MUJERES-CHILE: La impronta de Bachelet

Cuando la médica Michelle Bachelet fue elegida como gobernante de Chile en 2005, miles de mujeres hicieron suyo ese logro y festejaron en las calles portando imitaciones de la banda presidencial. Hoy, hombres y mujeres valoran los avances de género, concretos y simbólicos, que ella impulsó.

Michelle Bachelet, requerida por la gente al llegar a un acto Crédito: Alex Ibáñez/Presidencia de Chile
Michelle Bachelet, requerida por la gente al llegar a un acto Crédito: Alex Ibáñez/Presidencia de Chile

La primera mujer presidenta de este país sudamericano de 17 millones de habitantes termina su gestión el 11 de marzo con un histórico 83 por ciento de popularidad, más de lo conseguido por cualquiera de sus antecesores y con pocos antecedentes en el mundo.

Ese día, Bachelet, de la centroizquierdista Concertación de Partidos por la Democracia, en el poder desde el retorno a la democracia en 1990, cerrará un capítulo de la historia política de Chile al traspasar el mando a Sebastián Piñera, electo por la derechista Coalición por el Cambio.

Gracias a su gestión, Chile es el país latinoamericano que más logros puede mostrar en la reunión de representantes de los gobiernos del mundo que comenzó el lunes en Nueva York y que se prolongará hasta el 12 de marzo, para analizar en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer la marcha de los compromisos adquiridos en Beijing hace 15 años.

En septiembre de 1995, se celebró en la capital china la Conferencia Mundial sobre la Mujer, cuya Plataforma de Acción estableció 12 prioridades, una de ellas la de promover la participación femenina en el poder político y en la toma de decisiones.
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Bachelet aparece como el modelo mundial de lo que ese poder en manos de una mujer puede significar para el adelanto de todas las demás.

Los beneficios femeninos de la reforma al sistema previsional de 2008, como una pensión básica para las amas de casa pobres que nunca trabajaron y un bono por cada hijo nacido vivo, figuran entre los principales logros de su gestión p la paridad de género.

Otro legado de esta jefa de Estado socialista, detenida y torturada en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), es el Sistema de Protección Integral a la Primera Infancia, Chile Crece Contigo, que apoya a padres, madres, hijos e hijas desde la gestación hasta los cuatro años de edad.

También se destaca la multiplicación de las salas cunas y los jardines infantiles gratuitos, que facilitan el ingreso femenino al mercado laboral, así como la aprobación de la ley que elimina la brecha salarial entre hombres y mujeres y la que entrega beneficios laborales a las trabajadoras domésticas.

«El gobierno de Bachelet constituyó un eslabón más de los avances que los cuatro gobiernos de la Concertación han realizado en materia de equidad de género» en los últimos 20 años, dijo a TerraViva la politóloga María de los Ángeles Fernández, quien escribe un libro sobre el liderazgo de la mandataria.

Pero, pese a compartir méritos, el aporte de Bachelet, de 59 años, es crucial en diversos planos, apuntó.

«En el simbólico, impactó los modelos de roles de niños y niñas, puesto que su llegada a la Presidencia representa la ampliación del horizonte de posibilidades para las mujeres», analizó Fernández, directora ejecutiva de la Fundación Chile 21.

Asimismo, «a través de su discurso, le dio estatus de política de Estado a los temas de género, que por lo general en América Latina no son políticas públicas de categoría frente a las económicas y de defensa», sostuvo.

«Mi deber es proteger a las mujeres de Chile», es una de las frases de Bachelet que más recuerda Fernández.

Según la politóloga, la mandataria también «visibilizó» a las mujeres a través del criterio paritario que aplicó en la conformación de su gabinete, el cual terminó con cerca de 45 por ciento de ministras, pese a los sucesivos cambios.

Su preocupación quedó en evidencia cuando fue ministra de Salud y de Defensa durante el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006).

«En la cartera de Defensa, uno de sus temas preferidos fue la incorporación de las mujeres en las tareas de las tres ramas» castrenses, recordó.

Algunos políticos y politólogos han explicado su popularidad por su simpatía, espontaneidad y cercanía con la gente. Un dirigente de la oposición derechista la tildó de «ama de casa simpática» y el académico de la Universidad Diego Portales de Chile y de la estadounidense New York University, Patricio Navia, tituló en julio de 2009 una columna de opinión «La cariñocracia de Bachelet».

«El chileno es machista, y al principio la trataron mal por ser mujer y ahora toda la gente la aplaude» porque «se dieron cuenta de que es mujer muy preparada y lo hizo todo bien», dijo a TerraViva Nelson Carrizo, vendedor de flores de 57 años.

Pilar Montoya, secretaria de 43 años y cercana a la derecha, pensó que Bachelet sería incapaz de superar los problemas que se le presentaron en un comienzo, por ser mujer. «Todo nos sorprendimos con el buen gobierno que hizo», dijo a TerraViva esta madre de dos hijos, quien se declaró «orgullosa» de la forma en que representó al país en el extranjero.

Además de revertir el estrepitoso fracaso del plan de transporte capitalino, Transantiago, diseñado en la administración anterior, al inicio de su gobierno debió aplacar históricas protestas estudiantiles y de otros sectores.

Cuando arreciaban las críticas por su supuesto déficit de liderazgo, Bachelet se declaró víctima de «feminicidio político», una especie de asesinato de imagen pública, en alusión al delito que tipifica los crímenes contra las mujeres por razón de género.

Con un estilo horizontal, la mandataria se caracterizó por crear comisiones asesoras con representación de todos los sectores involucrados para agilizar la elaboración de sus políticas públicas.

También se destacó por su ordenado manejo económico, que le permitió ahorrar parte de los recursos obtenidos por el alto precio del cobre, principal producto de exportación chileno, y usarlos para entregar bonos monetarios a las familias más pobres, cuando en 2009 se sintieron en el país los efectos de la crisis financiera mundial.

«Por primera vez, la gran aspiración que tuvieron los movimientos de mujeres en Chile, de ser parte de la agenda pública, se logró con la denominada agenda de género» del gobierno de Bachelet, dijo a TerraViva la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Carmen Andrade.

Para Andrade, la introducción de esta variable transversal en todas las políticas públicas no se explica sólo porque Bachelet sea mujer, sino porque es una «mujer comprometida con los temas de la igualdad social y de género».

La ministra destaca la capacidad de Bachelet para «transformar» los problemas concretos de las personas en «políticas públicas, programas y acciones».

Pese a valorar positivamente su gestión, el movimiento de mujeres ha planteado dos grandes deudas: la falta de una política integral de prevención y atención de la violencia doméstica y sexual y el pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.

Bachelet logró garantizar la entrega gratuita de la píldora anticonceptiva de emergencia a todas las mujeres que la soliciten en los servicios de salud, pero debido a las presiones conservadoras en su propia coalición, nunca incluyó en su programa la despenalización del aborto terapéutico.

Chile es uno de los escasos países en el mundo que criminaliza la interrupción voluntaria del embarazo incluso cuando la vida de la madre corre peligro.

Otros aspectos pendientes son la ampliación de la participación política de las mujeres y la redistribución del poder económico.

«Hoy por primera vez se cruzó la barrera del 40 por ciento de mujeres en el mercado de trabajo, pero las mujeres siguen concentradas en ciertos oficios, que son los peor remunerados, y casi no hay mujeres en los directorios de las empresas», reconoció Andrade.

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