Las mariposas amarillas regresaron, tras terminar la dura temporada seca y abrirse el período lluvioso, al valle donde se asienta Caracas, después de casi tres décadas de ausencia ante el avance de la urbe. El Ministerio del Ambiente aclaró que esta especie de la extensa familia Pieridae no representa peligro alguno para la salud humana.
«Nunca desaparecieron del todo, se localizaban al oriente de la capital, y su regreso en colonias numerosas se debe principalmente a la entrada de fuertes lluvias después de un período de intensa sequía», dijo a Tierramérica el entomólogo Rubén Candia, de la Universidad Central de Venezuela.
La merma de algunos de sus predadores naturales, como pájaros, arañas e insectos, castigados por los incendios de vegetación en los primeros meses del año, puede también explicar la vuelta en las tardes de las tropicales mariposas que retrató Gabriel García Márquez en «Cien años de soledad» como seguidoras de Mauricio Babilonia.