Jamaiquinas atrapadas entre la policía y la lealtad a jefe narco

«Tengo miedo, estoy traumatizada», sollozó Marsha al recordar la violencia que explotó en West Kingston el mes pasado, cuando policías y soldados jamaiquinos perseguían a Christopher «Dudus» Coke, jefe de una de las bandas delictivas más notorias del continente americano.

Mujeres manifestando a favor de "Nací en el vecindario de Tivoli Gardens en 1976", dijo Marsha a IPS. "No he vivido en otro lugar. Perdí amigos cercanos. Vi (a la policía) matar a tres hombres frente a mis ojos. Quiero que el mundo sepa que esto fue una pesadilla", agregó.

Pero se negó a dar su verdadero nombre y no dejó de hablar en susurros. "No quiero que los soldados o la policía me escuchen. Podría meterme en problemas", explicó.

Los hechos a los que se refería comenzaron en la mañana del 24 de mayo, cuando una fuerza conjunta de policías y soldados cayó sobre West Kingston con el fin de atrapar a Coke, y terminó tres días después con 73 civiles y tres uniformados muertos.

Apenas días antes, Marsha junto a cientos de otras mujeres se manifestaron vestidas de blanco en las calles de la zona, con carteles hechos a mano, reclamando a las autoridades que dejaran en paz a su héroe, "Dudus" Coke.
[related_articles]
Durante nueve meses, Coke se convirtió en motivo de tensión diplomática entre este país caribeño y Estados Unidos. El año pasado, un gran jurado estadounidense acusó a Coke de conspiración para traficar drogas y armas. El país norteamericano solicitó su extradición para juzgarlo, pero el primer ministro jamaiquino, Bruce Golding, se negó a acoger inicialmente el pedido.

Coke es acusado de liderar la organización Shower Posse, con base en West Kingston, pero con importante presencia en varias ciudades de Estados Unidos y Canadá, insertada en los vecindarios de inmigrantes jamaiquinos, donde se dedica al tráfico de drogas y de armas.

Coke es venerado en Tivoli Gardens, que pertenece al distrito de West Kingston, representado en el Parlamento por Golding. Cuando el primer ministro firmó finalmente la extradición, estalló el pánico, al parecer justificado, de una cacería humana con resultados nefastos para la zona.

Las mujeres de Tivoli Gardens se mantuvieron firmes en su apoyo, asegurando que estaban listas para morir por su hombre, también conocido como el "presidente", del que dicen ha sido su protector y proveedor.

"El presidente educa y permite que las niñas pequeñas caminen libremente por las calles", gritaban las manifestantes. "Dejen en paz a Dudus, es un ciudadano respetuoso de la ley, un pacificador…".

A pesar de la protesta, los hechos tomaron un giro dramático. Ante los reclamos de que renunciara, Golding respondió a la presión pública y anunció la extradición.

Algunos residentes de West Kingston, furiosos, se armaron, acopiaron combustible, bloquearon calles, arrancaron cables de alta tensión y los usaron para armar barricadas, preparándose para un choque con las fuerzas de seguridad.

Los uniformados intercambiaron disparos con hombres armados, que a su vez atacaron estaciones policiales. Durante dos días, las balas perforaban muros y personas. Cuando el humo se aplacó, había decenas de muertos y el blanco, Coke, se había esfumado.

Marsha aseguró que la obligaron a dejar su pequeño apartamento y buscar refugio en la casa de un vecino.

"Había casi 100 personas en esa casa. Rezamos y rezamos, sólo Dios nos mantuvo vivos. Cuando llegaron los soldados, nos insultaron, nos dijeron que si no salíamos, harían volar el edificio", relató.

"Me obligaron a permanecer sentada en el suelo siete horas y media. No podía irme a comprar algo para comer, sólo me dieron agua", continuó.

Mucho de lo que Marsha y otros testigos vivieron en Tivoli Gardens no es nuevo. En la mayoría de las familias hay al menos una persona que ha sido víctima de violencia delictiva. Pero la magnitud de lo ocurrido en mayo fue extrema.

Los policías "hicieron salir a dos hermanos de una casa donde estaban con su madre. Luego llamaron a otro muchacho que vivía al lado. Los pusieron juntos afuera y les dispararon. Dos, de 16 y 17 años, murieron en el acto. El tercero vivió un día más. Como no se moría, ellos mismos lo mataron sin más. Tenía 15 años e iba a la escuela. Yo lo vi", sostuvo Marsha.

¿Y qué pasó con su "protector", Dudus Coke, quien según reportes de prensa escapó de su bastión, dejando a sus seguidores librados a su suerte?

Mientras la búsqueda continúa, las mujeres de Tivoli Gardens siguen colocando a su "presidente" en un pedestal.

"Es un buen hombre", según Marsha. "Dicen tantas mentiras… Yo acuso al primer ministro. Él debió hacerse cargo de esto (la extradición) mejor de lo que lo hizo", agregó.

Las mujeres de Tivoli Gardens están en el "grado más extremo del síndrome de la dependencia femenina, en un estado permanente de opresión del sistema patriarcal que conformó las bases de la institución social, política, económica y religiosa jamaiquina", opinó la feminista Glenda Simms, ex directora de la Oficina de Asuntos de las Mujeres.

Para Yvonne McCalla-Sobers, fundadora del grupo Familias contra el Terrorismo de Estado, el incidente debería convertirse en un despertador para la población femenina de Tivoli Gardens.

"Deberían aprender la lección de la vulnerabilidad", dijo. Deberían razonar así: "No puedo proteger a los hombres de mi familia, fuera o dentro de Tivoli Gardens, de las pandillas o de las fuerzas de seguridad. Los hombres de mi familia tampoco pueden protegerme… Al final, Dudus se protegió a sí mismo y me dejó sola a cargo del desastre que causó", describió.

Mientras, rige el Estado de emergencia decretado por un mes. Golding sostuvo que la seguridad de los jamaiquinos es su prioridad, y que los cuerpos de seguridad seguirán ingresando a las comunidades complicadas en busca de criminales.

Organizaciones de derechos humanos reclaman una investigación imparcial de los hechos, y señalan que hay testimonios creíbles de ejecuciones extrajudiciales perpetradas por la policía.

Para los habitantes de Tivoli Gardens, el legado de Dudus Coke vivirá más allá de su reputación.

"Que digan que vende drogas, mucha gente lo hace. Para mí, aun así hizo mucho bien. Si la gente de Jamaica y de Estados Unidos supiera cuán bueno es, quizás lo dejarían en paz", dijo Marsha.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe