«Cuando el tiempo comienza a cambiar, nadie lo puede detener», sentenció un personaje de «El canto del pozo ciego», un proyecto teatral que trajo nuevos aires a los intercambios culturales entre Cuba y Estados Unidos, casi inexistentes en la primera década de este siglo XXI.
"El teatro cubano desea la interacción cultural con artistas de Estados Unidos", explicó a IPS vía correo electrónico el director artístico de la obra, Jorge Luis Cacheiro, cubano-estadounidense que en los últimos 10 años ha trabajado a favor de tender puentes culturales entre ambos países.
Asimismo, "las fundaciones, organizaciones culturales y universidades estadounidenses, incluido el teatro, están ahora preparados para apoyar la interacción cultural con Cuba", agregó Cacheiro, quien viajó a la isla en julio para el estreno de la obra.
La presentación de "El canto del pozo ciego", en cartelera este verano boreal en la sala habanera Rita Montaner, es el resultado de la primera cooperación teatral entre artistas de esta isla caribeña y Estados Unidos, desde el rompimiento de las relaciones diplomáticas en 1961.
En esos casi 50 años, los acercamientos en el campo de las artes tuvieron sus altas y bajas. Los mejores momentos se identifican con el mandato en Estados Unidos de Jimmy Carter (1977-1981) y parte del de Bill Clinton (1993-2001), mientras el cierre absoluto se registró durante la pasada presidencia de George W. Bush (2001-2009).
"En teatro no se había abierto esa puerta", aseveró a IPS la cubana Lilian Susel Zaldívar, asesora de la puesta en escena del drama escrito por Jorge Ignacio Cortiñas, un estadounidense de padres cubanos.
"Es importantísimo que se haya logrado como un hecho social y político, independientemente del hecho artístico", opinó Zaldívar.
Asumir su verdadera identidad, que canta desde el fondo de un pozo, consume al adolescente Reiderico, que vive en un lugar recóndito, de donde nadie puede salir y fuertes tormentas acechan. Cuba sólo resuena en ese ambiente insular y en las ansias de sus personajes de cruzar el horizonte.
Como una de las tantas obras de la compañía Rita Montaner se promociona "El canto del pozo ciego", y sólo en su programa, que se entrega a los asistentes a la función, puede leerse que "marca un acontecimiento en el teatro cubano" por ser la colaboración inaugural con Estados Unidos después de un conflicto de casi 50 años.
El proyecto comenzó en 1999 y ya en 2002 Cacheiro y Gerardo Fulleda León, director de la compañía teatral cubana Rita Montaner, tenían la aprobación del Ministerio de Cultura y la obra, inspirada en la primera novela del cubano Reinaldo Arenas (1943-1990) y exponente del teatro contemporáneo estadounidense.
Pero los tiempos no eran propicios. "En la época de Bush se dijo que no. ¡Hacer teatro norteamericano en Cuba!, recordó en conversación con IPS Fulleda León, uno de los principales impulsores del intercambio, quien ahora se muestra optimista de cara a futuros acercamientos con colegas estadounidenses.
El estreno en La Habana de "El canto del pozo ciego", a comienzos de julio, coincidió con el viaje a Estados Unidos de las compañías de teatro cubanas Buendía y El Público, que se presentaron en festivales desarrollados en Miami y Chicago.
"Señales de ruptura del bloqueo en el ámbito cultural", según Fulleda León, a las que se les suman las giras en Estados Unidos de artistas cubanos como la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, y los trovadores Carlos Varela y Silvio Rodríguez.
Artistas y representantes de la cultura estadounidense han empezado también un proceso de retorno a la isla. Quizás, el caso más significativo fue el programa de tres conciertos realizado a comienzos de julio por el Coro de los Alumnos de Yale, una agrupación de más de 200 graduados de esa universidad neoyorquina.
"En el ámbito cubano, no sé si la gente se da cuenta del significado de lo que está pasando. Aquí mismo, en el propio grupo, había reservas. Importancia tiene, pero todavía no se siente", lamentó el director teatral, tras recordar que la principal repercusión de la puesta ha sido en medios periodísticos extranjeros.
Pero los realizadores de "El canto del pozo ciego" fueron más allá de aprovechar las incipientes señales de apertura al propiciar la primera producción teatral en Cuba entre organizaciones de los dos países, el intercambio entre creadores de ambas latitudes, y acercamiento del público cubano a la diversidad de su diáspora en Estados Unidos.
"Entre 2000-2008, las instituciones estadounidenses tenían sus manos atadas a la hora de tratar con Cuba", dijo Cacheiro.
Sin embargo, el proyecto logró el apoyo de Theatre Communications Group, Fundación Andrew Mellon y la Oficina de Educación Global de la Universidad Estatal de Montclair, además de instituciones cubanas como la compañía Rita Montaner, del Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el Instituto Superior de Artes.
Para Fulleda León, estamos ante un caso muy peculiar: "el autor es estadounidense, pero de padres cubanos y ha hecho su obra no dentro del ámbito de Miami, sino en el mundo neoyorquino. Al igual que el escritor de la obra, que se fue a los 4 años, es profesor en una universidad y hace puestas en escena en Broadway".