Pese a años de sequía en Kenia, «la señora Kimonyi nunca tiene hambre», dijo el etno-botánico Patrick Mangu. La mujer plantó 57 variedades, entre ellas cereales, legumbres, tubérculos y frutos, en su huerto de una hectárea.
Mangu citó su ejemplo este sábado, Día Internacional de la Diversidad Biológica, cuya celebración oficial se realizó en Nairobi, donde se encuentra la sede del Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA).
Es la diversidad del huerto de la señora Kimonyi lo que genera productos comestibles prácticamente cada día del año, permitiéndole amortiguar los impactos de la sequía, explicó Mangu, quien estudió algunos casos que resultaron tener bastante éxito en esa zona.
"A menudo fueron las variedades locales que plantó las que sobrevivieron mejor a la sequía", agregó.
"¿Acaso es ésta la base para una nueva revolución verde para África? La respuesta es sí", resumió.
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Los países han desatendido demasiado la importancia de la biodiversidad. Por este motivo, hace 18 años se eligió esta fecha para promoverla, pero todavía hay un gran trecho por recorrer, dijo a IPS la directora ejecutiva adjunta del PNUMA, Angela Cropper.
"La biodiversidad es un concepto abstracto, invisible para la mayoría de las personas, aunque sostiene a toda la vida en el planeta", agregó Cropper.
Como primera secretaria ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica, firmado para frenar la pérdida de especies y ecosistemas, Cropper dijo que la educación es clave para el éxito de ese documento.
"Ha llevado mucho tiempo, pero estamos viendo avances" en este sentido, señaló.
La biodiversidad es la suma de todos los seres vivientes y sus interacciones, que abarcan ecosistemas que proveen a la humanidad de alimentos, agua y aire limpios.
En los últimos siglos, los seres humanos han alterado mucho esos procesos naturales a través de la deforestación, la pesca excesiva y, más recientemente, la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero.
A consecuencia, las especies se extinguen 1.000 veces más rápido de lo normal: cada día desaparecen entre 35 y 40.
"Hay una gran brecha en la implementación (del Convenio), por lo tanto el público no está informado", dijo Cropper.
Kenia está perdiendo biodiversidad a un ritmo sin precedentes, y le queda apenas tres por ciento de su cubierta forestal original, dijo el secretario ejecutivo del Convenio, Ahmed Djoghlaf, a los presentes en las celebraciones de este sábado en Nairobi.
Al mismo tiempo, 70 por ciento de las necesidades keniatas de energía para cocinar se satisfacen con leña, señaló Djoghlaf, observando que sin embargo el país ha lanzado un ambicioso esfuerzo nacional de forestación.
El Movimiento Cinturón Verde plantó 45 millones de árboles en Kenia, destacó.
"Éstas son semillas de esperanza, las semillas de nuestro futuro", agregó.
Actualmente la biodiversidad está consagrada en muchas leyes keniatas, y por lo menos 10 por ciento de todas las tierras agrícolas poseen cubierta forestal bajo las nuevas regulaciones, dijo a los delegados el secretario de Agricultura, Wilson Songa.
Al mismo tiempo el país se ha propuesto el objetivo de lograr un crecimiento económico anual de 10 por ciento para 2030, con un sector agrícola moderno y competitivo como componente crucial.
Songa reconoció que eso puede ir en contra de una biodiversidad protegida y potenciada, pero dijo que su cartera se aboca a aumentar la agrobiodiversidad y la agrosilvicultura para aliviar la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria.
En África existe una importante campaña a favor de una "nueva revolución verde", pero quienes la impulsan no piensan en potenciar la agrobiodiversidad, dijo el científico Hans Herren, presidente del Millennium Institute, con sede en Arlington, en el oriental estado estadounidense de Virginia.
Lo que hay es "establecimientos rurales más grandes, más máquinas y más semillas genéticamente modificadas", destacó.
Herren obtuvo el Premio Mundial de la Alimentación en 1995 y se le reconoce haber implementado un programa de control biológico que salvó a la mandioca africana, evitando una crisis alimentaria.
"Garantizar un buen hábitat para las abejas puede aumentar 20 por ciento los rendimientos de los cafetales", dijo Herren a los participantes en los festejos.
Sin embargo, prácticas como el uso de insecticidas y la falta de biodiversidad en torno a esos cultivos significan que hay menos abejas para polinizarlos, planteó.
La transformación que necesita la agricultura africana radica en que los pequeños cultivadores adopten un enfoque multifuncional en relación al agro-ecosistema, dijo.
Ésta fue también una conclusión a la que llegó la Evaluación Internacional del Papel de la Ciencia y la Tecnología Agrícolas en el Desarrollo, que Herren co-dirigió.
Ésta señaló que la mejor esperanza para el futuro son los agro-ecosistemas que asocian la producción alimentaria con medios para asegurarse suministros de agua limpia, preservando la biodiversidad y mejorando el sustento de los pobres.
Pero la Evaluación cuenta con poco reconocimiento entre expertos e institutos agrícolas, que siguen adhiriendo al actual modelo de producción industrial, concluyó Herren.