Treinta y cinco años después de la Guerra de Vietnam, un panel conjunto estadounidense-vietnamita aprobó un «plan de acción» por 300 millones de dólares durante 10 años para afrontar el legado sanitario y ambiental del «agente naranja».
Washington, según el panel, debe proveer más asistencia para limpiar las más de dos decenas de sitios en el sur de Vietnam donde la contaminación es particularmente severa y para expandir la atención médica a las personas afectadas por el agente naranja y otros herbicidas con dioxinas.
"Estamos hablando de un gran legado de la Guerra de Vietnam y un tema que irrita las relaciones entre los dos países", señaló Walter Isaacson, co-presidente del grupo binacional y presidente del Aspen Institute, que presentó el plan de acción.
"La limpieza del desastre que hicimos en la Guerra de Vietnam será mucho menos costosa que la del derrame de petróleo de BP (British Petroleum) en el Golfo de México", añadió.
El plan, resultado de tres años de consultas realizadas por el binacional Grupo de Diálogo sobre el Agente Naranja/Dioxinas, auspiciado por Aspen Institute y financiado por la Fundación Ford, es presentado en momentos en que Hanoi y Washington procuran un nuevo enfoque en sus relaciones. Ambos países establecieron vínculos diplomáticos plenos recién en 1995.
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El comercio bilateral creció en forma constante incluso desde antes de ese año, llegando a más de 15.000 millones de dólares el año pasado.
Los otrora enemigos también mejoraron en forma constante sus vínculos militares. Por primera vez desde la guerra, un barco de la Marina estadounidense fue sometido a importantes reparaciones en la bahía de Cam Ranh, que una vez sirvió como puerto más importante para las fuerzas estadounidenses en lo que era el sur vietnamita.
Funcionarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos no ocultaron su deseo de procurar un completo acuerdo con Hanoi que les asegure un acceso regular a esa central marítima.
Pero, como señaló Isaacson, el legado del agente naranja y la falta de una sustancial asistencia de Estados Unidos a Vietnam para erradicarlo son temas que han irritado las relaciones bilaterales, particularmente ante la renuencia de Washington a asumir su responsabilidad.
El año pasado, la Suprema Corte de Estados Unidos puso fin a una batalla legal de cinco años al negarse a escuchar una apelación de demandantes vietnamitas que querían responsabilizar a los principales fabricantes de los químicos, Dow Chemical y Monsanto, por los defectos de nacimiento en niños y niñas supuestamente causados por la exposición al agente naranja.
"Las cuestiones de responsabilidad, toma de conciencia y fiabilidad de la información por mucho tiempo han generado una dura controversia y han estancado la investigación y las acciones para remediar la situación", señaló el grupo, integrado por ciudadanos particulares, científicos y políticos de los dos países. "El tiempo para dudar ya ha pasado".
Entre 1962 y 1971, las fuerzas estadounidenses lanzaron casi 76 millones de litros de agente naranja y otros herbicidas en todo el sur vietnamita y en áreas fronterizas de Camboya y Laos como parte de un esfuerzo para impedir que los insurgentes del Frente Nacional de Liberación de Vietnam (Viet Cong) y las tropas norvietnamitas se escondieran en la densa jungla y procuraran alimentos.
Esos químicos destruyeron unos dos millones de hectáreas de selva —aproximadamente lo mismo que en El Salvador—, y otras 200.000 hectáreas de tierra cultivable, según un informe divulgado junto al plan de acción.
Los contaminantes lanzados superaron hasta 50 veces más la concentración recomendada por los fabricantes para matar plantas.
Casi cinco millones de vietnamitas en esas áreas, así como unos 2,8 millones de militares estadounidenses desplegados allí durante la guerra, pudieron haber estado expuestos a los tóxicos, que el Instituto de Medicina de Estados Unidos relacionó con casos de cáncer, diabetes, enfermedades nerviosas y cardíacas, y defectos de nacimiento.
Además, por ser contaminantes orgánicos persistentes, las dioxinas se degradan muy lentamente en el ambiente y tiene efectos por generaciones.
Según la Cruz Roja, unos tres millones de vietnamitas han sufrido efectos adversos por la exposición al agente naranja y a herbicidas relacionados. Entre estos, alrededor de 150.000 niños y niñas nacieron con serios defectos físicos, como espina bífida.
Investigadores estadounidenses han estudiado el impacto del agente naranja en Vietnam durante 25 años, pero los dos países realizaron su primera conferencia científica conjunta oficial sobre el tema recién en 2002.
En 2007, el Congreso legislativo estadounidense decidió destinar nueve millones de dólares para "reparación ambiental de sitios contaminados con dioxinas en Vietnam", de los cuales se usaron poco más de cuatro millones de dólares.
Ahora, el Congreso considera destinar unos 12 millones adicionales para el año fiscal 2011.
En contraste, la Administración de Veteranos de Guerra de Estados Unidos pagó, solo el año anterior, casi 2.000 millones de dólares a los ex soldados cuyas dificultades de salud actuales se cree podrían estar relacionadas con su exposición a las dioxinas.
El plan de acción llama a invertir 100 millones de dólares en la limpieza de los sitios más contaminados del sur vietnamita, y otros 200 millones en la mejora de los servicios de salud para personas afectadas por el tóxico.
* El blog de Jim Lobe sobre política exterior puede leerse en: http://www.ips.org/blog/jimlobe/