ECONOMÍA-ÁFRICA: Optimismo que suscita dudas

África va rumbo a un futuro económico brillante, sostienen los franceses Jean-Michel Severino y Olivier Ray en el libro «Le temps de l'Afrique» («El tiempo de África»).

África subsahariana ha comenzado el nuevo milenio en circunstancias económicas y sociales mucho mejores de las que se presumía, señalan.

Severino fue, hasta abril, director de la estatal Agencia Francesa de Desarrollo.

Para apoyar su tesis de que África se dirige raudamente a una era de prosperidad, como señaló en una entrevista, él y su coautor utilizan los datos más recientes, mostrando un rápido crecimiento económico, grandes inversiones y una reducción de la pobreza.

"La visión que en Europa tenemos de África, la de un continente congelado en la pobreza y las enfermedades, simplemente es errónea", declaró Severino.
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"Por el contrario, actualmente África subsahariana es una región de gran crecimiento económico, con numerosas oportunidades empresariales", dijo.

"África subsahariana es ahora un tren de alta velocidad que se dirige a toda prisa hacia la abundancia y la prosperidad", sostuvo.

Severino recordó que desde el inicio del siglo, la economía subsahariana "creció un promedio anual de 5,5 por ciento, contra apenas 1,35 por ciento en la eurozona".

También citó un estudio de la Agencia Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos difundido en febrero, según el cual la pobreza africana "está decayendo rápidamente".

La investigación de la Agencia, realizada por el economista Xavier Sala-i-Martin y su asistente Maxim Pinkovskiy, pronosticó que, "de continuar la tendencia actual, se logrará el objetivo de desarrollo del milenio de reducir a la mitad la proporción de personas con ingresos menores de un dólar al día" para 2015.

"No estamos albergando ilusiones peligrosas sobre África", dijo Severino a IPS.

Todos los indicadores regionales, desde el crecimiento demográfico a las inversiones extranjeras, pasando por la urbanización y la participación en el comercio internacional, asistido por la estabilidad política, apoyan la tesis de que África avanza hacia la prosperidad.

Severino explicó que la evolución demográfica en la región actualmente está marcada por una caída simultánea de la natalidad y un aumento más moderado de la población.

"Para el año 2050, África tendrá unos 2.000 millones de habitantes, 60 por ciento de los cuales vivirán en ciudades", dijo Severino.

"Históricamente, esa combinación de urbanización y crecimiento demográfico siempre condujo al desarrollo, al mejorar la productividad, crear grandes mercados y estimular la demanda interna, con efectos positivos para las áreas rurales", agregó.

Severino llama a esto "el dividendo demográfico" y lo suma a las considerables mejoras de las finanzas estatales africanas, debidas a la enorme cancelación de la deuda externa y a aumentos en los ingresos por la vía tributaria.

También las inversiones, tanto públicas como privadas, han aumentado de modo constante desde mediados de los años 90.

Por otro lado, África "explota menos de siete por ciento de su potencial hidroeléctrico", y "también dispone de un gran potencial energético en viento, sol, biomasa y otras fuentes renovables", que prácticamente no se han aprovechado, dijo Severino.

También consideró que el aumento de las inversiones de China y sus vínculos con África subsahariana como otro indicador que avala la tesis del despegue económico de la región.

Al mismo tiempo, Severino observó que no hay un solo modelo económico africano, estrictamente hablando. "Pero hay varios factores en común, como estabilidad política, finanzas públicas sanas, inversiones en infraestructura y proporciones relativamente altas de ahorros e inversiones", dijo.

Severino advirtió que el cambio climático constituye una gran amenaza para África, perjudicando la agricultura, aumentando la deforestación y disparando los costos de la mitigación.

Algunos analistas franceses elogiaron "Le temps de l'Afrique", señalando que es "el libro más apasionado sobre África publicado (en Francia) en los últimos años", y que "ofrece un punto de vista innovador" sobre el continente.

Otros adoptaron una posición más crítica sobre el optimismo de esta obra.

Bakary Traoré, investigador del Centro del Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, lamentó que el libro "no se refiera a las consecuencias de la crisis económica mundial sobre el desarrollo africano, ni al desafío de la juventud desconcertada, que continúa sufriendo el déficit educativo".

De modo similar, Traoré señaló que la "ausencia de un Estado de bienestar y un debate político inadecuado permiten que la religión juegue un rol crucial en cuestiones públicas que van más allá de su función puramente confesional".

Estos asuntos no son discutidos en "Le temps de l'Afrique", sostuvo.

Según Traoré, el análisis de Severino brinda "una lectura actualizada de los cambios que tienen lugar en África", pero tanto él como Ray "ignoran cuestiones esenciales" como "la permanente crisis de la educación, el manejo del estratégico mercado agrícola, el uso de los ahorros y los recursos fiscales de la región, y la calidad de la seguridad social".

Todos estos factores deben analizarse en profundidad para concebir "políticas públicas sólidas que puedan transformar el impulso actual de la región en una fuerza estable que guíe el desarrollo africano", dijo Traoré.

El libro se publicó en marzo en París y su edición en inglés está prevista para 2011.

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