lo consideramos como el principal destino de las ventas", remarcó Fratti. Aún en períodos de precios altos, donde la demanda externa es grande, buscamos un equilibrio para no desatender ese consumo, explicó.
Entre las medidas adoptadas se cuentan rebaja de impuestos y un pacto de precios entre el gobierno y las cámaras de expendedores para dos o tres cortes de menor calidad.
En paralelo a la mayor demanda interna, Uruguay aumentó sus exportaciones de carne bovina de la mano de una ampliación de los destinos hasta completar 110 países, incluyendo China, Rusia y la Unión Europea.